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Desconfianza entre árabes y colonos judíos; prevén violencia

Odios y divisiones en la tierra reocupada
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Jóvenes colonos judíos enmascarados de línea dura se enfrentan con pobladores palestinos en la localidad cisjordana de Asira el QbilyaFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de septiembre de 2011, p. 26

Asira el Qbilya, 20 de septiembre. En medio de las acres nubes de gas lacrimógeno que pican los ojos y queman la garganta, tratamos de escapar. Un policía fronterizo armado nos lanzó una tras otra las bombas lacrimógenas, y la fuerza con la que contratacaba no estaba dirigida a quienes comenzaron el incidente.

Colonos judíos adolescentes, muchos de ellos de unos 15 años, encapuchados, según testimonios de palestinos, subieron a la cima de una colina junto a su poblado. Arrojaron piedras contra una gran casa palestina a un lado de la loma durante esta cálida y antes tranquila tarde. Según los habitantes, los jóvenes israelíes derribaron dos o tres árboles de olivos antes de atacar con piedras la aldea. Después retrocedieron y se marcharon.

Para cuando llegamos había un solo vehículo militar todo terreno sobre la colina y tres de la policía fronteriza apostados en la única calle de la aldea, mientras un grupo de unos 20 residentes se reunieron antes con la intención de repeler a los atacantes, que es casi seguro provenían del cercano asentamiento judío de Yitzhar, de línea dura.

Algunos jóvenes palestinos aún arrojaban piedras, sin efecto alguno, en dirección a los soldados que patrullaban a pie la loma.

En cualquiera otra semana los eventos de este martes, dentro de este minúsculo pueblo de agricultores en las montañas rocosas de Nablus, habría sido algo de todos los días, una confrontación sin pormenores en que sólo resultó lesionado un niño palestino de 14 años, Arif Asari, hospitalizado con un golpe en el hombro e intoxicación de gas lacrimógeno.

En efecto, según el maestro local, Alí Mahmoud, los colonos israelíes atacaron por primera vez hace apenas tres semanas, de manera mucho más intensa que hoy. Sin embargo, se pensó entonces que se trataría de un episodio aislado en una zona en que, pese a muchas amenazas de violencia, hasta ahora ha sido una región pacífica de Cisjordania.

El ataque de hoy de alguna manera simboliza lo que hay en el corazón de la diplomacia que se lleva a cabo al más alto nivel a miles de kilómetros de aquí, en Nueva York, donde el presidente palestino Mahmoud Abbas trata de dar, a través de la Organización de Naciones Unidas (ONU), otro incierto paso hacia la consolidación de un Estado palestino. Si dicho Estado existiera, Yitzhar sería visto por la comunidad internacional, incluida Gran Bretaña, como asentamiento ilegal, lo mismo que muchos otras colonias en Nablus, Cisjordania.

Las masivas marchas de colonos previstas para hoy no llegaron, por mucho, a las exageradas expectativas que tenían sus organizadores, que colgaron carteles en que anunciaban que cientos de miles protestarían contra los intentos de nuestros enemigos de instalar un Estado terrorista en el corazón del corazón de la tierra israelí. A la entrada de Ramalá, colonos quemaron una bandera palestina.

A la entrada de la población de Nablus, colonos provenientes de Itamar, donde cinco miembros de una familia fueron asesinados por dos atacantes palestinos no vinculados con algún grupo conocido, a principios de este año, bailaron y cantaron hasta el anochecer. El profesor Mahmoud tenía miedo, especialmente si Israel cumple su amenaza de revirar contra la iniciativa diplomática de Abbas congelando fondos y retirando su cooperación con la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

Todos vemos cómo los acontecimientos empeoran y todo será más grave en el futuro. Todos tienen miedo. Nuestro pueblo ha tenido mucha paciencia, pero la ANP no puede pagar por nuestra seguridad cuando los colonos atacan nuestras aldeas. Es posible que todo termine en una revolución, dijo.

Mientras, el alcalde de Asira el Qbilya, Bassam Umran, no dudaba que el ataque de este martes estuvo relacionado con la propuesta de independencia ante la ONU, y agregó: Los colonos judíos quieren suscitar confusión y provocar la violencia de los palestinos para opacar la propuesta ante Naciones Unidas. Ya pedimos a nuestros pobladores que no respondan a las agresiones y que nuestros contrataques serán muy moderados. Lo indispensable para defendernos.

Noam Sharon, secretario del desaparecido asentamiento judío de Psagot, ubicado sobre una colina con vista completa a la ciudad cisjordana de Ramalá, esperaba que, pese a la mala opinión que tienen de Benjamin Netanyahu los colonos que abandonaron el lugar hace 10 meses por órdenes del gobierno, la próxima semana el primer ministro israelí proteja sus intereses en Nueva York.

Netanyahu tiene muy buenas intenciones y trabaja muy duro, pero temo que cambie de opinión como lo hizo Ariel Sharon (al retirar a los colonos judíos de Gaza en 2005). Le estamos dando la oportunidad. Sabremos en qué condiciones estamos después de esta crisis. El conflicto entre nosotros y los palestinos no terminará pronto. Uno debe ceñirse a sus principios y no ceder ni un centímetro.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca