Astillero
Cavilaciones pascuales
Oscurantismo desempolvado
Mafias, Elbas e impunidades
El clasismo de lo mal hecho
1. Se puede estar en contra del aborto y en favor de que las sociedades puedan darse las leyes que quieran sin chantajes ni amenazas de iglesias o religiosos. El punto no está en la decisión personal de cada mujer para que conforme a su conciencia decida seguir adelante con un embarazo o suprimirlo, pues esa decisión la tomará cada persona de acuerdo con su formación intelectual, ética y religiosa, si fuera el caso. Lo importante es garantizar a cada quien el derecho a decidir sobre sus procesos biológicos. Pero los jefes de la Iglesia vaticana pretenden obligar a todas las mujeres a que se sujeten a un credo particular (cuando ni siquiera pueden hacerlo a plenitud con quienes se asumen como católicas practicantes) e intentan someter a su visión religiosa el curso de un órgano legislativo legítimo (el de la asamblea representativa del Distrito Federal. Dicha asonada en cartelera busca demostrar que no hay un Estado laico, que las leyes generales se rigen por concepciones religiosas particulares y que el poder de la estructura eclesiástica romana debe ser tomado en cuenta en forma privilegiada y definitoria en asuntos públicos.
2. Uno de esos jefes en santa rebeldía, el arzobispo primado de la ciudad de México, ha desempolvado una terminología oscurantista para usarla en sus discursos y declaraciones cada vez más apocalípticos. Quienes piensan de manera distinta a la que los cardenales (Rivera y Sandoval) han establecido como (provisional) verdad divina, son clasificados como entes demoniacos naturalmente condenados a vivir en infiernos. Atrapados en el mundo de la pederastia creciente, y muchos de ellos pervertidos por los lujos y los privilegios a que se han acostumbrado por sí mismos y en su trato cotidiano con los poderosos, esos jerarcas de doble moral alientan guerras de conciencia con la esperanza de hacer que se olviden o no se atiendan suficientemente sus personales e institucionales catástrofes éticas.
3. En relación con otros cárteles, ha de mencionarse que la guerra entre narcotraficantes (con uniforme y sin él) está usando cadáveres como medio de comunicación, con mensajes escritos en los cuerpos para anunciar quiénes siguen en las listas de ejecución e inclusive para hacer reproches respecto a la manera como ciertas autoridades de gobierno se comportan respecto de los bandos en pugna. El uso novedoso de avisos fúnebres de ocasión (alguno de ellos incluso difundido por You Tube) da cuenta del mapa real de esos cárteles, de sus aliados y adversarios (como las páginas de las revistas de "sociales" lo hacen respecto de las relaciones entreveradas de políticos y empresarios). Por cierto, llama la atención que uno de esos grupos de vocación mediática sangrienta se haga llamar "Gente nueva", como si fuera una asociación política o un partido en ciernes.
4. Ya que se toca el tema de política y negocios entremezclados: la letra de las modificaciones legales hechas a la Ley del ISSSTE en materia de pensiones confirma que tales reformas dañan al interés general de sus derechohabientes. Pero ni siquiera es necesaria una revisión puntillosa del tema: nada bueno para nadie puede provenir de una elaboración largamente hecha por un equipo de saqueo de la riqueza nacional como es el encabezado por la profesora Gordillo. Esa mafia impuso al gobierno de Calderón (ética y políticamente endeble, justamente por eso refugiado en el poder militar) un proyecto de reformas legales pensado para consolidar el control caciquil de los burócratas y para hacer grandes negocios personales y grupales con los fondos para el retiro. ¡Abuelita!, ¡abuelita!, ¿para qué hiciste esas reformotas tan grandotas?, preguntan algunos entes caperuzos, quedando luego muy confiados porque del hocico muy bien dentado salen palabras reconfortantes, promisorias: para atenderte mejor...
5. Una muestra pequeña de las rate-rías que hacen los lobos disfrazados de abuelitas del cambio se ha encontrado en la revisión oficial de las cuentas de una oficina de tercer nivel de la secretaría de Gobernación, donde Carmen Segura Rangel hizo transa y media con los recursos de la Dirección de Protección Civil que encabezó durante el desastre general que a su vez tuvo como responsable a Santiago Creel. El panismo, que décadas atrás presumía de decencia y buenas costumbres, no tuvo a bien poner a la señora Segura a disposición de las autoridades sino que, a sabiendas de las pillerías que se le endilgaban, le extendió un manto de protección por tres años al hacerla miembro de la Asamblea Legislativa de la capital del país.
6. En temas capitalinos, la discu- sión no se refiere al derecho a la recreación ni al hecho de las playas artificiales en sí (que, como es sabido, funcionan desde hace años en otras latitudes). Lo discutible es que un gobierno presuntamente de izquierda improvise de mala manera algo que en el fondo es una manipulación discriminatoria y clasista, pues se ofrece un mal producto a una clientela que por su necesidad de satisfactores sustitutos está dispuesta a soportar lo que sea con tal de alcanzar un trozo del fotografiable regalo paternalista hecho por el poderoso en turno. De la leche Betty a las playas Votard sólo hay una diferencia en el volumen del contenido.
Y, mientras en Baja California el PRI y el PAN pelean para determinar a cuál le toca la porción mayor de la responsabilidad por el cuadro de abandono, corrupción e inseguridad que dominan aquella entidad (con Jorge Hank como propuesta del tricolor para la alternancia en el control del gran negocio de aquella franja fronteriza) ¡Hasta mañana en esta columna que ve a la Secretaría del Trabajo, a cargo del melómano Javier Lozano, anunciar sesiones electorales para determinar cuál cártel se quedará con el manejo del sindicato de trabajadores mineros, si el junior corrupto Napito o el grisáceo Elías Morales, impuesto por Fox, Abascal y Salazar Sáenz!
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