Política
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In memoriam

La poesía, su amante secreta; escribió sus primeros versos desde muy joven

La actividad del poeta se concentra en contribuir a la lucha del pueblo, decía
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Tras una conferencia magistral en el auditorio Alfonso Caso de Ciudad Universitaria, José Saramago, premio Nobel 1998, y el filósofo Adolfo Sánchez Vázquez, el 1º de diciembre de 2004Foto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Sábado 9 de julio de 2011, p. 7

Primero que filósofo, poeta. El ejercicio de la poesía es una de las aristas menos conocidas de la obra de Adolfo Sánchez Vázquez, quien escribió sus primeros versos desde la temprana juventud.

Esta actividad se fue diluyendo conforme se intensificaba su acción política, y ya en México, con su dedicación al pensamiento crítico. Sin embargo, esta vertiente creativa fue siempre su amante secreta, como dijo en una entrevista publicada por este diario en el 2005.

Poesía en vela, poesía en guerra y poesía del exilio es como fue catalogada su obra en el libro Poesía, publicado por el Fondo de Cultura Económica y el Centro Cultural de la Generación del 27, en el que el autor describe esa antología como un diálogo con su tiempo: la República española, la guerra civil y su exilio en México desde 1939.

Se trata de una producción breve pues la actividad del poeta se concentra, sobre todo, en hacer la guerra, en contribuir a la lucha del pueblo, apuntó.

Romance de la ley de fugas es el título del primer poema de Sánchez Vázquez, escrito a los 17 años. Entre 1935 y 1936 escribió el libro El pulso ardiendo, durante los meses de espera vigilante y dramática previos al estallido de la guerra civil en su país natal, volumen publicado en México en 1942.

Suma de dos tierras

Los años siguientes, sus versos destilan el dolor del exiliado, la pérdida y la desesperanza, pero al mismo tiempo la suma de dos tierras. Y parece que la poesía calla y da paso a la filosofía, al pensar riguroso de la ética, la estética, el marxismo y los ideales de justicia.

Fue a muy temprana edad, antes de salir trasterrado de España, cuando el filósofo y académico dejó constancia, en cierto modo, de lo que para él eran las funciones de la poesía y del poeta, por lo menos en la España de la guerra civil.

Sostenía que la poesía popular ha de ser poesía de rebeldía cuando asome el filo de la injusticia. El pueblo, sufre. Conoce la atmósfera de luto, de dolor y de sangre que le rodea. Y la poesía ha de estar con él, cantando su dolor, sus horizontes encendidos, su protesta firme.

En el estudio introductorio al libro Incursiones literarias: Adolfo Sánchez Vázquez (UNAM), el catedrático Manuel Aznar Soler reproduce lo escrito en 1936 por el joven creador sobre el sentido popular de la poesía española: “Ahí está el dolor de octubre, los llantos de miles de madres, la agonía de los pulsos atormentados, la gesta de los mineros asturianos llamando a los poetas para interrumpir con fuerza, humanizando la poesía. Ahí está la figura de Aida Lafuente, esperando las voces emocionadas de los poetas populares.

Pero éstos no desertarán. Y los mismos que han registrado vivencias dulces cuando el pueblo aún podía olvidar la sangre de la herida ya abierta, marcharán hoy a su lado, cantando su dolor y su angustia y su protesta encendida.