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México D.F. Martes 6 de julio de 2004

Carlos Montemayor

El huracán y Quetzalcóatl

Un jovencito limaxkgan, ''huérfano" en totonaco, dice una tradición popular, liberó a los vientos tempestuosos que moraban en la Pirámide de los Nichos de El Tajín; en castigo yace recostado en el fondo del mar; al moverse y fumar su pipa produce el ''trueno viejo". En varias tradiciones el Señor del Trueno se viste una capa o manga que contiene en sí misma el poder de provocar y controlar las tormentas. Los tepehuas de Veracruz le llaman Siní, pero también emplean un ''equivalente'' cristiano: San Juan. Los mixes creen que por el mes de junio se escucha a lo lejos, hacia el Oriente, un ruido extraño como trueno sordo. Los mazatecos escuchan ese ruido en el mes que ellos llaman Shu-majé, de mayo a junio, que significa ''Trueno grande''. Otros pueblos creen que la tromba que cae del cielo y causa gran destrucción es una serpiente gigante. Entre los popolucas de Veracruz se dice que Huracán está acostado como un Chac Mool en el fondo del mar y cuando fuma se van formando las nubes que hacen llover. Entre tepehuas del occidente de El Tajín, cuando comienzan las lluvias dicen que ''grita el Viejo" en el oriente para referirse al trueno que yace en el fondo del mar. Entre los totonacos de El Tajín y otros lugares de Veracruz tales ruidos son atribuidos a un ser sobrenatural llamado ''El Trueno Viejo'' que permanece encadenado en el fondo del mar y cuyos roncos rugidos comienzan a escucharse desde el mes de junio y se prolongan hasta julio y agosto.

Un poema del poeta mazateco Juan Gregorio Regino, Xingá chi'un, literalmente el Trueno viejo, dice:

El señor del trueno

preguntó a sus hijos,

''Ƒcuándo es mi día?"

Ellos le respondieron:

''Se avecina tu día, padre,

se avecina la novena luna

de la formación del mundo."

Preparó luego su fiesta.

Rompió el silencio eterno.

Relampagueó el fondo de la tierra.

Disoció las nubes conexas

y en dardos mortales convirtió el pedernal.

''ƑCuántos días faltan?" preguntaba constantemente.

''Falta un poco padre",

contestaban los hijos.

Llegó la novena luna

y nadie le avisó.

Porque dicho está en el tiempo

que un cataclismo hará.

''ƑCuándo es mi día?",

volvió a preguntar.

''Ya pasó padre, apenas ayer pasó",

le responden. Se enoja tanto

y lanza su furia.

Truena aquí y allá,

quema el árbol,

quema la piedra,

quema la tierra.

Vuelve después la calma.

Vuelve a esperar su día.

En un bajorrelieve de El Tajín, el señor Quetzalcóatl es ayudado a salir de las profundidades del mar: es Venus, como estrella de la mañana que aparece en el mar, en el Oriente, donde permanecerá antes de convertirse en su gemelo opuesto. Esta imagen conserva la idea de que el dios del ''Viento" o Huracán estaba amarrado en las profundidades del mar. En el Tablero Norte hay otras dos representaciones importantes de Quetzalcóatl. En la banda superior aparece como estrella de la mañana y de la tarde, con dos cuerpos y un solo rostro. En el cuadro central aparece como un personaje que está acostado y amarrado en un templo sumergido en el mar, como un Chac Mool maya; con la boca sostiene un tallo encima del cual está una ''S" que lo identifica con el ''dios del Viento tormentoso". Es decir, se trata de Huracán.

En el Popol Vuh leemos: ''Se manifestó la creación de los árboles y de la vida y de todo lo demás que se creó por el Corazón del Cielo, llamado Huracán. La primera manifestación de Huracán se llamaba Caculhá Huracán, El Rayo de Una Pierna. La segunda manifestación se llamaba Chipí Caculhá, El Más Pequeño de los Rayos. Y la tercera manifestación se llamaba Raxá Caculhá, Rayo Muy Hermoso".

