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Julio Villanueva Chang presentó en México Elogios criminales

La crónica, género excéntrico, es una forma de traducir el mundo

Ya no es un modo entretenido de enterarse de los hechos, afirmó

 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de mayo de 2009, p. a15

Elogios criminales (Random House Mondadori) es el título del más reciente libro del periodista Julio Villanueva Chang (Lima, 1967), en el que reúne crónicas-perfiles de Gabriel García Márquez, Ryszard Kapuscinski, Juan Diego Flórez (tenor peruano, considerado por Luciano Pavarotti como su sucesor, aunque en distinta tesitura), Apolinar Salcedo (alcalde ciego de Cali, Colombia, de 2004 a 2007), Werner Herzog (cineasta alemán) y Ferrán Adrià (afamado chef catalán, propietario del restaurante El Bulli, distingido con tres estrellas Michelin).

Villanueva Chang es director y fundador de Etiqueta Negra, una de las revistas de periodismo literario más reconocidas en castellano. En 1995 obtuvo el Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa, en la categoría de crónicas, por su texto Viaje al centro de la noche.

Ha impartido talleres en la Universidad de Yale y en revistas y diarios de distintos países, en los que también colabora; ha participado en la Conferencia Neiman de Periodismo Narrativo de Harvard, en el Congreso de Periodismo Digital de España y en el Seminario de Editores de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.

Actualmente es profesor visitante en el máster de Periodismo de la Universidad de Barcelona.

Más allá del talento

De visita en nuestro país, Villanueva Chang, entre otras cuestiones, habló sobre los cronistas y el género en la actualidad.

“Son muchos los lectores que sólo suponen cómo se conforma un libro de crónicas. Creen que un texto bien escrito se debe a que el autor tiene instinto narrativo o talento, o que es un trabajo de ingenio o gracia; sin embargo, existe un extenso trabajo reporteril, de lectura y documentación. La crónica es un género caro, porque lleva tiempo; es importante que los lectores sepan eso. Tal es el caso de Elogios criminales.”

¿Qué está de moda: los cronistas o la crónica? El también autor de Mariposas y murciélagos, respondió: Hoy día existe un trabajo publicitario alrededor del cronista, el cual no había antes. Se le quiere convertir en estrella, en un personaje que venda libros que no van a ser leídos, o en el mejor de los casos, a medias, pero que genere escándalo. Es así que están de moda los cronistas, en el mal sentido del término.

Por otro lado, “el género aún es mal entendido. Casi nadie se pone de acuerdo, lo que no está mal, pero creo que eso es una cuestión de profesores. Las personas desean que les cuenten grandes historias que tengan consecuencias.

Desengaño y contagio

Como editor y periodista, quiero que al lector le importe lo mismo que a mí. No por compartir, sino por desengañar y contagiar. En ese sentido, un cronista es un manipulador.

Tras citar algunas definiciones de lo que es la crónica, Villanueva Chang recordó sus palabras expresadas en otro momento.

“La crónica es un género camaleónico y excéntrico. Hoy día ya no es tanto un modo entretenido de enterarse de los hechos, sino, sobre todo, una forma de traducir el mundo.

En el siglo XXI, un cronista ya no es sólo un buen escritor de información. Su desafío es ser reportero y traductor de los acontecimientos, pero desde una perspectiva de juego de dominó, en la que los hechos locales son parte de una tendencia global, entendiendo al cronista como una especie de GPS, un orientador en el caos de noticias y rumores. Su reto es narrar los hechos de tal forma que lleve al lector a entender qué encierra un fenómeno y sus apariencias, pero tomándose la molestia de no aburrir, cosa que los otros géneros, urgentes, veloces y resumidos, sencillamente no pueden resolver, porque no lo pretenden, como sí la crónica.

Una cuestión importante, abundó, “es que no existen editores para crónicas, lo que hay son gerentes de edición, correctores de adjetivos, sintaxis, puntos y comas. Para hacer crónica se debe buscar al autor ideal y no al disponible. Muchos quieren ser autores ideales, pero, o les falta camino o nunca llegan; también hay impostores, bastantes.

“Creo –concluyó Villanueva Chang– que para realizar una crónica, además de leer, documentarse y poseer instinto narrativo, se debe querer volver una y otra vez a la calle, acompañar a la gente, disponer de bastante tiempo para apreciar los cambios del entorno, pero, sobre todo y lo más importante, que se tome el trabajo de manera personal; es decir, que se quiera escribir esa historia porque de alguna manera tiene que ver contigo.”