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El escritor puso la circulación del deseo como tema en las letras mexicanas: De la Colina

Rindieron homenaje a Juan García Ponce dentro del Festival de Poesía en Voz Alta
 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de noviembre de 2009, p. 3

Juan García Ponce (1932-2003) fue el eje intelectual de la generación de escritores que se proyectó desde la Casa del Lago, sobre todo cuando estuvo al frente Juan Vicente Melo, quien hizo del recinto no sólo un lugar de divulgación cultural, sino un verdadera sede de la vanguardia cultural, donde se incubó un movimiento cosmopolita en oposición a una cultura rígida y chovinista.

De esto dio testimonio el escritor José de la Colina, sobreviviente de esa generación, durante la mesa redonda en homenaje a García Ponce realizada en el contexto del Festival de Poesía en Voz Alta que se desarrolla en la Casa del Lago.

Fue una época –recordó el escritor– en la cual todavía quedaban rescoldos de las eternas batallas entre nacionalismo y cosmopolitismo; populismo y elitismo, con todas las estupideces que de un lado y otro se suelen soltar.

Todos los que formaban parte de esa generación, “nos había reunido la amistad y un cierto sentido religioso de la cultura; no fue de una manera teórica ni lanzamos un manifiesto ni nada de ello, lo sagrado para nosotros se basaba en valores absolutamente terrenales como el amor, la amistad, la belleza

Pero teníamos intereses y pasiones diferentes, éramos escritores diferentes, artistas muy diferentes, porque también había pintores como Fernando, el hermano de Juan; a mí me entusiasmaban Conrad o Marcel Proust y a García Ponce y Tomás Segovia, por ejemplo, autores para mi tan aburridos como Thomas Mann y Cesare Pavese.

Presente en la mesa redonda, el escritor y crítico literario Armando González Torres aludió al espíritu provocador de los escritores reunidos en torno a la Casa del Lago.

Al respecto, De la Colina precisó que “en nosotros no había una voluntad ni de escándalo ni de provocación, aunque incurriéramos en eso como una especie de juego; es decir, había sobre todo un intento de gozar el arte, la literatura, el amor, la amistad y la belleza.

Había, sí, reuniones que para cierta gente resultaban escandalosas, practicábamos, gracias al amor y la amistad, una especie de promiscuidad ligera y constante, fuimos una generación muy promiscua.

Era, dijo el escritor, un modo de vivir, no una provocación.

La importancia de Juan García Ponce como escritor y ensayista es que puso un tema que casi no existía en la literatura mexicana, que fue lo que llamo la circulación del deseo, entendido como un asunto de orden sexual y espiritual; un tema con el cual yo competí un poco con Juan, pero no tan brillantemente como él.

Inmaculada..., 20 años

Aunque la mesa estaba dedicada a la novela Inmaculada o los placeres de la inocencia, por los 20 años de su publicación, De la Colina sostuvo que la novela que mejor recrea esa forma de vivir es Crónica de la intervención, a la que comparó en cierto sentido con En busca del tiempo perdido (pasado) de Marcel Proust.

El testimonio del escritor fue extenso y muy ilustrativo del contexto social y cultural en que surgieron como generación de la cual, si García Ponce fue el eje intelectual, Juan Vicente Melo fue el eje sentimental, con una gran capacidad y sensibilidad para promover una cultura distinta de la que hasta entonces prevalecía.

En la mesa también participaron José Antonio Lugo, amigo y asistente de García Ponce, y Francisco Santillán, cuya tesis de licenciatura en letras hispánicas es sobre Inmaculada.

La sesión concluyó con la presentación del poeta Francisco Segovia y el músico Juan Manuel Velázquez, por un lado, y por otro del poeta en lengua náhuatl Mardonio Carballo y el músico Juan Pablo Villa con el espectáculo Xolo.