La ciudad de El Tajín ha estado sujeta a frecuentes tormentas y ciclones. Los del Golfo de México son vientos boreales que soplan violentamente de uno a tres días seguidos sobre las planicies costeras de los estados de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche y la península de Yucatán. La temporada de nortes se extiende de octubre a mayo. Ciclones y huracanes producen vientos destructivos y lluvias torrenciales. No es extraño que El Tajín se haya convertido en la Ciudad Sagrada de Huracán, dios de la tempestad.

Habíamos dicho que en los frisos de El Tajín, el valor esencial de Quetzalcóatl es la luz que se manifiesta como estrella de la mañana y estrella de la tarde, que vuelve a manifestarse como sol naciente y sol poniente, que vuelve aparecer como relámpago y rayo. La Luz atraviesa todas sus facetas y mudanzas. Quetzalcóatl es, por ello, el fuego perenne que expande la vida. Pero también es el misterio espiritual de la sombra, porque conoce la oscuridad del silencio: proviene del inframundo, combate en el inframundo, es la luz que vence y renace desde el sombrío reino de la muerte. Por ello su espiritualidad, vida y simbolismo, abarcan el universo. De su capacidad de guerrero nace la luz como el misterio religioso de la existencia. La sangre roja y la negra oscuridad fueron parte de su secreto espiritual: la vida y la muerte. Tal vez por ello la Pirámide de 365 nichos elevaba su imponente arquitectura con dos colores básicos: el rojo profundo para los muros exteriores y el negro para el interior de los nichos.

En un canto atribuido a los toltecas se dice que Quetzalcóatl, después de abandonar Tula, fue a la orilla del mar con sus arreos preciosos y su máscara; se sentó en una barca y se prendió fuego; a los ocho días se convirtió en la estrella de la mañana y desde entonces se le reconoció como Señor. Este canto acentúa dos elementos esenciales de la espiritualidad de Quetzalcóatl: su transformación por el fuego y su sacrificio.

Un monumento encontrado en el Edificio 4 de la Plaza de los Nichos, que posiblemente formaba parte de un altar, muestra a dos ''serpientes" que se entrelazan para formar un ''escudo" de flor de fuego atravesado por tres dardos. Las serpientes llevan un manojo de plumas atadas a la cola y las cabezas se rematan con penachos de plumas largas. De ambas serpientes sale un haz de ''flamas de fuego". Cuatro personajes admiran estas refulgentes serpientes. Un sacerdote lleva en la mano izquierda un ''cuchillo de sacrificio" y en la otra varias tiras de tela o corteza para recoger la sangre. Otro personaje sostiene un ''atado de cañas" para quemar y otro atado de palillos y yesca para encender el fuego. Detrás de ellos se encuentran dos sacerdotes jóvenes con bolsas para el copal. El sacrificador y su ayudante están relacionados con el Oriente, el mar y el sitio de Venus como estrella de la mañana. El encendedor del fuego y su ayudante están asociados a los ríos que bajan hacia el mar por el Poniente, el agua inclinada.

Tal vez las dos serpientes emplumadas entrelazadas se estén convirtiendo en sol por el escudo de flor de fuego. Es posible que se esté sugiriendo otro milagro: el nacimiento de un nuevo Sol asociado a la guerra y a los sacrificios. Quizá la escena refiere la adoración que se le tributaba así o en los ciclos de 52 años llamados del Fuego Nuevo, que los mexicas siguieron celebrando cuando el poderío de El Tajín se había ya extinguido. Con el Quinto Sol surgió una nueva edad y una nueva humanidad, a la que se dio el maíz como alimento. Con esta deidad, deslumbrante y, también como el Sol, llena de poder, se comenzó a forjar una religión casi monoteísta, que se propagó en muchas direcciones y fue capaz de unificar profundamente a los pueblos mesoamericanos.

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