Usted está aquí: jueves 2 de febrero de 2006 Política Elementos federales para contener la ola de violencia, pide el obispo de Tijuana

Afirma que han fracasado autoridades locales en el combate al crimen organizado

Elementos federales para contener la ola de violencia, pide el obispo de Tijuana

Señala Rafael Romo Muñoz que en Baja California hubo 450 homicidios en 2005

El obispo de Tijuana, Rafael Romo Muñoz, se pronunció por la intervención de instituciones policiacas federales, e incluso el Ejército Mexicano, para contener la ola de violencia que sacude su ciudad. Apuntó, en un análisis sobre la situación que allí priva -y que destaca el periódico eclesial de la diócesis a su cargo, Presencia-, que las autoridades locales fracasaron en el combate al crimen organizado, y un ejemplo de ello, afirmó, es que se minimicen los secuestros que ocurren en la región. Dijo conocer al menos tres casos donde los familiares optan por no informar al gobierno y se acercan a la Iglesia en busca de consuelo.

"No es posible que esto siga aconteciendo, es algo que nos sorprende y nos deja impactados, sin tener caminos por dónde andar para encontrar una solución", señaló. En Baja California, según el informativo, se cometieron 450 homicidios en 2005, y para este año se calcula que habrá más de 500. Casi a diario, destacó, aparecen ejecutados en Tijuana, que en muchos casos son producto del narcotráfico.

Recordó que los obispos de México han exhortado a las autoridades, en reiteradas ocasiones, a que den una respuesta más enérgica en el combate a la inseguridad, incluido el narcotráfico y los secuestros. Y se subraya que varios han excomulgado a quienes participan en estos hechos ilícitos. Entre éstos, el de Aguascalientes, Ramón Godínez, y el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, quien planteó tal medida en 1988 para los secuestradores, y la diócesis de Cuernavaca para quienes practican la tortura.

En el canon 1397 del Código de Derecho Canónico se establece que "quien comete homicidios o rapta o retiene a un ser humano con violencia o fraude, o le mutila o hiere gravemente, debe ser castigado, según la gravedad del delito, con las privaciones y prohibiciones de las penas expiatorias".

Y la Iglesia tiene como sanciones: remedios penales o penitencias, como la amonestación o reprensión por faltas leves; penas expiatorias, referentes a privar a un fiel de un bien espiritual o temporal en relación con el fin supremo que es la salvación; y medicinales o censuras -la excomunión, el entredicho y la suspensión-, por haber violentado el orden de la institución, y se aplican con el fin de buscar el arrepentimiento en quien infringe, y que éste se desista de su mala conducta y vuelva a la comunión.

Alma E. Muñoz

 
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