Usted está aquí: lunes 11 de abril de 2005 Cultura Carlos Santana: ''no temamos a la unidad"

Carlos Santana: ''no temamos a la unidad"

Ampliar la imagen El m� de Autl� Jalisco, hizo hervir el perol del Palacio de los Deportes con sus 20 mil asistentes. Invit�todos al Z�o a un concierto gratuito el 15 de abril a las 21 horas. En las tribunas aparecieron carteles de ��no al desafuero�� FOTO MARCO PELAEZ

PABLO ESPINOSA

Ante unas 20 mil personas y durante 144 minutos, Carlos Santana hizo hervir el perol gigantesco en que se convirtió el Palacio de los Deportes la noche de este domingo.

Ofició las bodas de lo carnal con lo espiritual, de acuerdo con la definición de su trabajo: "La música es dar y recibir orgasmos espirituales". Y llamó a la unidad: "Si el PRI y el PAN nos llevan a la mierda, nos destruimos", dijo ante las aclamaciones, llevándose una mano a las asentaderas y luego al corazón. "Lo que está aquí -dijo en referencia a la región por donde desechamos lo que no nos sirve- debemos llevarlo aquí", y se señaló el corazón.

Fue muy explícito: "No le tengamos miedo a la igualdad, no le tengamos miedo al futuro, porque el futuro es la igualdad. La ciudad de México tiene más poder y más magia que Tokio, Nueva York, Roma o París. La magia de esta ciudad es muy poderosa. Queremos que haya unidad en México".

Lanzó enseguida una invitación: "Lo que era un rumor hasta este momento lo podemos confirmar: vamos todos al Zócalo el 15 de abril a las 21 horas, donde ofreceré un concierto para la gente, un concierto gratuito para la ciudad de México, para su magia y su unidad. Que haya armonía, que no haya violencia", pidió.

Durante los 143 minutos anteriores, Carlos Santana condujo a todos hasta el éxtasis. Con los nuevos integrantes de la Carlos Santana Band, entre quienes figuran el calderero mágico Karl Perazzo, el conguero Bobby Allende y su hijo Salvador Santana en los teclados, el hijo de Autlán y de mariachis celebró el abrazo solar y lunar de su música-compendio multicultural.

Comenzó con rumbo y rumba: una versión dinamitada de Jingo, ese clásico de su álbum primigenio, el inicial y el iniciático, titulado simplemente Santana, y eslabonó enseguida una secuencia formidable de piezas clásicas y nuevas con la estructura que inventó y perfeccionó Antonio Vivaldi: la irresistible combinación allegro-adagio-allegro, que es como decir un 4-2-4 en futbol, un gambito de reina en ajedrez o la mejor estrategia amorosa en un coito perfecto.

Carlos Santana en éxtasis: en el momento en el que pulsa el mástil, aplasta la solfa sobre la panza de su guitarra, eleva los ojos al cielo, los entrecierra y gime un gesto de guerrero en trance, la imagen se congela y se convierte en un cuadro de Francisco Toledo: Santana es una de esas divinidades paganas de la zoología fantástica tolediana, el mástil de su guitarra es uno de esos falos que pueblan las potencias de las obras del artista oaxaqueño, los 11 mil falos que ha celebrado en sus ensayos la maestra Elena Poniatowska, los 11 mil falos listos para las 11 mil vírgenes.

Exquisita, la sesión enfebrecida que obsequió Carlos Santana la noche del 10 de abril de 2005 en el Palacio de los Deportes. Una noche de clamores y fulgores. Una noche de pancartas de la resistencia civil y de un llamado, el de un líder popular como Carlos Santana, a la unidad, a la concordia, a "no tenerle miedo a la igualdad, es decir al futuro".

Carlos Santana refrendará este llamado el 15 de abril en pleno Zócalo.

 
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