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TOROS

Abandono deliberado en la Plaza México

Triunfa Diego Silveti no lejos de Madrid
 
Periódico La Jornada
Lunes 14 de septiembre de 2009, p. a42

Que se quedó más quieto que un poste, que corrió la mano derecha con temple, mando y seriedad, que se echó al público al bolsillo desde los primeros capotazos de la tarde, en fin, que le cortó una oreja a su segundo enemigo a pesar de haberlo pinchado tres veces porque a la gente lo que le gustó de veras fue su calidad artística. Diego Silveti, hijo, nieto y bisnieto de grandes toreros mexicanos, triunfó de tal modo hace varios días en la placita de San Martín de Valdeiglesias, a las afueras de Madrid.

Vestido de lavanda y oro, con una verticalidad y un aplomo que evocan a su padre, el llorado y abnegado Rey David, el cuarto de la dinastía Silveti se lució ante dos novillos fuertes y descarados de pitones que en la Plaza México habrían pasado por toros de cinco yerbas. Según la información disponible, el muchacho mostró habilidades para quitar por gaoneras y chicuelinas, pero lo que encantó a los aficionados madrileños fue la elegancia de su muleta.

Su tío, Alejandro Silveti, afirma que Diego causó sensación por la quietud de su toreo, su sentido del temple y la gran personalidad que demuestra delante del toro. Por eso dio la vuelta al ruedo, tras la muerte del primero de su lote, pese a que lo envió al rastro de un pinchazo, una media y un descabello y, como ya se dijo, a su segundo le cortó una oreja no obstante que lo mató peor. Como Joselito Adame, Diego Silveti ha preferido iniciar su carrera de novillero en España, dado el caos que vive la fiesta brava en nuestro país.

La decadencia de la tauromaquia mexicana podría sintetizarse en un dato simbólico, recién descubierto por quienes asistieron a la México el domingo de la semana pasada: todos los palcos tienen goteras, es decir, ya no sirven para proteger a los espectadores de la lluvia y, más aún, entrañan el riesgo de que por causa de la humedad acumulada en la azotea se desprenda un trozo de cemento y ponga en peligro la vida o al menos la cabeza de alguien.

¿Hará algo al respecto el Gobierno del Distrito Federal o esperará a que algún portal taurino español difunda la noticia? El coso más importante de la avenida Insurgentes (un título que le disputa ya la miniplaza de Arroyo en Tlalpan) necesita reparaciones (hay que ver el estado asqueroso de los baños) y supervisión de las autoridades para que éstas garanticen, como es su deber, la seguridad del público. Las goteras de la Plaza México hablan de un abandono deliberado por parte de quienes desean demolerla y convertirla en centro comercial.