En la homilía dominical, el cardenal Norberto Rivera defiende el don de la vida
"Madres y esposas", el destino de las mujeres encomendado por Dios
Hay páginas negras en la historia de la Iglesia, reconoce el diácono Gómez Sandoval
Ampliar la imagen El cardenal Norberto Rivera ofició misa este Domingo de Pascua en la Catedral Metropolitana Foto: María Meléndrez Parada
Nada ni nadie podrá destruir a la Iglesia, advirtió este domingo el cardenal Norberto Rivera Carrera en su mensaje anual de Pascua. "Pueden venir persecuciones, la Iglesia puede ser colmada de calumnias e injurias, se pueden llenar los campos de mártires, pero nada ni nadie la podrá destruir, pues la victoria de la Iglesia no es otra que la victoria de Cristo, nuestro Cordero Pascual, inmolado y resucitado. Por tanto, no tengan miedo. Nuestra fe es lo que vence al mundo" enfatizó el prelado.
En un mensaje dedicado a las mujeres, el cual ofreció en la sacristía de la Catedral Metropolitana ante la prensa, dijo que las mujeres han sido encomendadas por Dios para ser "madres y esposas. Pienso en tantas mujeres que renunciando a sus proyectos profesionales se dedican con abnegación a la educación de sus hijos y hallan en esta noble tarea felicidad y realización".
Mientras, en Chilpancingo, Guerrero, en el que es considerado el día más importante de la Semana Santa -Domingo de Resurrección-, el vocero de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, el diacono Osvaldo Gómez Sandoval, admitió la maldad que ha caracterizado a la Iglesia católica en cuanto a la pederastia, las violaciones, la sodomía y los abortos practicados en los monasterios.
"Por nuestras maldades merecemos, sin duda, nuestro justo castigo. Muchos de los miembros de la Iglesia hemos hecho mal, pero no generalicemos, Dios es el que menos culpa tiene de esto", matizó.
Luego de reprobar la violencia que se vive en el estado, expuso que existen formas como el diálogo para evitarla, porque "está lacerando el corazón de Guerrero y no hubo respeto de los delincuentes para la Semana Santa, el Vía Crucis, ni el mensaje de Jesús. Aquí se nos olvidaron muchas cosas y como seres humanos nos estamos equivocando, no hay amor, ayuda, solidaridad, y nos estamos acabando nosotros mismos".
Por otra parte, en la Catedral de la ciudad de México, el cardenal Rivera expresó su satisfacción por la aprobación de la ley que protege a las mujeres de la violencia, "pero falta mucho por legislar en su favor a fin de que tengan acceso equitativo a educación, cultura, a obtener incentivos económicos y laborales, a fin de apoyarlas en su embarazo y maternidad, para que el don de la maternidad no sea motivo de preocupación y angustia, sino de esperanza y gozo".
En su homilía ante los feligreses, dijo que la ciudad de México está herida, pero no muerta. "Ante esta situación, debemos preguntarnos sobre la responsabilidad que tenemos cada uno de los habitantes de esta gran ciudad por comunicar el aliento de vida que viene del señor Jesús".
Aunque el cardenal no dio declaraciones tras su misa dominical, su rechazo al aborto estuvo presente en toda su homilía, donde hizo hincapié en que la vida es un don divino contra el cual no se puede atentar, y la Pascua, aseveró, representa el triunfo de la vida sobre la muerte.
En Chilpancingo, el diacono Gómez Sandoval dijo que miembros de la Iglesia católica pueden caer en las tentaciones, y si hay alguno que abusa de un pequeño o pequeña, "claro que merecemos un castigo y debemos ser juzgados; no tenemos privilegios en este caso y hay páginas negras en la historia de la Iglesia".
Ya en vísperas de la legalización del aborto y ante la negativa de apoyar la medida, pese a que se practica en los monasterios y seminarios, Gómez Sandoval expuso que lo que la Iglesia hace es mostrar respeto a la vida. "No podemos proclamar otra cosa. Es cierto, la historia registra casos de abortos en escuelas y conventos religiosos, y hemos hecho mal, no tenemos justificación, y los que lo han hecho merecen un castigo", aceptó.