Usted está aquí: miércoles 11 de junio de 2008 Política Infantes de marina dejan la costa para destruir mariguana en sierra de Michoacán

■ En cada ranchería seguro que aparece al menos un cultivo de droga, expresa jefe de grupo

Infantes de marina dejan la costa para destruir mariguana en sierra de Michoacán

■ Aunque recelosos, los pobladores de Coalcomán se apoyan en los elementos de la Armada

Jesús Aranda (Enviado)

Ampliar la imagen Un miembro del décimo batallón de infanteria de marina participa en la destrucción, el lunes pasado, de un plantío de mariguana en la sierra de Coalcomán Un miembro del décimo batallón de infanteria de marina participa en la destrucción, el lunes pasado, de un plantío de mariguana en la sierra de Coalcomán Foto: Alfredo Domínguez

Puerto de Toros, municipio de Coalcomán, Mich., 10 de junio. Muy lejos del territorio que ocuparon tradicionalmente, infantes de marina de la Armada de México recorren la sierra en busca de plantíos de mariguana; sin embargo, en esta búsqueda no están solos, saben que los vigilan los habitantes de las rancherías cercanas, que son las principales afectadas por la destrucción de los plantíos del enervante.

“Todos los de las rancherías se dedican al cultivo y tráfico de enervantes”, dice convencido el comandante de la fuerza, quien afirma que cada que encuentran una ranchería en la inhóspita sierra michoacana saben que cerca habrá al menos un plantío de droga.

“Cuando les preguntamos nos dicen que no saben nada; cuando les cuestionamos que si son suyas las tierras, responden que no es su culpa no poder controlar lo que pasa en sus tierras”, añade el oficial, quien, al igual que los marinos que buscan enervantes, actúa con pasamontañas, con los que el alto mando trata de protegerlos de represalias.

En el marco de la Operación Michoacán, los elementos del 20 batallón de infantería de la zona naval de Lázaro Cárdenas, bajo el mando del capitán de navío Víctor Colorado, lograron en los tres últimos meses la destrucción de casi 600 toneladas de mariguana en la sierra de Coalcomán, cifra sin precedente si se toma en cuenta que ninguna fuerza federal había entrado en esta zona, colindante con el conflictivo municipio de Aguililla, Michoacán.

Los marinos se asentaron a tres horas y media de Lázaro Cárdenas, después de dos horas de camino en una carretera de terracería en la que llama la atención encontrarse con camionetas pick-up Toyota y otros vehículos lujosos que contrastan con las casuchas que se divisan desde el camino. De ahí, diariamente caminan durante varias horas para localizar los plantíos, la mayoría en sitios de difícil acceso como laderas y barrancas.

Los marinos videograban la acción para dejar testimonio de los operativos. En uno, una mujer, que llamaron La Chillona, ruega a los marinos que no destruyan el cultivo y, en su afán por ganárselos, admite que vende el kilo de droga entre 200 y 250 pesos.

Ataviada con enormes aretes y un valioso reloj, la mujer afirma: “la ley está muy fuerte y de hoy en adelante ésos, los zetas, se convertirán en su gobierno”. La mujer no amenaza, dice lo que considera es su verdad. Para los marinos su dicho refleja la conducta de los moradores, quienes a su paso cierran sus puertas y sólo recurren a ellos cuando tienen un enfermo, porque hasta eso saben, que en el campamento hay un enfermero, señala el comandante.

Sabedores de que no son bienvenidos, los 30 infantes que están en la base de operaciones están fuertemente armados, establecen perímetros de seguridad cuando destruyen plantíos o cuando descansan por la noche.

En la sierra, donde la falta de agua es evidente, llaman la atención centenares de mangueras negras que cruzan el área. Los campesinos las usan para traer el líquido desde ojos de agua.

Una de las formas de detectar plantíos de mariguana es seguir las mangueras: “o te llevan a un plantío o a una lejana ranchería, donde seguramente hallarás droga”, comenta el capitán de fragata Eduardo Fouilloux, jefe del grupo de comando, quien explica que otro medio es la información vía satélite que envía directamente el alto mando a la base de operaciones, y la tercera es con la información obtenida con aviones de reconocimiento que se comunican a receptores de tecnología GPS.

A diferencia del Ejército, que pasa hasta 30 días en la destrucción de plantíos de droga, la Armada optó por enviar a sus hombres a la sierra por un plazo máximo de ocho días y después son relevados por el mismo período, lo que, a decir del comandante del 20 batallón, ha permitido obtener buenos resultados, porque la gente no se fatiga tanto y tiene la oportunidad de pasar más tiempo con sus familias, lo que repercute finalmente en su mejor desempeño.

Antes de que Felipe Calderón asumiera la Presidencia, los infantes de marina, por reglamento, sólo podían actuar a 10 kilómetros de la costa. Ahora, con la “guerra frontal” al narcotráfico, recibieron la encomienda de avanzar hacia la tierra en la búsqueda de cultivos ilícitos.

Puerta de Toros está a casi 30 kilómetros de la costa y, de acuerdo con lo planeado, avanzarán “lo más posible” en la destrucción de los cultivos de mariguana.

Sin embargo, los oficiales dicen que de seguro en los sembradíos que están destruyendo se plantará nuevamente droga en las próximas semanas, ya que ellos seguirán avanzando, pero no hay personal que alcance para evitar que en unas semanas se inicie la segunda de las cuatro siembras de droga que se dan al año en la zona.

 
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