Espectáculos
Ver día anteriorDomingo 19 de julio de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Shula Erenberg aborda los casos de Cavallo y Pinochet en su documental Bajo el mismo sol

Cuanto más poderoso sea el acusado menos posible será hacer justicia

El filme trata de demostrar que lo que pasó en Argentina, Chile, México, también sucedió en África, en Europa, comenta la realizadora

Se proyectará mañana en la Cineteca Nacional

Foto
Todos los delitos de lesa humanidad que se cometieron en el pasado, se repiten en el presente, expresa la cineasta de origen argentino, acompañada de algunos testigos del genocidio en Guatemala
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de julio de 2009, p. 8

Cuando una persona comete delitos de lesa humanidad, cualquier país puede juzgarlo a pesar de que no se hayan cometido en esa nación. En esencia, este es el concepto de justicia universal. Se puso en práctica con Ricardo Cavallo y se intentó aplicar con Augusto Pinochet. El documental Bajo el mismo sol trata sobre varios casos, como el genocidio en Guatemala, en los cuales se busca esta vía legal. Sin embargo, la cinta deja claro que, al fin y al cabo, la justicia universal es una justicia política, y que cuanto más poderoso es el acusado o el país que está inmiscuido, menos posibilidades hay (de que se haga justicia), dijo Shula Erenberg, directora de la cinta, parafraseando a uno de sus entrevistados, Reed Brody, de Human Rights Watch.

Bajo el mismo sol fue una continuación natural de su pasado documental, Cavallo entre rejas. “¿Qué es lo que pasa con la justicia universal? En el caso de Cavallo, llevarlo a España presionó lo suficiente a Argentina para que se animara –incluyendo a sectores reaccionarios de la derecha que no querían– a anular las leyes que impedían juzgarlo. Ahora, Cavallo va a ser juzgado en Argentina en octubre, y ya veremos qué sucede”.

El filme trata de demostrar que lo que pasó en Argentina, en Chile, en México, en el continente americano, también sucedió en África, en Europa, en todos los países del mundo en diferentes formatos, distintos estilos y tiempos históricos. Todos esos delitos de lesa humanidad que se cometieron en algún momento del pasado, se repiten en el presente, sobre todo cuando no fueron juzgados. Van cambiando los estilos y los formatos, y se hacen cada vez más complejos, como es el caso de los vuelos de la CIA, en el que hay muchos países inmiscuidos en el traslado de personas de un país a otro, explicó, en entrevista, Erenberg. Estas operaciones le recordaron los tristemente famosos vuelos de la muerte.

Si bien se han creado los tribunales especiales, como en los casos de Yugoslavia o Ruanda, si bien existe la Corte Penal Internacional (CPI), la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y adicionalmente la mayoría de los países, en teoría, pueden aplicar la justicia internacional, cada país decide si lo hace, porque es meterse en problemas políticos fuertes, dijo la realizadora.

Hubo muchos avances hasta el 11 de septiembre de 2001, después, todo se enrareció, cambió la estrategia política en varios países y la política económica en el mundo. Esto obliga a que haya otro entramado y la justicia no se puede despegar, desgraciadamente, de la política. Por más que se hable de la independencia entre política y justicia, para mí, no existe. La CPI fue uno de los avances más importantes que hubo, (...) pero la realidad es que depende de Naciones Unidas, la Corte no puede decidir a quién va a juzgar, siguió Erenberg.

En resumen, dijo la cineasta, es cierto que hubo avances, pero creo que también los hubo porque se generó un movimiento internacional de abogados y juristas progresistas antes de 2001... y continúa, pero con muchas limitaciones.

Si Naciones Unidas decide en la CPI y “esos mismos países son los que participan en las guerras y son los más poderosos, los que manejan las grandes infraestructuras económicas, ¿dónde está la independencia? Hay gente honesta en la Corte. Pero desgraciadamente no veo que pueda seguir avanzando porque tiene un montón de trabas. El documental trata de demostrar eso. “Me hubiera gustado hacer un documental más optimista, en el que hubiera más salidas –hay algunas propuestas–, pero es la realidad a la que nos enfrentamos. Lo que espero es que provoque un debate”, continuó.

Defensora de los derechos humanos

Erenberg llegó a México en 1976, tras el golpe militar en su país natal, Argentina. Siete familiares suyos fueron desaparecidos. Su formación es en artes plásticas y comunicación; siempre ha militado en defensa de los derechos humanos. El documental me llevó a un acercamiento con otro tipo de gente y otro formato. Siguió: La pantalla sintetiza. Lo aprendí también en el dibujo animado: se puede contar en 15 segundos algo que con la palabra se necesita demasiado para poder explicar. Lo que ves en la pantalla impacta de manera diferente a la gente. La argentina destaca los momentos cuando se arma el debate y ves que a alguien le brillaron los ojitos y como que le abriste la cabeza a ver algo diferente a lo que conoce.

También tiene que ver con la memoria: Estamos es una etapa en la que se busca aniquilar la memoria histórica, y el documental permite contrarrestarlo.

Actualmente, Erenberg trabaja en una cinta sobre Rosario Ibarra.

Bajo el mismo sol se prestrenará el lunes 20, a las 19 horas, en la Cineteca Nacional, como parte de las actividades para celebrar el Día Internacional de la Justicia Internacional. Lo organiza Genocidio Nunca Más y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos.