Los fotógrafos de La Jornada Alfredo Domínguez y José Carlo González obtuvieron el segundo y tercer lugar, respectivamente, en el 28 Concurso de Fotografía Antropológica que organizan el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) que en esta versión estuvo dedicado a la comida mexicana.

Domínguez participó con una serie de ocho imágenes captadas durante la tradicional matanza de chivos que se realiza en Tehuacán, Puebla, para preparar el mole de cadera.

Se trata de una costumbre que se ejecuta desde hace más de dos siglos en los meses de octubre y noviembre.

Al fotógrafo le llevó tres años de trabajo capturar todo el proceso, pues no fue fácil convencer a los lugareños para que le permitieran documentar su labor: Nunca me imaginé ganar un premio con imágenes relacionadas con la comida, señala Alfredo, quien cubre para este diario la fuente policiaca, aunque luego reflexiona y afirma que fue precisamente su experiencia como fotógrafo de nota roja lo que le facilitó tomar las imágenes en los mataderos poblanos.

No muchas personas se atreven a entrar en ellos, pisar la sangre de los animales y salir todo embarrado; hay que tener carácter para hacerlo, inclusive, para después de ver todo, degustar el mole de cadera, explica.

Las fotografías de Alfredo Domínguez se publicaron en estas páginas en 2005 y quizá son, en opinión de su autor, las últimas que muestran el proceso a la antigüita del sacrificio de chivos, con cuchillos.

Ahora la matanza en más limpia, con pistolas de aire les disparan en el cráneo; es más rápido y se cuelgan sobre tinas para que se desangren.

Celebración por el maíz

Por su parte, José Carlo González fue reconocido por la imágenes que captó en la comunidad nahua de Xalpatláhuac, Guerrero, algunas de las cuales se publicaron en estas páginas el pasado 30 de septiembre.

En esa fecha, con motivo del Día Internacional del Maíz, efeméride de San Miguel Arcángel, la lente de José Carlo mostró la singular celebración: los habitantes de ese poblado suben al cerro Cacalotepec para agradecer las lluvias, que esta temporada tardaron en llegar, y para pedir a las deidades católicas la protección del elote y la cosecha.

El punto de reunión es conocido como Las Cruces; ahí instalan un altar con maíz, pericón y cempasúchil, colocan velas y sobre una mesa cubierta de hojas frescas de palo de encino ofrendan chocolate, pan, mole de cerdo, tortillas, aguardiente y cigarros.

Por la noche, jóvenes de la comunidad realizan una procesión con la figura de San Miguel, y ya en la iglesia mujeres y niños ofrendan el fruto de la cosecha.

Esta historia gráfica forma parte de un amplio y profundo trabajo de investigación que desde hace varios meses realiza José Carlo González alrededor de los rituales agrícolas, con el maíz como protagonista.

A diferencia del trabajo que a diario realizo de reportero gráfico, el cual es muy rápido, esta investigación me permite extenderme y profundizar en un tema. La idea es armar un rompecabezas de los ceremoniales en los pueblos, una cuestión que ha sido ampliamente documentada por antropólogos, pero no tanto en lo visual, explica.

Agrega que a veces se ha enfrentado al rechazo de las comunidades, para las que se trata de actividades sagradas que merecen mucho respeto, entonces, el reto es ganarse la confianza de las personas, para que no se sientan incomodados con la presencia de un fotógrafo. Soy muy cuidadoso con ese aspecto y ha sido muy rico cuando ya me permiten convivir con ellos. Ahora me voy a enfocar a las comunidades del estado de Guerrero y tengo pendiente visitar las huastecas potosina, veracruzana e hidalguense, sobre todo para documentar las tradiciones nahuas. Llevó siete estados recorridos.

La premiación se realizó ayer en el Centro de Información y Documentación Guillermo Bonfil Batalla de la ENAH (Periférico sur y Zapote s/n, colonia Isidro Fabela, Tlalpan).

El ganador del primer lugar fue Marco Antonio Nava Hernández por su serie Pehuas Miquiliztli (Comienza la matanza). Los tres primeros lugares recibieron un diploma y 13, seis y cuatro mil pesos, respectivamente. También se otorgaron cinco menciones honoríficas.