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La cinta de Julie Delpy, y Milagro, de Hirohazu Kore-eda, las más aplaudidas de la jornada

Le Skylab desata las primeras carcajadas en San Sebastián

Gereon Wetzel pesentó El Bulli: Cooking in Progress

Las razones del corazón es uno de los mejores trabajos que he hecho en mi vida, afirma Arturo Ripstein en el estreno de su filme en la Sección Oficial

 
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de septiembre de 2011, p. 8

San Sebastián, 20 de septiembre. El Festival Internacional de Cine de San Sebastián llegó hoy a su ecuador con dos emotivas y ovacionadas películas sobre la familia: Le Skylab, de la actriz y cineasta francesa Julie Delpy, y Kiseki, del japonés Hirohazu Kore-eda.

El colofón a una jornada que muy probablemente pase al palmarés el próximo sábado llegó de la mano del cineasta sueco Bjorn Runge, quien completa su aclamada trilogía de la liberación (Daybreak, Mouth to Mouth) con el drama Happy End.

Con Le Skylab, Delpy realiza su primera incursión en la comedia contando una historia coral y de tintes autobiográficos, que desató las primeras carcajadas del certamen gracias a un inteligente y aplaudido guión. Convocados por el cumpleaños de la abuela, el buen humor de los hermanos y cuñados se irá viendo alterado por las divergencias ideológicas que salen a relucir y que reflejan el clima social de la Francia de 1979, dos años antes del cambio hacia la izquierda. Todo ello aderezado con el miedo de que el Skylab, la primera estación espacial estadunidense, impactara contra la región.

Me encanta la ciencia (...) y me gustaba la idea de esta espada de Damocles sobre la cabeza, dijo Delpy, quien además de dirigir el filme escribió el guión e interpreta a la liberal madre de la protagonista. A menudo nos preocupan las grandes amenazas, cuando los verdaderos peligros están en la Tierra, sentados a tu misma mesa, añadió.

Mayo del 68 y la revolución sexual

La cineasta y actriz, que debutó con Jean-Luc Godard (Détective), saca a relucir el impacto del mayo del 68 y la revolución sexual, con una mirada especial en la liberación de la mujer.

Pero era una época en la que coincidían mujeres que se comportaban igual que en los años 50 con otras más influidas por los movimientos feministas y estudiantiles, una época aún entre dos épocas. En este sentido, el matrimonio que Delpy y Eric Elmosnino interpretan en Le Skylab está muy inspirado en la familia de Delpy, cuyos padres le permitieron una enorme libertad de pensamiento.

En la aclamada Kiseki (Milagro), los hermanos Koki y Ohshiro Maeda viven separados en ciudades diferentes tras el divorcio de sus padres.

Para poner fin a esa situación, el mayor traza un plan: cuando se inaugure la nueva línea del tren bala hacia el sur, se cruzará con otro shinkansen que circula hacia el norte, y en ese instante se producirá tanta energía que será posible un milagro: juntar de nuevo a sus padres para poder estar con su hermano.

Kore-eda (Tokio, 1962) aborda con ternura, humor y elegancia esa relación fraternal y de anhelos infantiles en esta película agridulce que mereció los elogios de la crítica y se postula ya como firme candidata a la Concha de Oro. Un premio que se le escapó hace tres años, con su magistral Still Walking.

Y, si fuera él quien pudiera pedir un deseo, ¿cuál sería? Mientras filmaba pensaba que en nuestra vida cotidiana hay muchas cosas que olvidamos, pero que son importantes, dijo el cineasta.

Tras el terremoto y el maremoto que devastaron Japón el pasado 11 de marzo, mucha gente perdió esas cosas aparentemente insignificantes. Mi deseo sería recuperar lo que hemos perdido.

La cocina de Ferrán Adrià

En la sección Culinary Zinema, el cineasta alemán Gereon Wetzel pesentó su documental El Bulli: Cooking in Progress.

