Usted está aquí: lunes 11 de abril de 2005 Política El efecto Minuteman

Jorge Santibáñez Romellón*

El efecto Minuteman

En la frontera de Arizona con México, un grupo de personas se organizaron recientemente con la finalidad, según ellos, de detener el flujo de inmigrantes indocumentados -la mayoría mexicanos-, que buscan entrar a Estados Unidos por esa zona. Se denominan Minuteman Project y se trata de un grupo civil que patrulla la frontera del lado estadunidense y dispone de armas, vehículos y aviones.

Su constitución se articula en un ambiente crecientemente antinmigrante en ese estado, donde ya se habían generado protestas y agresiones de algunos rancheros por la presencia de indocumentados en su territorio. Se trata de unas 200 personas, obviamente violentas, no entrenadas ni organizadas para capturar inmigrantes indocumentados, que fácilmente -si no es que ya ocurrió y aún no lo sabemos- podrían abusar de los inmigrantes, vejarlos, maltratarlos y eventualmente hacerles perder la vida, por exagerado que eso pueda parecer.

Los gobiernos mexicano y estadunidense no reaccionaron de manera conjunta; cada quien por su lado envió a autoridades que por una parte evitarán que "la sangre llegue al río", y por otro orientarán a los emigrantes sobre el peligro que corren al cruzar esa región de la frontera, en virtud de la presencia de este grupo, que se suma a los riesgos ya existentes: el desierto y las organizaciones de polleros.

Aunada a esos operativos, una fuerte presencia de medios de comunicación, sobre todo mexicanos y de organismos de la sociedad civil -aparentemente y por lo menos en el corto plazo- evitó que hoy lamentáramos algún mal mayor sobre los emigrantes, quienes, dicho sea de paso, no estaban enterados de la existencia de este grupo.

Sin embargo, aunque afortunadamente Minuteman Project aún no ha herido o lastimado a algún emigrante, su existencia es sumamente grave en el corto y largo plazos; tiene causas que no sólo eran predecibles, sino que se expresaron oportunamente, sin que nadie hiciera nada al respecto, e introduce distorsiones en las rutas de los flujos migratorios que sólo significarán más males para nuestros emigrantes.

Efectivamente, a partir del endurecimiento de la parte oeste de la frontera entre México y Estados Unidos, y particularmente desde el desarrollo del llamado Operativo Guardián en la región Tijuana-San Diego, a mediados de los años 90, los emigrantes mexicanos -y los polleros que los guían- intentaron nuevas rutas hacia el noroeste de México, donde había menos elementos de la Patrulla Fronteriza y menor vigilancia.

A pesar de que se le dijo explícitamente, la Patrulla Fronteriza no desplazó a más elementos a una nueva región de cruce, que no sólo ponía en riesgo la vida de los emigrantes, sino que provocaría reacciones negativas de los habitantes de las localidades fronterizas, tal como hoy está ocurriendo.

Por su parte, México desarrolló incipientes esfuerzos de protección y orientación estableciendo uno de los llamados Grupos Beta, que de manera realmente heroica, pero insuficiente, salvaron muchas vidas.

Los que quizá creyeron más esas predicciones fueron las líneas aéreas mexicanas, que incrementaron de manera considerable sus vuelos a la ciudad de Hermosillo, o los taxistas del aeropuerto, que modernizaron y ampliaron sus unidades para poder transportar a los emigrantes a la ciudad de Altar, para que de ahí iniciaran su viaje hacia la frontera con Arizona; también creyeron algunos empresarios y políticos de esta ciudad que desarrollaron hoteles como el Altar Inn, en lugares que tienen muy poco de turísticos.

Sin embargo, los mayores males aún están por venir. Como ocurrió en California, cuando gobernado por el republicano Pete Wilson, se gestó un ambiente antinmigrante que generó grupos similares y que, entonces, para evitar que realmente hubiera acciones violentas, como ellos mismos lo reconocen hoy en día, el gobierno del presidente Bill Clinton desarrolló una estrategia que por lo menos alejara a los inmigrantes indocumentados de esa región, y entonces surgió el llamado Operativo Guardián, con casi 2 mil 500 agentes en apenas 40 kilómetros, sensores de cuerpos calientes, vigilancia aérea las 24 horas, etcétera, lo cual a su vez originó la ruta de Arizona, que hoy es objeto de noticia.

Así las cosas, el gobierno de Estados Unidos, con los mismos pretextos que utilizó en California, y muy probablemente con las mismas estrategias, en un tiempo, alejará a los emigrantes de la zona donde hoy operan los Minuteman y surgirá otra en la que se repetirá el proceso.

¿Qué, de verdad es tan difícil de entender?; ¿qué, de verdad no se puede hacer nada para evitarlo; no son suficientes 400 muertos por año en esa frontera?

* Presidente de El Colegio de la Frontera Norte

[email protected]

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.