Usted está aquí: lunes 7 de noviembre de 2005 Política El malestar de los danmificados de Holbox

Iván Restrepo

El malestar de los danmificados de Holbox

Holbox es una pequeña isla situada casi al final del Golfo de México, a 10 minutos en lancha de la costa de Quintana Roo. De ancho tiene menos de un kilómetro y la habitan unas mil personas. Cerca existe la alberca marina a la que llegan decenas de tiburones ballena, atractivo único al cual ya nos hemos referido aquí. Por su belleza Holbox se convirtió en atractivo turístico, pero sin la mínima planeación. También llegaron personas que protegen los recursos naturales, como Morelia Montes, quien luego de cerrar su empresa en el Distrito Federal emigró hace un año a Holbox, donde edificó su casa, cerca del mar. Resumo sus impresiones sobre el paso del huracán Wilma.

"Fui evacuada a Tizimín, Yucatán. Llegar fue difícil, pues no había paso en algunos tramos de la carretera. Hay un punto donde tiene 3 metros de profundidad, lleno de agua. Así que se pasa en canoa. Conmigo viajaron varias familias de la zona cuyo único equipaje era la bolsa de plástico donde transportaban sus cosas. Iban muchos niños y mujeres con cara de tristeza y de hambre. Los sacaron en la noche de Chiquilá (donde uno se embarca a Holbox), cuando el mar empezó a inundar todo.

"Antes de contarles de la isla hay algo también triste. Al otro día que nos evacuaron, los 17 intrépidos que se quedaron encontraron en la playa una pequeña embarcación con un cadáver. Era una balsera cubana de unos 20 años. Llevaron la barquita a un lugar mientras buscaban la mortaja para envolverla. El mar se llevó varias veces la barquita por lo que sacaron a la balsera. Tuvieron que meterla en un bote de basura y rellenarlo de arena, pues se estaba descomponiendo. Cuando pasó todo, había oposición a que la enterraran en el cementerio local porque su espíritu iba a asustar a todos. Finalmente los marinos la llevaron al cementerio. Ese día vieron dos cadáveres más flotando y no pudieron sacarlos. Algunos no quieren comer pescado porque dicen que se alimentaron de los ahogados.

"Cuando regresamos a la isla pudimos ver que dentro de cada casa había un desastre particular. La mierda de las fosas sépticas se salió y mezcló con el agua salada. La ropa, teles, refrigeradores, utensilios, todo estaba en las calles, convertido en tendederos de ropa. Nadie se salvó. Daba terror pensar en el trabajo de limpieza que nos esperaba. Al llegar a mi casa con mi compañero, pensamos que no habíamos sufrido daños. Pero el mar la había vaciado, solamente quedaban las paredes, el techo y unas ollas viejas. No entiendo cómo sacó todos los muebles. No aparecen por ningún lado. También se salvó un chango, Bernabé, y nuestra gata, que desfallecía de hambre. Por fortuna había llevado de tierra firme comida para los animales de la isla.

"Dicen que desde el aire Holbox se ve perfecto: es porque los techos de paja ni se despelucaron. El daño lo hizo el mar. Cuando pasó Wilma el viento lanzó olas grandes que atravesaron toda la isla y los primeros afectados fuimos los que vivimos cerca de la playa. Ahora vivo en casa de unos vecinos que tuvieron poquísimos daños. Dicen que es porque su difunto papá los cuida, pues sus cenizas están en el mar.

"Empieza a llegar ayuda. Estuvo Fox y prometió arreglar la luz y el agua, pues se rompió la tubería dentro del mar que la trae de tierra firme. Abrirán el paso en la carretera que termina en Chiquilá para traer los víveres, que ahora llegan por aire. En Holbox tenemos que comer, pero muchos otros la están pasando mal, aunque la gente es muy solidaria y trata de ayudar a los más necesitados. Yo nunca había sido damnificada. Ahora conozco las dificultades de la gente para sobrevivir.

"Hay malestar por la forma de distribuir la ayuda. Y porque hace falta arreglar lo del agua, la electricidad, la basura, las fosas sépticas. Además, se necesita apoyo para levantar los negocios locales. Hay comunidades cercanas muchísimo más fregadas. Son las que no aparecen en la tele. Quienes en la ciudad de México quieran dar algo para ellas pueden comunicarse con Adriana Domínguez al 56 73 84 51 o al 56 73 45 93. Ella enviará las cosas.

"La reconstrucción debe incluir prepararnos mejor para enfrentar el próximo huracán y que las autoridades ahora sí regulen el crecimiento de Holbox."

 
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