Beijing+10
Promesas y pocas medidas concretas en la quinta Conferencia Mundial sobre la Mujer

• ¿No retroceder es avanzar?
• Sólo los movimientos sociales obligarán a gobiernos a respetar derechos de las mujeres


Tras dos semanas de debates, la quinta Conferencia Mundial sobre la Mujer finalizó con la reafirmación de los compromisos adquiridos hace 10 años en Beijing, China, pero sin nuevos progresos en la agenda de los derechos humanos de las mujeres.

Diez años después de la Conferencia Mundial de la Mujer celebrada en Beijing, delegados de Naciones Unidas, Gobiernos y organizaciones no gubernamentales (Ong´s) se reunieron del 28 de febrero al 11 de marzo en Nueva York, Estados Unidos, para revisar y examinar los progresos realizados desde entonces.

La adopción de una Declaración en la que se reafirman los compromisos y la Plataforma de Acción (PAM) a favor de los derechos de la mujer adoptados hace 10 años en Beijing ha sido el resultado más significativo de esta reunión. El documento final hace también un llamamiento a realizar mayores esfuerzos para lograr la igualdad de género y facilitar el progreso de la mujer. Para ello los gobiernos se comprometen a emprender nuevas acciones y subrayan que la aplicación plena y efectiva de estos compromisos es fundamental para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

“Esta declaración concisa y enérgica es una reafirmación sin reservas e incondicional de la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing y una promesa de futuras medidas encaminadas a aplicar cabal y aceleradamente los documentos aprobados en Beijing”, afirma Kyung-Sha Kang, presidenta de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

La aprobación del documento no estuvo exenta de controversia, ya que Estados Unidos había propuesto inicialmente enmiendas que debilitaban esta declaración y restringían algunos aspectos sobre los derechos reproductivos recogidos en la PAM.

Durante las consultas realizadas sobre el proyecto de declaración, Estados Unidos y un par de países más habían propuesto enmiendas que debilitaban y socavaban el compromiso de hacer realidad los derechos humanos de las mujeres. La propuesta de Estados Unidos buscaba restringir el ámbito de los compromisos de Beijing al afirmar que éstos "no crean nuevos derechos humanos internacionales" y, en particular, "no incluyen el derecho al aborto".

Durante el encuentro, en el que participaron aproximadamente 80 ministros, más de mil 800 delegados gubernamentales de 165 Estados miembros, siete primeras damas (de Burkina Faso, la República Dominicana, Malí, México, Panamá, Sudáfrica y Suriname), y más de dos mil 600 representantes no gubernamentales de todas las regiones del mundo, se detallaron los progresos alcanzados en la situación de las mujeres durante el último decenio (mejoras en la educación de las niñas, adelanto económico de la mujer y aumento de su participación política, reformas para eliminar las leyes discriminatorias...) pero también se pusieron de relieve los retos pendientes.

“Este examen llamó la atención sobre los numeroso aspectos en los que la igualdad no es una realidad para la mujer –los altos índices persistentes de violencia contra la mujer en todo el mundo, en especial en los conflictos armados, la incidencia cada vez mayor del VIH/Sida, la desigualdad entre los géneros en el empleo, la falta de derechos en materia de salud sexual y reproductiva, para mencionar unos pocos” afirma Carollyn Hannan, directora de la División para el Adelanto de la Mujer.

El día final de la 49 Sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW), el 11 de marzo, se aprobaron también una serie de resoluciones reclamando medidas contra el tráfico sexual, para fomentar la prevención del Sida y para luchar por el progreso económico de las mujeres.

La resolución sobre tráfico de mujeres propuesta por la administración Bush fue aprobada sorpresivamente. Al respecto la delegación China apeló a la transparencia del proceso, pues hasta la noche del 10 de marzo no se tenía en claro el contenido del documento. Algunas delegaciones y Ong´s la rechazaron al temer que dejaría abierta la puerta a la criminalización del trabajo sexual y mayores controles antinmigrantes.

Una de las resoluciones que más "jaloneos" provocó fue la de adelanto económico de la mujer, propuesta también por Estados Unidos, que ante las enmiendas que le hicieron los países, terminó por retirarle su patrocinio. Sudáfrica pidió la inclusión de los derechos sexuales y reproductivos como se establece en la PAM, mientras que la jefa de la delegación estadunidense dijo que no podía aceptar ese lenguaje. Al final, por 39 votos a favor, cuatro abstenciones y la negativa de Estados Unidos se aceptó la inclusión y reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres trabajadoras.

El mismo país demandó también correcciones a la propuesta, para que el termino "igualdad de oportunidad" se sustituyera por el de “igualdad de facto” como se establece en la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación hacia la Mujer (CEDAW); esta enmienda también fue sometida a votación y Estados Unidos volvió a perder. En ese momento y para sorpresa de todos, Estados Unidos pretendió retirar su resolución, sin embargo, esto no fue posible porque la delegación de Cuba aclaró que una vez enmendada una resolución no era posible retirarla.

La cuarta resolución aprobada fue la del Relator especial sobre las leyes que discriminan a la mujer, donde nuevamente la enmienda de Estados Unidos que exigía que esta no tuviera vinculación con la CEDAW fue rechazada por 36 países.

Oportunidad perdida

A pesar de considerar positiva la reafirmación por parte de los gobiernos de los compromisos adquiridos en Beijing, diversas Ong´s presentes en el encuentro advirtieron sobre el peligro de que éstos se conviertan en meras promesas vacías a menos que los dirigentes los transformen en acciones concretas. Manifestaron también su preocupación ante el riesgo de que sea El Salvador el país que presida ahora la CSW, “al tener este país una línea directa de obediencia con Estados Unidos”.

Feministas autónomas que no asistieron al encuentro, señalaron por su parte que nada puede esperarse de los gobiernos si no existen fuertes movimientos sociales en los países que los obliguen a respetar los derechos humanos de las mujeres, en especial los derechos sexuales y reproductivos, sobre todo ante el avance de la derecha que se ha venido dando en Estados Unidos, en países de América Latina y Europa, y el reforzamiento de los fundamentalismos religiosos cristianos e islámicos.

Por otra parte, organizaciones como Amnistía Internacional lamentaron que los dirigentes políticos no hayan ido más allá ni avanzado en los esfuerzos para promover los derechos de las mujeres. “La declaración adoptada tiene un ámbito extremadamente moderado y apenas añade nada, salvo la reafirmación de los compromisos realizados hace 10 años. La revisión brindaba una oportunidad fundamental para progresar en la agenda de los derechos de las mujeres pero esta oportunidad se ha desperdiciado”.

AI, sin embargo, aplaudió el hecho de que se haya reafirmado plenamente la Plataforma de Acción de Beijing sin diluir ni socavar ninguno de los compromisos contenidos en ella.

Organizada en torno a 12 áreas críticas de preocupación, la PAM establece un amplio programa para progresar en la condición jurídica y social de la mujer y fortalecer la protección de sus derechos humanos. En el área de los derechos sexuales y reproductivos, la Plataforma establece que la mujer tiene "derecho a tener control sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluida su salud sexual y reproductiva, y decidir libremente respecto de esas cuestiones, sin verse sujeta a la coerción, la discriminación y la violencia".

Redacción de Triple Jornada con información de: Canal Solidario, Adital y CIMAC
www.canalsolidario.org
www.adital.com.br/site/
www.cimac.org.mx

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