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Elefante blanco incluye 20 obras para que el público interactúe en el museo Tamayo

Muestran amplia revisión de las vetas estéticas del escultor y pintor austriaco Franz West
 
Periódico La Jornada
Martes 4 de agosto de 2009, p. 7

Después del grupo de los accionistas vieneses, los cuales desarrollaron la mayor parte de su obra performática de 1960 a 1971, la figura clave del arte abstracto austriaco ha sido Franz West (Viena, 1947), expresó Patrick Charpenel, curador de Elefante blanco, exposición del escultor y pintor que presenta el Museo Tamayo Arte Contemporáneo.

La muestra, cuyo título alude al exceso, al desperdicio, no es una retrospectiva, aunque revisa de manera amplia vetas de investigación que caracterizan la obra de West, aunque sólo incluye 20 piezas. Éstas, no obstante, comprenden más de 100 elementos.

Por ejemplo, la instalación más grande, Tri-tra (focus), de 1998, se conforma de 19 sillas colocadas sobre una tarima que da la idea de tres gradas.

El visitante puede subir y sentarse –como en muchas de las piezas de West–, pero al hacerlo se convierte en parte de la obra. Una vez que ocupa alguna de las sillas, el espectador tiene enfrente una fuente diseñada para un jardín botánico en Culiacán, que el artista realiza.

West se dio a conocer a principios de los años 70 del siglo pasado en Austria. Rápidamente llamó la atención, porque en plena emergencia del arte conceptual, West, quien estaba completamente en armonía con los artistas de su generación, a la vez reacciona y recupera muchos de los elementos de finales del siglo XIX y principios del XX en la escultura clásica.

Charpenel manifestó que la escultura se estaba haciendo muy horizontal –había dejado de operar como tradicionalmente lo hacía–, porque se integraba más a contextos sociales u otros no usuales. West recupera el pedestal, esta idea de la destreza y el oficio del artista y, de manera muy novedosa, pretende que la relación entre el público y la escultura no sea estrictamente visual, sino que éste con su cuerpo debe interactuar de manera estrecha.

Entonces, crea sus famosos passstücke, o adaptadores, punto de partida de toda su obra. Son piezas que se pueden usar, desplazar y manipular como el maletín Replik (1998), el guante o los tres bastones. Según el curador, el público al tomar el objeto debería recrear su forma. Un video con actuaciones anteriores acompaña siempre a las piezas.

También lo característico de la producción de West son sus esculturas en aluminio de gran formato que, con frecuencia, son como muebles que se convierten en divanes o bancas. Luego están las de mediano formato por lo general hechas con yeso, papel maché y materiales epóxicos.

Asimismo, están las pinturas o collages, donde salen personajes extraídos de revistas o fotografías que West colecciona. Son hombres y mujeres desnudos jugando y manipulando los adaptadores, apuntó el curador.

Charpenel señaló que los objetos incluidos no son ready-mades, sino fueron trabajados en el taller del artista, menos un extinguidor que sí es del museo Tamayo.

Aunque West no pudo viajar a México debido a problemas de salud, se involucró en el proyecto tanto en la selección de obra, el diseño del espacio como en el planteamiento de la muestra. Tobias Ostrander, curador del museo Tamayo, dijo que West vino a conocer el recinto hace año y medio, y tomó muchas fotos; también diseñó un cartel para la muestra.