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Presentó su novela más reciente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara

El arte literario permite ordenar el caos y buscar respuestas, dice Rosa Beltrán

El volumen Efectos secundarios es una defensa del humanismo, pensar en la posibilidad de que la literatura sí puede cambiar vidas y la importancia de las palabras, expresa la escritora

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Rosa Beltrán, en la sede de la Dirección de Literatura de la UNAM, en Ciudad Universitaria, durante la entrevista con La JornadaFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de diciembre de 2011, p. 9

Con la convicción de que la literatura sí puede cambiar vidas, la escritora Rosa Beltrán presenta –en su más reciente novela, Efectos secundarios– a un personaje que se refugia en la lectura de los clásicos, en otro mundo, en esa realidad paralela que puede hacerlo olvidar por momentos, aunque al final la vida está hecha de momentos y circunstancias atroces.

A propósito de ese libro que presentó recientemente en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la autora señala: “El volumen es una defensa del humanismo. Es pensar en la posibilidad de que la literatura sí puede cambiar vidas y la importancia de las palabras. Así como hay frases que nos salvan en ciertos momentos de nuestra vida, también existen las que pueden condenarnos y que malograron nuestra existencia como amenazas contra la vida y nuestra integridad, los mensajes de extraordinaria violencia que vivimos todos los días.

Leemos encabezados de periódicos que hablan de cabezas encontradas en todo el país, lo que genera también una forma de vida, un estado del espíritu que no conocíamos en México, es una situación inédita y terrible.

En la novela, explica Rosa Beltrán, el personaje principal habla de los autores clásicos en un lenguaje que a veces nos parece absurdo, lleno de contradicciones, un lenguaje que se acerca al sinsentido de la literatura inglesa y de los europeos de la posguerra, que a través de la posibilidad de salir de la lógica formal y de la escritura racional pudieron encontrar una vía para expresar esta realidad compleja y contradictoria en la que vivimos.

La autora de las novelas La corte de los ilusos, El paraíso que fuimos y Alta infidelidad, considera que estamos invadidos por lenguajes inéditos como las narcomantas, los mensajes del gobierno y de los medios de comunicación en contraposición de lo que pudiéramos llamar la ortopedia de la felicidad presente en los libros de autoayuda.

Rosa Beltrán advierte que los llamados libros de superación producen en los lectores un efecto catastrófico porque los llena de culpa con lenguajes mentirosos y difíciles de conciliar, ya que se contradicen unos a otros.

Efectos secundarios (Random House Mondadori) es una suerte de intervención artística, como la que realizan los pintores, una intervención de la literatura en la que es la propia realidad ese otro libro que todos estamos leyendo y que acaba por intervenir la historia que se narra”, añade la escritora.

La autora, quien recrea en la novela la vida de un presentador de libros, asegura que también en la literatura se puede vivir una realidad contradictoria igual que en la imaginación y el sueño, ya que ese arte aborda experiencias donde es posible ordenar el caos y encontrar o buscar respuestas.

“La posibilidad de vivir otras vidas a través de los personajes, no es algo exclusivo de los autores. Creo que la posibilidad de transformarse y de vivir en otras épocas y otros espacios simultáneamente y ser todo aquello que la vida no nos permite que seamos por distintas razones de travestirnos, la tenemos todos cuando leemos.

Aunque tengamos este cuerpo y vivamos de este cuerpo, al leer es como si hubiéramos llegado a ese ideal del que hablaba Foucault; cuerpo sin cuerpo podemos ser todos, imaginarlo todo y, por tanto, encontrar respuestas que no se nos habían ocurrido y buscar otras formas de expresión para este mundo que ha cambiado, sostiene Rosa Beltrán.

Tiempo para reinventarnos

Los acontecimientos en los meses recientes en el país sirvieron de inspiración a la autora y a través del protagonista muestra que tenemos todo el tiempo para reinventarnos y buscar estrategias para sobrevivir, porque la realidad cambia con demasiada rapidez.

Debemos buscar una vida vivible aun cuando escuchemos y nos conste que estamos viviendo una guerra, que sin embargo se nos dice que no lo es, que sucede en una especie de limbo a pesar de que sabemos que quizá no lleguemos hoy con vida a nuestras casas. Es desquiciante vivir en una ruleta rusa y sin embargo tener que negarla. Mi personaje se niega a esto y escoge cualquier posibilidad antes que el silencio y la negación.

En Efectos secundarios, la narradora aborda las presentaciones de libro, que llevan a los autores a hablar de ellos, pero sin revelar al público su contenido y para ello construyen historias paralelas.

El volumen es un experimento que presenta a la literatura como la única vía de escape a la extrema violencia, y aunque parece que ocurre en otra época, en realidad se refiere a lo que sucede: a los 40 mil desaparecidos, los indocumentados de los que no se vuelve a saber, a las fosas clandestinas con cuerpos que nadie puede identificar y a los jóvenes que salen por la noche y no regresan.