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Inundaciones: ¿fatales o con culpables?
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a empiezan las lluvias en gran escala y las inundaciones. Incluso, hay una gran cantidad de casas inundadas en partes del estado de México que están dentro de la zona conurbada del valle de México. Luego, también en el Distrito Federal. Digo que empiezan, porque en 2007 llegaron al máximo en octubre y en los primeros días de noviembre. Hay, según el lugar, diferentes causas.

Hay una causa, que no se da en todos lados pero que es muy importante, no sólo por los daños que ha causado, sino porque es de las más viables de evitar: que las plantas hidroeléctricas se usen para generar poca electricidad, para comprar más a las empresas privadas; esto propicia, como ya ha sucedido, que las presas, con lluvias fuertes como las que ha habido, se llenen en exceso, y entonces, abren las compuertas y empeoran las inundaciones que las lluvias puedan haber iniciado. En 2007, por ejemplo, buena parte de la ciudad de Villahermosa, en Tabasco, quedó inundada.

Otras causas son la falta de obras de protección y de excavación del fondo de los ríos para conservar o mejorar su profundidad, incluso dragado. Las inundaciones del año pasado, ya más extendidas a varios estados, fueron el resultado de varias de estas causas. Además, el mal estado del drenaje urbano y la tala inmoderada, que deja que pasen de las costas al interior vientos, lluvia y demás.

En varios casos las inundaciones relativamente recientes son más fuertes que otras anteriores, o éstas no se habían presentado en un buen tiempo. Por eso estamos mencionando varias causas, que una u otra nos explican que las inundaciones tiendan a ser peores. Si el fondo de un río, por ejemplo, ya está más alto por rellenarse de lodo, cabe menos agua y se desborda más, con mayores inundaciones.

Es muy fácil echarles la culpa a elementos naturales. De hecho, el calentamiento global es acelerado por actividad humana. El crecimiento del uso del automóvil, la industrialización en especial de determinadas ramas, etcétera, aumentan la presencia de bióxido de carbono y de otros gases en la atmósfera. Esto eleva la temperatura del planeta, derrite, en varias partes del mundo, más hielo o nieve, y crece el nivel del mar.

Pero, además, están las mencionadas causas de que haya más inundaciones. Y se les puede y debe ir contrarrestando. Vamos a poner ejemplos específicos, algunos ya los hemos mencionado hace tiempo.

El gobierno del estado de Tabasco mandó hacer obras de supuesta protección contra futuras inundaciones. Pero el año pasado se repitieron las inundaciones, se volvieron a abrir las compuertas y hubo más de 130 mil afectados en el estado. El gobernador de la entidad, cuyas obras no pararon las inundaciones, dijo entonces que las últimas cuatro pudieron haberse evitado, si el gobierno federal hubiera antepuesto la seguridad de la población a los intereses de los productores privados de energía eléctrica.

En esos mismos días, el presidente municipal de Juchitán, Oaxaca, dijo: no queremos sólo despensas y cobertores, queremos que se resuelva el problema de fondo, porque cada año nos estamos inundando. Se informó que la presa La Calera, de la Tierra Caliente de Guerrero, está azolvada en 95 por ciento. ¿Cuánta agua le cabría ya, antes de empezar a derramarla?

Se requieren dragas, maquinaria flotante para extraer lo que haya ahí del fondo y devolver la profundidad que permita su funcionamiento a ríos, canales, los vasos de las presas, en especial de las hidroeléctricas. Y éstas deben estar casi vacías, habiendo generado mucha electricidad, al principio de la temporada de lluvias y seguirse vaciando y generando electricidad. Hay que recordar que, también el año pasado, con la parte baja del río Papaloapan en Veracruz, ya inundada por las lluvias, todavía les abrieron las compuertas de las presas Cerro de Oro y Temascal, en la parte más alta del río, y empeoraron aún más las inundaciones.

Tenemos que recordar dos ejemplos, en China, de que sí se pueden prevenir las inundaciones. En muchos lugares las sigue habiendo, pero en estos casos, simplemente, ya no.

Hace 2 mil 300 años, junto a la ciudad de Dujiangyan, provincia de Sichuan, se construyó un sistema para evitar las inundaciones que los habían afectado una y otra vez. También, para un sistema de riego. Claro, entonces no había concreto ni nada así; entonces usaron bambú en forma de tubo, relleno de rocas pequeñas. Y el sistema ahí sigue funcionando, ya le agregaron concreto hace un par de siglos. No sólo eso, se dejó, cuando la construcción, un instructivo labrado en un monumento, para desazolvar periódicamente el fondo del río, principal afluente del Yangtsé; por eso sigue todo eso ahí, hay riego y no hay ya ninguna inundación. En el fondo del río hay unas estatuas enterradas, para que se sepa que, al llegar a las cabezas de las mismas, eso significa que ya se devolvió al río su profundidad natural.

Este sistema hídrico, además, resistió el terremoto de mayo de 2008, el mayor del que se tiene memoria en China, pese a estar muy cerca del epicentro del temblor.

El otro ejemplo es Tres Gargantas. Está en una parte más alta del río Yangtsé, del cual las partes bajas se inundaban cada que llegaba el monzón, aproximadamente cada 10 años. Primero, un gran número de muertos en cada inundación. Luego, aprendieron a evacuarlos rápido, pero los daños seguían siendo enormes: se evaluaron, en la última anegación en 1998, en casi lo mismo que costaría una gigantesca obra que evitara esas inundaciones. Y se hizo. La presa tiene 2 kilómetros de largo, y un espesor del orden de 100 metros, el tamaño de la plancha del Zócalo capitalino. Y tiene un sistema para domar las aguas provocadas por el monzón.

Además de este objetivo original, es la mayor hidroeléctrica del mundo. También mantiene la navegación en este enorme río, e incluso atrae bastante turismo. Al llegar el siguiente monzón en 2008, ya no hubo ninguna inundación en las áreas que rodean el Yangtsé.

Así que sí hay remedios: no dar preferencia a las empresas privadas de electricidad a costa de las víctimas de las inundaciones; llevar a cabo verdaderas obras, no pilas de costales como se ha hecho, ni obras relativamente pequeñas frente al tamaño del río, de la presa, etcétera; dragar el fondo de los ríos, presas, etcétera. Renovación del drenaje y reforestación. Y en los discursos oficiales no se vale echarle la culpa a la naturaleza, ni nada por el estilo, como ha sucedido. Tampoco se vale hablar sin mencionar las anteriores y reiteradas inundaciones. Sí hay culpables en cada caso.