Si hay una palabra que pueda definir la cocina de Ferrán Adrià y su restaurante El Bulli, considerado por la mayoría de críticos el mejor del mundo, es la magia que convierte lo cotidiano en irreconocible. Ahora, ese secreto sale a la luz en el documental.

Antes de que Adriá anunciara en marzo pasado un paréntesis de dos años, El Bulli abría sus puertas durante seis meses, en la temporada estival, y las volvía a cerrar en invierno para que Adriá y su equipo pudieran trabajar en el siguiente menú. Porque en este restaurante, con tres estrellas Michelín, ningún cliente come lo mismo dos veces.

Foto
La actriz sueca Malin Buska, protagonista de Happy EndFoto Ap

En uno de esos periodos, durante la temporada 2008-2009, la cámara del cineasta alemán Gereon Wetzel se coló entre los fogones de El Bulli durante 15 meses, capturando cada paso del proceso creativo que acaba convirtiéndose en un menú hasta de 35 platos tan sorprendentes como apetecibles.

La primera semana resultó muy difícil, estábamos literalmente perdidos en la cocina, dijo Wetzel, durante la presentación del filme. Quizá la forma de trabajar no sea tan espectacular, pero el resultado es mágico, recuerda a los pintores en su búsqueda de nuevas posibilidades.

¿Qué podemos hacer con un caqui (fruta)?, pregunta Adriá a su jefe de cocina, Oriol Castro. Acto seguido, la maquinaria de esta especie de laboratorio de alquimia situado en la cala Montjoi comienza a desgranar un abanico de sabores y texturas mediante procesos de deshidratación, fritura, tratamiento por vapor o vaciado del aire.

El resultado es fascinante: brotes de pino con miel y cristales de sal, langostinos de té con anémonas de caviar, canapés de jamón y jengibre o una vinagreta helada con mandarinas y aceitunas verdes.

Hay que persistir

El realizador mexicano Arturo Ripstein presentó su película más reciente, Las razones del corazón, en Donostia. Dijo: Me gusta mucho; es uno de los mejores trabajos que he hecho en mi vida, sin duda.

Para Ripstein, sin embargo, no hay muchas expectativas en la competencia en la Sección Oficial. Hay que persistir sin esperanza las expectativas son pasar en la competencia, que eso ya está muy bien. Es grato en última instancia, sostuvo.

Sin embargo, confesó que “al ver otras películas, las buenas, de pronto entran las envidias; a uno le da odio que existan porque están mejores, es una situación frágil al final de cuentas.

Uno se siente muy vulnerable en la competencia, pues uno está a merced de todo lo demás, prosiguió.

Respecto de Las razones del corazón, dijo que no es de manera exacta una adaptación de Madame Bovary, aunque se parece mucho en muchas cosas.

Un lindo guión al final de cuentas

Al referirse a su guionista, Paz Alicia Garciadiego, expuso que un día le dijo que hicieran una película sobre este tema. “Paz tenía recuerdos más o menos claros, pero vagos de Madame Bovary. La había leído cuando era una jovencilla y le dije: no la leas de nuevo, sino escribe de lo que te acuerdes, que puede ser siempre lo más importante; escribe el guión.

Costó mucho trabajo saber cuál era el punto de vista, por dónde andábamos, qué ocurría, cómo nos convencíamos uno al otro, sobre qué era lo mejor posible, y realmente fue un guión muy lindo al final de cuentas. Había que hacerlo con muchísimo cuidado y delicadeza.

Ripstein afirmó que al final, cuando la ve uno, no tiene la menor idea de lo que está haciendo; uno tiene el espejo en la nariz, entonces no hay perspectiva, pero no obstante, con esa salvedad, sí es de lo mejor que he hecho.

Al referirse a las intérpretes de los personajes, puntualizó que Arcelia Ramírez estaba pensada desde el principio y Patricia Reyes Spíndola también, es mi actriz fetiche y siempre pretendo que vaya ella.

Sobre los demás actores, dijo: Fui viendo lentamente quién podía acercarse a la idea que yo tenía del personaje, a la cara que yo le había puesto, y lentamente fui descubriendo quien caminaba por ese trayecto.