Usted está aquí: viernes 10 de marzo de 2006 Política Poco clara, elección en México de beneficiarios de programas

Propone el FIDA buscar ideas para combatir la pobreza

Poco clara, elección en México de beneficiarios de programas

Debe el gobierno lograr que los proyectos con apoyo externo sean parte de los planes públicos, señala en taller de evaluación

MATILDE PEREZ U.

Luego de 25 años de colaborar con el gobierno mexicano en programas para beneficio de la población más pobre del país, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), organismo de Naciones Unidas, propone a las autoridades la búsqueda de ideas innovadoras para lograr mayor éxito en el combate a la pobreza, y recomienda que haya más relación con los organismos de base de esas regiones y con las organizaciones no gubernamentales.

En el borrador del informe sobre la evaluación del programa del FIDA en México se establece que los criterios para seleccionar a la población objetivo han sido poco claros y no satisfactorios, y a pocos meses de que termine la presente administración no se pueden prever grandes cambios o ajustes a las políticas y estrategias actuales, ya que los márgenes de maniobra para incidir en las políticas a corto plazo son casi nulos.

En el contexto del taller de revisión del FIDA en el país, el director de la oficina de Evaluación del organismo, Luciano Lavizzari, apuntó que nadie tiene la panacea en proyectos rurales, pero "el reto actual del gobierno mexicano es lograr que todos los proyectos dirigidos a los pobres que cuenten con financiamiento externo sean parte de los programas públicos", y que se incluya a mayor número de personas en esa situación, pero sin crear "síndrome de dependencia. Si unimos esfuerzos podremos lograr soluciones más innovadoras", dijo.

Para lograr ese objetivo se requiere aumentar el diálogo con organizaciones no gubernamentales, población rural, grupos internacionales y con el gobierno mexicano, y que todos se coordinen, acotó.

Alianza y cooperación son las acciones básicas, asentó a su vez el presidente adjunto del Departamento de Administración del FIDA, James Carruthers. "Hay que seguir apoyando a los pobres de México, pero explicándoles cómo y por qué, ayudándoles a que tengan mayores capacidades; al gobierno le toca comprender que es catalizador de los programas, por lo que debe fortalecer a las organizaciones de base admitiendo su participación en la toma de decisiones y que formen parte en el proceso de transparencia".

Durante 25 años, el FIDA ha canalizado 114 millones de dólares a seis programas que se han enfocado a acciones de desarrollo agrícola, producción de alimentos, empoderamiento de los pobres, mercados, empleo e ingreso de actividades no agrícolas en Oaxaca y en zonas ixtleras de Puebla y Michoacán.

El tamaño del FIDA es reducido en relación con los proyectos del gobierno de México, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, y su limitada cartera reduce su capacidad de contribuir a la disminución cuantitativa de la pobreza en el país, pero permite experiencias piloto y la búsqueda de otras estrategias, asentaron los integrantes de FIDA.

En la apertura del taller, la coordinadora nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Xóchitl Gálvez, comentó que debido a la dispersión de las acciones de gobierno por falta de coordinación entre las diferentes instituciones, no se han logrado avances muy significativos en el combate a la pobreza y sigue el desperdicio de recursos.

"En este país tenemos 42 años de crisis en el campo, y si mencionamos los recursos que le ha destinado el gobierno hablaríamos de cifras impresionantes. ¿Qué ha fallado? -preguntó, y en seguida respondió-: la coordinación, quitar los cotos de poder, eliminar las vanidades, los proyectos políticos personales y no distraerse en el trabajo, dijo. Creo que el FIDA puede encauzar esa coordinación."

Ante los participantes en el taller de revisión del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola en México, Gálvez lamentó que "haya competencia desleal entre las instituciones y que prácticamente sea imposible coordinarse con el sector productivo; hay dependencias que sólo trabajan para los ricos, que los subsidian, y poco dan a los que menos tienen. Además, los organismos hacendarios siempre pretenden reducir los presupuestos destinados a los pobres".

Mi gran frustración en la participación pública, dijo la responsable de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, es que intenté sentar a las dependencias para elaborar una estrategia conjunta de combate a la pobreza, pero fue imposible coordinarse con el sector productivo. Ahora la intención es fortalecernos institucionalmente y crear un comité interinstitucional para atender a los 50 municipios más pobres del país, con un esfuerzo productivo bien equilibrado. Los pueblos indígenas merecen no más demagogia ni marginación", asentó.

 
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