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Los organizadores prometieron una gran sorpresa en el Soccer City

Nelson Mandela, la verdadera estrella del Mundial de Sudáfrica

Blatter enfatizó en la necesidad de acabar con el racismo y la discriminación

 
Periódico La Jornada
Viernes 11 de junio de 2010, p. 3

Johannesburgo, 10 de junio. Mil 500 artistas participarán en la ceremonia inaugural de la Copa del Mundo Sudáfrica 2010 en el histórico estadio Soccer City, donde los organizadores prometieron una gran sorpresa.

Más de 15 mil periodistas reproducirán para todo el mundo lo que allí ocurra y se estima que 26 mil 200 millones de espectadores seguirán el torneo en el orbe, pero la verdadera estrella del Mundial será Nelson Mandela, referente de la lucha antiapartheid, líder moral del país y artífice principal de que la máxima cita del balompié llegue por primera vez en 80 años de historia a este continente.

Su fotografía con vistosas ropas tradicionales, bailando y sosteniendo la ansiada copa en 2004 aún adorna innumerables paredes del país. Fue el 15 de mayo cuando el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, abrió el sobre que otorgaba a Sudáfrica la Copa del Mundo para 2010.

El futbol tiene un lugar muy especial en el corazón de las personas. Nos sentimos muy privilegiados de que Sudáfrica haya recibido el honor de organizar el Mundial, dijo después Madiba, como lo llaman cariñosamente.

El político y pacifista siempre vio al deporte como un medio para acercar y reconciliar a blancos y negros. Quince años atrás dio el ejemplo al llegar a la final del Mundial de rugby con la playera de la selección de su país, cuando ese deporte era considerado sólo de blancos y visto con desconfianza por los negros.

A poco de cumplir 92 años, el premio Nobel de la Paz sigue gozando de gran popularidad entre su gente, pero sus apariciones públicas son cada vez menos frecuentes.

Este viernes todos lo esperan en el arranque de la justa mundialista, que se realizará en el estadio Soccer City cargado de historias: fue allí donde Madiba pronunció su primer discurso después de pasar 27 años en la cárcel.

Allí, miles de sudafricanos dieron el último adiós a Chris Hani, líder del Partido Comunista asesinado en 1993, y también allí los Bafana Bafana consiguieron su mayor conquista en el futbol, la Copa África 1996.

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El jugador Matthew Booth posa junto a Nelson MandelaFoto Reuters

En el mismo estadio, llamado la olla mágica porque remite en su diseño a las calabazas utilizadas por tribus sudafricanas para transportar agua, se cierra el círculo.

Remozado con una ambiciosa reforma de 500 millones de dólares será escenario del puntapié inicial de la primera Copa del Mundo de futbol en África y se pondrá fin a seis años de interrogantes sobre la capacidad de ese país para organizarla.

El comité organizador prometió un espectáculo inolvidable de 40 minutos de duración, con participación de artistas locales y del continente, como el célebre jazzista Hugh Masekela, el argelino Khaled y el nigeriano Femi Kuti, dirigidos por el músico Lebo M.

Mientras, se confirmó la asistencia de 20 jefes de Estado africanos, entre ellos Robert Mugabe (Zimbabwe) y Mwai Kibaki (Kenia), así como la del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, y del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Desde la medianoche del jueves se cerraron todas las calles alrededor del estadio Soccer City para crear un área de seguridad. Las puertas para los 84 mil 500 espectadores se abrirán cuatro horas antes de la ceremonia inaugural y está garantizado el lleno total para el juego Sudáfrica-México.

El gobierno local exhortó a la afición a la mesura, al pedir que eviten sonar vuvuzelas (trompetas) durante el himno tricolor.

Por otra parte, durante el congreso anual número 60 de la FIFA, Joseph Blatter cambió sus tradicionales discursos apasionados con tinte electoral por uno centrado en la posibilidad de la entidad de trabajar para erradicar vicios de la sociedad que manchan el deporte.

El directivo de 74 años, quien confirmó que el próximo año se postularía para un cuarto periodo al frente de la entidad, enfatizó en la necesidad de acabar con el racismo y la discriminación, porque uno ya está prácticamente eliminado: el dopaje.