Usted está aquí: miércoles 20 de abril de 2005 Política Canibalismo "científico"

José Steinsleger

Canibalismo "científico"

Con justificada inquietud, un lector solicita más datos acerca de un asunto comentado en mi artículo anterior, dedicado al prócer borinquén Pedro Albizu Campos, de quien mañana se cumplen 40 años de su muerte (La Jornada, 13/04/05).

El asunto trata de las radiaciones sufridas por el apóstol independentista en la cárcel de La Princesa, en San Juan de Puerto Rico. Mis fuentes provienen de tres documentos escritos por el historiador puertorriqueño Pedro Aponte Vásquez: la ponencia leída ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas (1984), el libro Yo acuso. Tortura y asesinato de don Pedro Albizu Campos (1985) y la conferencia sobre la etapa de su prisión en Estados Unidos, dictada en el Ateneo Puertorriqueño, con base en documentos desclasificados del FBI (2002).

José Manuel Torres Santiago, otro investigador de la isla antillana, recuerda que el 12 de noviembre de 1931, cuando el mundo se reía de Hitler, el técnico de laboratorio Luis Baldoni encontró al pie de su microscopio en el Hospital Presbiteriano de San Juan una carta escrita por el médico estadunidense Cornelius P. Rhoads, jefe de una misión científica de la Fundación Rockefeller.

Dirigida a un tal F. W. Stewart, la carta dice: "Los puertorriqueños son sin duda la raza de hombres más sucia, haragana, degenerada y ladrona que haya habitado este planeta. Uno se enferma de tener que habitar la misma isla que ellos. Son peores que los italianos. Lo que la isla necesita no es trabajo de salud pública, sino una marejada o algo para exterminar totalmente a la población. Entonces pudiera ser habitable".

El doctor Rhoads añade: "Yo he hecho lo mejor que he podido para acelerar el proceso de exterminio matando ocho y trasplantándole cáncer a algunos otros... El asunto de considerar el bienestar de los pacientes no tiene aquí ninguna importancia -de hecho los médicos se deleitan con la tortura y el abuso de los infortunados sujetos-..."

Albizu Campos publicó la carta y una declaración jurada del técnico Baldoni, y de cómo Rhoads trató de sobornarlo y callarlo. Veinte años después (luego de Auschwitz y el desgarre de vestiduras del "mundo libre"), Albizu sería víctima de experimentos con radiaciones de calor intensas que le causaron dermatitis aguda y deterioro de los órganos vitales.

Las autoridades coloniales y el gobierno de Estados Unidos dijeron que estaba "loco" porque se defendía de las radiaciones cubriéndose el cuerpo con toallas húmedas. El líder independentista era un hombre conocido. Sin embargo, cientos de presidiarios y campesinos de Puerto Rico fueron sometidos a estas pruebas por los médicos de la Fundación Rockefeller.

En los años de 1960 (al igual que en Bolivia y Sudáfrica), las prácticas médicas siguieron con la esterilización masiva de mujeres pobres usadas de cobaya en los experimentos de la píldora anticonceptiva, en abierto desafío a las recomendaciones previstas en el juicio de Nuremberg y en la Declaración de Helsinki sobre investigación biomédica humana (1947).

En febrero de 1995, el Departamento de Energía de Estados Unidos admitió que científicos de la Universidad de Chicago realizaron en 1953 un estudio entre reclusos perfectamente sanos de la cárcel de Illinois, para examinar cómo reaccionaban a una droga contra la malaria. Diez años después, estudiantes de la Universidad de Rochester suministraron leche con yodo-131 a individuos sanos, entre ellos niños. Como resultado, una de las pequeñas víctimas desarrolló cáncer de tiroides.

Hellin Weiss, directora de la Oficina de Experimentos Radiactivos en Humanos, indicó que en el decenio de 1970 se realizaron 154 experimentos radiactivos con 9 mil personas, figurando entre ellas reclusos, enfermos mentales y niños sudafricanos. "El número de experimentos pudieron ser el doble", observó la funcionaria.

Los experimentos fueron practicados por científicos del laboratorio nacional de Brookhaven (Nueva York), quienes suministraron dosis radioactivas de vitamina C en personas con hemosiderosis (enfermedad similar al escorbuto), y en mujeres embarazadas irradiadas para experimentar los efectos en el feto.

En la década de 1980, doce enfermos incurables en el Hospital Montefiore del Bronx recibieron un "coctel" concentrado de calcio radioactivo y estroncio 85 con el fin de medir la absorción de estas sustancias en los tejidos. En 1995 el presidente William Clinton pidió perdón a los afroestadunidenses que de 1932 a 1972 fueron utilizados como cobayas por los médicos del Servicio Público de Salud, a los que se inoculó sífilis para seguir su evolución física y mental.

Para América Latina, el caso de Albizu resulta emblemático, pues con estremecedora claridad demuestra qué tipo de modelo civilizatorio encarnan los Estados Unidos de Norteamérica. En este sentido, los cargos de "nazifascismo" que algunas izquierdas lanzan contra Washington resultan insuficientes para ponderar cabalmente los alcances y connotaciones del proyecto integral de exterminio planetario encabezado por el gobierno de George W. Bush.

 
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