Usted está aquí: miércoles 13 de diciembre de 2006 Mundo Reinsertados con éxito en la democracia de Chile, los militares que terminaron con ella

LA MUERTE DE PINOCHET

El ejército, el mejor armado de la región; recibe 10% de las ventas del cobre

Reinsertados con éxito en la democracia de Chile, los militares que terminaron con ella

AFP

Ampliar la imagen Seguidoras y oponentes del régimen pinochetista se enfrentan en calles de Santiago Foto: Ap

Santiago, 12 de diciembre. El ejército chileno, que este martes despidió con honores a Augusto Pinochet, a quien debe parte de su desprestigio por la crueldad que se vivió en los 17 años de su dictadura, ha logrado un recambio institucional que le permitió reinsertarse exitosamente en la democracia.

Algunos analistas consideran que esa reinserción ha sido favorecida por el hecho de que la dictadura militar de Pinochet (1973-1990) estuvo excesivamente centrada en su persona, lo que permitió desligar de alguna manera a otros jefes de las atrocidades perpetradas durante su régimen.

"En rigor la suya fue una dictadura personalista apoyada disciplinadamente por su ejército. De ahí que, haciendo de la arbitrariedad virtud, Pinochet pudo jactarse de haber mantenido a los uniformados fuera de la política, y de hecho sólo una minoría de oficiales resultó contaminada con sus decisiones más escalofriantes", señaló el analista José Rodríguez Elizondo.

De esta manera, "en un ambiente de división nacional mantenida y violación sistemática de los derechos humanos, el sector castrense pudo equilibrarse en la cuerda floja de su profesionalismo", agregó.

Durante la dictadura, dijo Rodríguez, se fue preparando el recambio de oficiales que asumieron tras la dictadura. Desde entonces ha habido tres comandantes del ejército: Ricardo Izurieta, Juan Emilio Cheyre y, el actual, Oscar Izurieta.

Sobre esta base "tenemos un ejército que quiere servir a la democracia y que está haciendo con la discreción que corresponde el proceso de los errores que se cometieron en su nombre", opinó Rodríguez.

Fue Cheyre quien en julio de 2004 dijo "nunca más" a las violaciones a los derechos humanos y reafirmó el compromiso de las fuerzas militares con la democracia.

"Hay una nueva generación de militares con otra mentalidad, distante de lo que representa la etapa de Pinochet", dijo recientemente a Afp Sebastián Briones, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y experto en el área de Seguridad y Ciudadanía.

Para Briones, tras la muerte de Pinochet no hay que esperar cambios bruscos, "pero sí una reforma a futuro".

Las fuerzas militares tenían una fuerte influencia en la vida pública del país en los primeros años tras la dictadura de Pinochet, pero hoy en día han perdido parte de la influencia sobre el gobierno.

Actualmente, por ejemplo, no pueden dar órdenes al presidente de la república, como lo hacían antes por medio de un Consejo de Seguridad Nacional en que tenían una presencia activa.

Pero los militares mantienen aún una enorme independencia para la gestión de sus cuantiosos recursos, buena parte de los cuales obtienen por la ley del cobre, que este año aportará a las arcas castrenses unos mil 200 millones de dólares.

Mediante esa ley se transfiere a las fuerzas armadas 10 por ciento de los ingresos por la venta del cobre (nacionalizado por Salvador Allende) para destinarlo a inversiones en armamento.

La presidenta Michelle Bachelet anunció recientemente que enviará al Congreso el proyecto de reforma de esa ley, "a más tardar en marzo del próximo año", con lo cual se avanzaría hacia una paulatina reducción del presupuesto militar.

El fuerte aumento en el precio internacional del cobre ­que en los últimos cinco años multiplicó su precio por seis en los mercados internacionales­ permitió a las fuerzas armadas chilenas convertirse en las mejores equipadas de la región y, entre otras armas, adquirir recientemente 28 aviones F-16 para la fuerza aérea, dos submarinos y ocho buques para la armada y más de 100 tanques para el ejército.

Chile es uno de los países de la región que destina mayores recursos a la defensa, con un gasto que en 2005 alcanzó a 3.5 por ciento del producto interno bruto, según la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Redsal).

 
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