El presidente de la Confederación Nacional Turística (CNT), Miguel Torruco Marqués, criticó que Juan Molinar Horcasitas, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), impulse la fusión de las dos principales aerolíneas del país, Aeroméxico y Mexicana, en lugar de encargarse de crear una política aeronáutica nacional que promueva la competitividad en beneficio de los sectores aéreo, comercial y turístico.

Consideró que la creación de una aerolínea bandera es un negocio que sólo compete a los dueños de las empresas mencionadas y la SCT debe resolver otros asuntos como la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y promover tarifas aéreas competitivas, temas sensibles y prioritarios para lograr reposicionar al sector turístico.

Torruco Marqués descartó que una eventual fusión de Aeroméxico y Mexicana resulte benéfica para las aerolíneas mexicanas, como ha ocurrido en otros países.

Una fusión tiene sentido cuando dos empresas crean sinergia para mejorar y crecer, incrementando su mercado con mayor eficiencia y reduciendo a la vez sus costos fijos para ofertar tarifas más accesibles, pero acotó que en el caso mexicano dicha unión se plantea con el fin de desaparecer líneas aéreas para retornar a un gran monopolio cobijado con el nombre de aerolínea bandera que arrebatará el mercado nacional.

En torno a la política de cielos abiertos, advirtió que ésta se ha llevado a cabo en países desarrollados, cuando el crecimiento de su economía y la generación de empleos implican una fortaleza comercial e industrial.

Si en el corto plazo, alertó, México accede a abrir sus cielos, entonces las aerolíneas extranjeras, principalmente de Estados Unidos, ingresarán al mercado nacional con tarifas bajas, lo cual sería beneficioso, pero una vez que logren quebrar a la competencia nacional, ajustarían los precios a su conveniencia sin dejar opciones a una sociedad afectada por la crisis.

El presidente de la CNT insistió en que se requiere contar con una nueva terminal aérea puesto que la construcción de la Terminal 2 resultó sólo un paliativo, ya que pese a contar con dos pistas, no es posible realizar actividades simultáneas porque están muy cerca una de la otra y con ello se saturan las operaciones y hay demoras de vuelos en cascada.

Demandó asimismo que las terminales concesionadas y las que maneja Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) operen con tarifas más competitivas, porque los derechos aeroportuarios resultan más caros respecto de los que existen en los países con los que México compite en materia turística.

Es preocupante que resulte más caro aterrizar en las terminales aéreas de México que en las de Roma, París, Madrid, Londres, Washington, Nueva York, Toronto, Montreal, San José, Panamá, Lima, Río de Janeiro, Buenos Aires, Santo Domingo o La Habana, entre algunos destinos, por lo que algo anda mal, puntualizó.