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Marissa Saavedra, Alfonso Borbolla y Mariana Gajá se presentan en el Foro A Poco No

Rancheras revolution invita a despertar el espíritu que en 1910 movió masas

¿Dónde quedó el coraje por defender un ideal?, ¿dónde nuestro orgullo?, son algunas de las preguntas con las que Las Adoradas de Villa asaltarán al público hasta el 26 de este mes

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Como plus y parte de la trama, los corridos: Nos interesa rescatar y revalorar la canción popular mexicana, porque en ella encontramos el medio para cuestionar y comprender nuestro presente, dicen las actrices
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Rancheras revolution es un proyecto de la compañía Una Güera y Una Morena Producciones, con apoyo del gobierno capitalinoFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Lunes 6 de septiembre de 2010, p. 7

No sólo se trata de una mirada lúdica y humorística a la Revolución Mexicana mediante diversas historias y corridos, en la voz de bandidas, soldaderas, rieleras y adelitas, sino de una búsqueda en la memoria colectiva de lo que sucedió hace un siglo y de lo que sucede en la actualidad, como en un juego de espejos.

Es el espectáculo de cabaret Rancheras revolution, que se presenta en el Foro A Poco No (Cuba 49, Centro Histórico, atrás del Teatro de la Ciudad) hasta el día 26 de este mes, de viernes a domingo, como un proyecto de la compañía Una Güera y Una Morena Producciones, con el apoyo del gobierno capitalino.

Como puente entre el pasado y el presente, esas mujeres, interpretadas dentro de las historias por las prófugas de la justicia Las Adoradas de Villa, a su vez interpretadas por Marissa Saavedra y Mariana Gajá, llaman sin rodeos a la crítica, la toma de conciencia y, sobre todo, a despertar en cada uno el espíritu revolucionario hoy menoscabado.

Todos somos la bola, la bola de...

Resuenan en el escenario preguntas de las Adoradas como: “Dónde están los juanes y las adelitas?, ¿Dónde quedó el coraje, la valentía por defender un ideal?, ¿Dónde la capacidad de sacrificar la individualidad por los otros?, ¿Dónde nuestro orgullo, nuestra dignidad?”

Y entonces la Revolución Mexicana, ese amplio, diverso y complejo movimiento social y armado, lleno de claroscuros, pero con grandes dosis de utopía, toma sentido en el pasado y en el presente mexicano, tan necesitado de idealismos y proyectos de país.

Teatro cabaret, teatro político en la mejor tradición, en Rancheras revolution un gran número de personajes femeninos y masculinos, interpretados por igual por las dos actrices y Alfonso Borbolla, asaltan al público del A Poco No, le dicen que “todos somos la bola” (pero de pendejos que se dejan de los abusos del poder) y que Villa sigue vigente.

Muestran a los espectadores que las Adoradas dejaron el movimiento, que mejor hicieron un documental, que tras recibir el Óscar se alejaron de los ideales, que se resquebrajaron –buenas noches, me llamo Valentina y soy alcohólica–, que lucharán y se reconstruirán.

Las Adoradas y los personajes de Borbolla entrevistan, son entrevistados, cuentan anécdotas, situaciones, sucesos, los encarnan, son grotescos conductores o corresponsales de televisión, cantantes, revolucionarios, campesinos. Van y vienen entre el ayer y el hoy.

Y como pegamento y plus y parte de la trama de todo eso, los corridos, los entrañables corridos, acompañadas las Adoradas por los músicos Alonso Borja, Rodrigo Martínez y Sergio Robledo: Yo me muero donde quiera, El mayor de los Dorados, Sol redondo y colorado, La bandida, Marijuana la soldadera, La Joaquinita, Nuestro México febrero 23, La cama de piedra, Golpe por golpe, Carabina 30-30 y La rielera.

Nos interesa rescatar y revalorar la canción popular mexicana, porque en su interpretación encontramos un medio ideal para cuestionar y comprender nuestro presente, dicen Saavedra y Gajá.

Ahora la revolución ya es de otro modo, dicen los personajes. No está mal festejar los 100 años de la Revolución, pero hay que honrar con nuestros actos esa historia. Y agregan de manera contundente: Si vamos a festejar, por lo menos hay que saber qué chingaos festejamos.

Para Saavedra y Gajá, la Revolución no sólo son fechas y batallas ganadas, o un patriotismo vacío. Queremos compartir con el espectador una reflexión en la que ese espíritu que pudo mover masas con la esperanza de encontrar un bien común, sea la razón principal para festejar las batallas de nuestra historia.