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El autor desentraña el sentimiento desde la visión de personajes de la historia de la filosofía

En nuestra sociedad, el amor es cada vez menos funcional, sostiene Manuel Cruz

La disciplina en Occidente y en la época moderna exilió a las emociones en la literatura, afirma el pensador español, quien con Amo, luego existo... obtuvo el premio Espasa de ensayo

 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de julio de 2011, p. 8

La filosofía occidental moderna exilió al amor, a la sensibilidad y a otras emociones que fueron albergadas por la literatura, señaló Manuel Cruz, autor del libro Amo, luego existo: los filósofos y el amor, galardonado en España con el premio Espasa de ensayo.

A pesar de la aseveración del título, quien no ama sí existe, pero, si me permites la ironía, existe menos. Tiene menos esta sensación de intensidad, de vida apurada, vivida hasta el final, explica Cruz en conversación con La Jornada.

El volumen desentraña el fenómeno amoroso desde el punto de vista de pensadores que lo han vivido y han legado una obra trascendente sobre él: Platón, San Agustín, Baruch Spinoza, Abelardo y Eloísa, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Friedrich Nietzsche y Lou Andreas-Salomé, Martin Heidegger y Hannah Arendt, y Michel Foucault.

Así, la inclusión en el volumen responde a dos criterios: “por un lado, intentar que estuvieran presentes eminentes personalidades de la historia de la filosofía, que han hecho aportaciones acerca del amor; pongamos por caso a Spinoza y Platón; por otro lado, mostrar... la experiencia acerca del amor, porque consideraba que en esa tensión entre experiencia y teoría se jugaba algo importante.

En algunos caso esa tensión es apasionante, en el caso de Sartre y Simone de Beauvoir, y el de Heidegger y Arendt. Estos dos criterios a veces se cumplen a la perfección y en otras dan problemas. Autores insoslayables como Spinoza, que apenas tuvieron una historia amorosa relevante o si la tuvieron, el caso de Platón, apenas la conocemos. De la misma forma, hay filósofos que son muy importantes en la historia del amor, el caso de Abelardo y su pasión con Eloísa, que desde el punto de vista de su aportación filosófica no han sido centrales, pero también tenían que estar.

Considerado en la actualidad como tema menor, no ha sido tratado adecuadamente por la disciplina, que colocaba como prioritarios a la razón y al pensamiento abstracto. En contraste, en la historia de la filosofía occidental –afirma el pensador– hasta que con Descartes se inicia la modernidad, los temas relacionados con sentimientos, emociones y pasiones son considerados en pie de igualdad con cualesquiera otros.

Más tarde, –detalla– se disocian estos tópicos: “los temas relacionados con la sensibilidad, la emoción y los sentimientos son albergados en la literatura. Hay una conferencia que pronunció hace años Milan Kundera, titulada ¿Y si la novela nos abandona?, en la que se refiere a que las grandes novelas occidentales modernas se hicieron cargo de esos temas ‘abandonados por la filosofía’”.

Una nueva visión emerge en el siglo XX, cuando “se busca que la filosofía y el pensamiento aborden estos ámbitos que están exiliados en la literatura, y no es casualidad que tanto en la filosofía como en otras versiones menos rigurosas, como la autoayuda, se hable tanto de inteligencia emocional... Ustedes en México tienen a una eminente filósofa llamada Olbeth Hansberg, que escribió un libro sobre las emociones, publicado en el Fondo de Cultura Económica, resalta el pensador español.

Edmund Husserl es de los primeros que sostienen que la filosofía no debe reducirse a un discurso meramente cientificista, teoricista, abstracto... que también debe abordar dimensiones de experiencia humana, así sienta las bases para que pensadores como Heidegger y Sartre reflexionen en torno al amor.

Sobre la actualidad, el autor reconoce: Tiendo a ser pesimista al respecto; es decir, tengo la sensación de que en nuestra sociedad el amor es crecientemente disfuncional. Pone el ejemplo de uno de los libros más vendidos en España, en el que se desliza “no solamente una crítica al amor sin más, sino que se estaba introduciendo una nueva propuesta, en la que lo que primaba era la ‘autonomía del individuo’”.

Sin enjuiciar esta situación, media, se constata la diferencia entre eso y la concepción más generalizada en nuestra sociedad hasta hace pocos años, cuando se daba por descontado que la mujer y el hombre que terminaran sus días solos en cierto modo encarnaba el fracaso vital... Se daba por descontado que una vida plena es aquella en la que uno ama a alguien.

Semejante modelo de la relación amorosa sería el paradigma de un amor dependiente. Lo cual me hace pensar que el amor en nuestra sociedad es cada vez menos funcional. Se sigue manteniendo una cierta retórica, el amor tiene buena prensa, buena imagen, pero objetivamente es crecientemente disfuncional.

Concluye: el que aparezcan otras formas de entender la relación amorosa es perfectamente posible... Es una cuestión contingente. Estamos en un momento de progresivo debilitamiento del modelo anterior sin que emerja aún un modelo alternativo.