Llano Chajnantor, Chile., 3 de octubre. Después de más de una década de desarrollo, el Gran Conjunto de Radiotelescopios de Atacama (ALMA, por sus siglas en inglés), el más ambicioso proyecto de astronomía terrestre, que aún está en construcción en el desierto del norte de Chile, comenzó sus operaciones con la observación, con nitidez inigualable, de dos galaxias en colisión.

La observación fue lograda en una etapa de prueba gracias a 12 de las 66 antenas interconectadas que comprende el megaproyecto, emplazado en el Llano Chajnantor, a unos 5 mil metros de altura, en el desierto de Atacama, cuando faltan dos años para terminar la construcción.

El lugar –de sequedad extrema– ofrece las mejores condiciones para la radioastronomía, que explora el universo por medio de las ondas radiales que emiten galaxias, estrellas y otros cuerpos, no captadas por los telescopios ópticos e infrarrojos, que perciben sólo la luz visible.

A través de densas nubes de polvo y gas

ALMA capta longitudes de onda milimétricas y submilimétricas, unas mil veces más largas que las longitudes de onda de luz visible, lo que le permite ver a través de las densas nubes de polvo cósmico y gas en las que se forman estrellas y planetas, así como objetos muy distantes en el universo.

Hemos esperado mucho tiempo para llegar al punto de que ALMA sea capaz de hacer ciencia. Ha sido un camino largo, pero todas las partes que necesitábamos para construir este telescopio por fin se unieron y ya tenemos los primeros resultados, dijo Richard Hills, jefe de proyectos científicos del conjunto astronómico.

Los resultados son realmente mejores de lo que podíamos esperar. Son perfectamente claros, no hay nada de desorden en los datos; se obtuvieron exactamente tal como esperábamos y muestran qué pasa dentro de esas galaxias que estábamos buscando, agregó Hills.

La primera imagen revelada por ALMA corresponde a las Galaxias de las Antenas, dueto de galaxias en colisión, ubicado en la constelación de Corvus y descubierto en 1785.

Estas observaciones serán vitales para comprender cómo las colisiones de galaxias pueden causar el nacimiento de estrellas. Es sólo un ejemplo de cómo ALMA revela partes del universo que no pueden ser observadas por los telescopios ópticos e infrarrojos, señaló un comunicado oficial de la organización.

Se espera que el proyecto esté finalizado en 2013, cuando las 66 antenas funcionarán como un solo gran telescopio, con resolución 10 veces superior a la del telescopio espacial Hubble.

Hoy, en el Llano Chajnantor, donde la altura dificulta respirar y caminar, están ubicadas 20 antenas, algunas aún por instalar. Sus enormes paneles se mueven de forma coordinada, operados a distancia, en un asombroso espectáculo tecnológico en medio del desierto más árido del mundo.

Cada antena por sí sola es muy precisa, pero todas juntas equivalen a una mucho más grande. Se pueden instalar en un radio de 150 metros, que es muy preciso, o en uno de 15 kilómetros, que equivale a una antena de 15 kilómetros de diámetro. Entonces, logro ver mucho más lejos y con mayor precisión, explicó Martin Mündnich, ingeniero mecánico de esos equipos.

Chajnantor es muy seco y no tenemos humedad en la atmósfera. Para las frecuencias que necesitamos observar, la humedad es lo más problemático, agregó.