Usted está aquí: lunes 7 de noviembre de 2005 Deportes ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

La lección de Chaplin

ME PARECE QUE no tiene usted muy claro el concepto de temple, por lo que quisiera invitarlo a mi casa a discutir al respecto, tanto en la teoría como en la práctica, me dijo hace muchos años Alcalino, el prestigiado cronista taurino de La Jornada de Oriente, conocido también como Horacio Reiba, al término de una mesa redonda.

AMOSCADO MAS QUE por el cuestionamiento por la extraña advertencia de Alcalino de que el tema lo discutiríamos también "en la práctica", improvisé un pretexto que resultó infructuoso en cuanto añadió que al final habría buenos vinos y mejores chiles en nogada, preparados por su señora.

CON UNA LIMPIA carrera como periodista en prensa, radio y tv, sabía que Reiba no era ganadero, por lo que mi inquietud se empezó a disipar en el camino pero mi curiosidad aumentaba.

USTED SOSTIENE -RECORDO Reiba- que templar es modificar la velocidad de embestida del toro a voluntad del torero, lo que se traduce en imprimir a la ejecución de las suertes un toreo despacioso, suave, lento, independientemente de si el toro embiste o nomás pasa, si acomete con bravura o con simplona docilidad.

MIRE, ESTE ES Chaplin, dijo Alcalino cuando pasamos al jardín de su casa; nos va a ayudar a dirimir nuestras diferencias con respecto al temple en el toreo en un efímero mano a mano del que nadie se enterará. Se trataba de un minúsculo y vivaracho perro salchicha que en cuanto vio la toalla con que Reiba lo citaba con la diestra se arrancó a toda velocidad, con auténtica casta canina y verdadero afán de morder el engaño.

FAMILIARIZADO MI "ALTERNANTE" con la embestida de su mascota se dedicó entonces a correr la mano en series de toallazos por ambos lados, siempre muy bien rematados, sin que el cánido lograra hacerse del trapo. Ahora le toca a usted, indicó ufano y jadeante mi anfitrión. Confiado tomé la toalla para de inmediato ver cómo la codicia de Chaplin me obligaba a "torear" más rápido que el maestro Eloy, las más de las veces aprovechando el viaje. Luego vinieron varios desarmes, hasta que, aburrido de mis trapazos eléctricos, el dichoso animal, molesto, se prendió de la valenciana derecha de mi pantalón, dejándole un buen agujero a manera de sañudo y victorioso "puntazo".

¿VE COMO EL temple no consiste únicamente en atemperar la embestida, sino en adecuar el engaño a ésta, principalmente si es fiera, codiciosa, de nervio y no sólo repetidora?, asentó Reiba cuando al fin paró de reír.

RECORDABA LO ANTERIOR durante la tediosapoteósica corrida inaugural de la temporada grande 2005-2006 en la Plaza México, donde una empresa posmoderna, es decir, sin posibilidad de entender que la bravura es la base del espectáculo; un ganadero al que ya se le pasó la mano en la conformación de un toro propicio para el lucimiento fácil; un maestro español con una experiencia sólo proporcional a su efectismo frente a reses pasadoras; un público tan ocasional como aplaudidor, y un juez con sus exageradas premiaciones abarataban todos, una vez más, el otrora importante escenario. Chaplin ha de haber aullado.

 
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