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Los policías Nancy Xóchitl Calva y Julio César Chávez ganan certamen literario

Las personas deben saber que debajo del uniforme hay cerebro y sentimientos

Leer es la madre de la escritura, asevera el galardonado en la categoría de cuento

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Nancy Xóchitl Calva, policía auxiliar, ayer, durante la recepción de los galardones. Atestigua en primer plano, Paloma Sáiz, presidenta de la asociación civil Para Leer en LibertadFoto Guillermo Sologuren
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Julio César Chávez Sánchez, policía auxiliar, ayer, durante la recepción de los galardones. Atestigua en primer plano, Paloma Sáiz, presidenta de la asociación civil Para Leer en LibertadFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Jueves 28 de abril de 2011, p. 6

La vida de Julio César Chávez Sánchez transcurre desde hace nueve años entre el peligro de las calles y el cultivo de la imaginación. Es policía auxiliar en la ciudad de México, lo mismo que Nancy Xóchitl Calva, aunque ésta apenas se incorporó a la agrupación hace un mes y desempeña labores de oficina.

Además de ejercer la misma profesión, ambos comparten una enorme pasión por la lectura y la práctica de la escritura. Ella se inclina por la poesía, mientras él lo hace por el cuento.

Ese es el perfil general de quienes resultaron ganadores, en las categorías de poesía y cuento, respectivamente, del primer certamen Letras azules, organizado por el Centro de Formación de la Policía Auxiliar del Distrito Federal, en colaboración con la asociación civil Para Leer en Libertad, cuya premiación tuvo lugar ayer en la sede de dicho cuerpo policiaco.

Por motivar la imaginación

Entrevistados al término de la ceremonia, en la cual se les entregó a cada quien un cheque por 3 mil pesos, un diploma y una serie de cinco libros, Nancy Xóchitl Calva y Julio César Chávez manifestaron su interés por reivindicar la imagen social que se tiene del policía mexicano como una persona ignorante y corrupta.

Claro que en las diferentes corporaciones hay elementos que se han encargado de desprestigiar a la policía. Pero aquí hay personas muy preparadas y muy brillantes. Es tiempo de que las personas sepan que debajo de nuestro uniforme hay cerebro y sentimientos, destacó la oficial, quien está adscrita a las oficinas del Estado Mayor de la Policía Auxiliar

Por lo general, al policía se le conoce mal y a medias, estamos determinados por muchos prejuicios; se nos circunscribe en un mundo al que muchas veces no pertenecemos. Hay muchos poli-cías con mucha imaginación, sólo falta motivarlos o apasionarlos para que vuelquen eso sobre el papel. No es sencillo, porque a muchos no les gusta leer, ciertamente, y leer es la madre de la escritura, agregó Julio César Chávez.

La de este policía, adscrito al sector 52, en la delegación Cuauhtémoc, es acaso una historia frecuente. En contraste con su compañera, él no determinó dedicarse a esta profesión por amor al uniforme, sino que lo hizo por necesidad, lo cual comentó sin avergonzarse, lo mismo que ocurrió cuando habló de su falta de estudios.

Llegué a la policía por hambre, porque no tenía empleo y acababa de nacer la primera de mis dos hijas. Con la nula preparación que tengo es completamente difícil entrar a otro lado. Pasé un día cualquiera por el centro de capacitación policial y afortunadamente al mes ya era policía, contó.

No me avergüenzo de decir que fui el peor estudiante; cursé cinco años la secundaria y nunca puede alcanzar nada en el área educativa.

Sin embargo, si de algo se enorgullece es de cómo su afición por los libros y la lectura –inclusive lo motivaron a vender su automóvil para poder leer mientras se traslada en el Metro al trabajo–, han sido las puertas de entrada a una forma de vida muy gratificante.

Soy un feliz analfabeta y me vanaglorio de eso, porque toda la literatura que he encontrado y los títulos más impresionantes de los que se puedan hablar en este momento, son mi carta de presentación, aseguró.

Eso me da fe y esperanza. No me ha interesado conseguir un título o diploma, porque ahorita necesito más las letras que un documento; las letras son un vicio muy grande que le recomiendo a cualquiera y que yo he buscado inculcar a mis hijas.

Mientras el poema ganador de Nancy Xóchitl Calva, Mi cuerpo en él, está inspirado en la relación sentimental de una mujer policía con un superior, el cuento de Julio César Chávez, de nombre Bushido, relata la vida cotidiana de un uniformado, que para nada es sencilla.

Es una historia que nos habla acerca de las carencias, los sueños, de los cúmulos de prontuarios que tenemos por laborar en la policía. Nos damos cuenta de que la vida no puede olerse siempre de manera tan agradable, precisó el autor.

Nos habla de cómo hay ciertos sucesos que nos llevan a condicionar nuestras acciones, así como estatutos internos que no respetamos y que en un momento dado nos pasan factura y llegan a dar mal cauce para que actuemos o modifiquemos ciertos comportamientos; al fin, para que actuemos como animales depredadores.