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Crisis en la Eurozona

Si fracasa el euro, fracasa la región, dice la canciller alemana

Europa, en la hora más difícil desde la Segunda Guerra Mundial: Merkel

Los mercados financieros mundiales deben servir a las personas, no al revés

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En Roma, Italia, ante la crisis que se vive en ese país y en algunos otros de Europa, comerciantes ofrecen sus productos a bajo costo para allegarse clientesFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Martes 15 de noviembre de 2011, p. 27

Leipzig, Alemania., 14 de noviembre. Europa debe moverse paulatinamente hacia una unión política, aseguró el lunes la canciller alemana Angela Merkel, quien describió la crisis de deuda soberana de la zona euro como “la hora más dura de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Es tiempo de un un punto de inflexión hacia una Europa, sostuvo al defender una vez más al euro, al que caracterizó como más que una moneda, y advirtió: si fracasa el euro, fracasa Europa. Queremos y vamos a evitar eso.

En un discurso de una hora ante miles de delegados de su conservador Partido Demócrata Cristiano (CDU), Merkel no presentó nuevas ideas para resolver la crisis que ha obligado a rescatar a Grecia, Irlanda y Portugal, y ha generado temores sobre la supervivencia de la zona euro de 17 países; sin embargo, aclaró que Alemania tendrá que hacer más sacrificios.

La canciller federal pidió responsabilidad a los mercados financieros mundiales y subrayó que deben servir a las personas, no al revés. Apostó por perfeccionar la unión económica y monetaria en Europa, y crear sanciones automáticas para los socios del euro que violen el pacto de estabilidad.

El desafío de nuestra generación es terminar lo que empezamos en Europa, y eso es desarrollar, paso a paso, una unión política, dijo Merkel en el congreso de su partido en Leipzig, en el este de Alemania.

Europa está en una de sus horas más difíciles, sino la más difícil, desde la Segunda Guerra Mundial, agregó.

Se suponía que los dos días de encuentro del partido se centrarían en la política educacional, pero desde el principio se ha visto dominado por la crisis de deuda de la eurozona, que no parece amainar pese al nombramiento de nuevos gobiernos tecnócratas en Grecia e Italia.

Merkel, que asumió el cargo en 2005, no se enfrenta a unas elecciones hasta 2013, pero sabe que podría ser otra víctima de la inestabilidad europea si no juega bien sus cartas.

El CDU es el partido de Helmut Kohl, que dirigió a Alemania en su entrada al euro.

Casi 13 años después, muchos conservadores alemanes están incómodos con los rescates a los estados europeos más débiles –financiados por los contribuyentes–, y molestos con las recaídas fiscales de países como Grecia. Además, temen que la crisis pueda comprometer la independencia del Banco Central Europeo.

Algunos miembros del partido creen que todo el proyecto fue un error que ahora debe deshacerse.

Pero Merkel afirma que Alemania tiene una responsabilidad hacia sus socios y es vulnerable si otros estados de la zona euro se ven arrastrados a la crisis, recordando al partido que 60 por ciento de las exportaciones alemanas van a la Unión Europea.

Los problemas irlandeses son problemas eslovacos, los problemas griegos son problemas holandeses y los problemas españoles son problemas nuestros, dijo Merkel. Nuestra responsabilidad no termina en nuestras fronteras, acotó.

Al mismo tiempo, la canciller federal dejó en claro que hay líneas rojas que Alemania no está dispuesta a cruzar, rechazando la idea de los eurobonos conjuntos y otras soluciones rápidas que, según Berlín, restarían incentivos a los estados de la zona euro para tener políticas fiscales responsables.

La parte difícil es que la crisis no se creó de la noche a la mañana, es el resultado de décadas de errores y no podemos resolverla de un golpe. Tenemos un largo, duro camino por delante, indicó.

Merkel está en una posición difícil en el congreso de su partido en Leipzig, que se celebra bajo el lema Por Europa, por Alemania.

Las principales resoluciones de la cúpula del CDU parecen ser dos mensajes aparentemente contradictorios: que Alemania se ha beneficiado enormemente del euro, que debe asumir algunas cargas para salvarlo y estar dispuesta a ceder soberanía a Bruselas, y que debe tratarse con dureza a los estados miembros que infringen las normas fiscales europeas e incluso expulsarlas del bloque.

Ambas visiones forman parte de una estrategia deliberada de Merkel para contrarrestar las posiciones de los partidos rivales, como hizo en su primera legislatura con la política familiar y ambiental, y elevar las opciones de su coalición para 2013, cuando asociarse con el Partido Social Demócrata (SPD) o los Verdes podría ser su única esperanza para conservar el poder.

Desde que se convirtió en canciller hace seis años, Merkel ha supervisado una drástica transformación del CDU que lo ha dejado casi irreconocible del partido de libre mercado y cercano a los negocios que se reunió en la misma Leipzig en 2003.

Entonces, a la canciller se la comparaba a menudo con la dura reformista británica Margaret Thatcher, una comparación que ya no hace nadie tras su brusco giro a la izquierda.

Pero si la crisis de la eurozona estalla antes de las próximas elecciones alemanas, forzando a uno o más países a salir del grupo y golpeando a la economía de la región, entonces es posible que ni siquiera las más astutas maniobras políticas la salven.