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Obituario   - NUEVO -

P O L I T I C A
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México D.F. Jueves 1 de julio de 2004

Ignorancia, otra de las razones para satanizar ese modelo, aduce el secretario

Neoliberalismo, víctima de pésima prensa: Gil Díaz

ROBERTO GARDUÑO Y VICTOR BALLINAS

En defensa del "mítico neoliberalismo" que recorre el mundo "y se inserta en los vacíos intelectuales de algunos discursos como un demonio inefable, indefinible, ubicuo y espectral", el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, acusó a los detractores del actual modelo económico, entre ellos "una pésima prensa", de no entender, no definir, no saber identificar o simplemente desconocer el "verdadero liberalismo".

El funcionario acudió a recibir la Gran Orden de la Reforma que otorga la Academia Nacional, y ahí hizo una defensa a ultranza del liberalismo y su continuación, el neoliberalismo. Sus conclusiones le llevaron a hermanar a los conservadores y socialistas, que en "franca oposición a los auténticos liberales" desconocen las fuerzas que mueven la economía.

La cátedra de Gil Díaz comenzó con referencias a las confusiones semánticas que provoca la palabra liberalismo: "Por si no bastasen los equívocos que, por ejemplo, hacen que a la centroizquierda estadunidense se le llame erróneamente liberal, y a muchos conservadores europeos se les califique así también erróneamente, se añade en la actualidad el adjetivo de neoliberal, que se ha convertido en una especie de objeto arrojadizo, cual insulto, para descalificar sin mayor análisis todo aquello que nos molesta o que perturba nuestros intereses o creencias".

Y es que este "mítico neoliberalismo que recorre el mundo", adujo el responsable de la hacienda pública, es considerado por sus detractores sembrador de "miseria, hambre, desolación y pobreza". Por lo tanto propuso intentar un acercamiento al que llamó "verdadero" liberalismo. Su argumentación aludió a la intención indefinida de los liberales de mitad del siglo XIX, que reconstruyeron el complejo tejido social tras décadas de insurrecciones e invasiones.

"Deseo aprovechar esta oportunidad para compartir con ustedes algunas reflexiones que considero tienen mucho que ver con el importante papel que puede desempeñar esa vocación por la libertad personal, característica del verdadero liberalismo, así como esa apertura al cambio que hacía que los liberales mexicanos del siglo XIX, a los ojos del historiador Daniel Cossío Villegas, parecieran gigantes, (y) de verdad lo fueron".

La defensa continuó. Gil Díaz recordó a uno de sus guías, el Nobel de Economía Friedrich Hayek, cuando afirmó que ser liberal significa ser defensor de la libertad como sinónimo de movimiento, y el ser conservador y socialista como oposición del cambio.

"Nada más equivocado que caracterizar a los liberales o a quienes defienden la libertad por encima de todo poder arbitrario del Estado o del gobierno, como una especie de centristas a medio camino entre los conservadores y los socialistas; por el contrario, advierte Hayek, no pocas veces los conservadores, por su oposición al cambio, suelen darse la mano con los socialistas en el afán de ponerles límites y controles al cambio espontáneo e impredecible. Ni a los colectivistas ni a los conservadores les agrada el desorden inherente a la evolución humana y al progreso."

Además de afirmar que el desconocimiento de las fuerzas que mueven la economía es un factor más que acerca a conservadores y socialistas, el secretario de Hacienda recordó que Hayek ubicaba a estos últimos como cercanos en "el nacionalismo entendido como ensimismamiento", mientras que los liberales se caracterizan por su apertura al mundo.

"Dicho en términos de hoy, los conservadores y socialistas suelen detestar el fenómeno de la globalización, mientas que los liberales han encontrado que el progreso humano, la ciencia y la tecnología no saben de fronteras, como tampoco necesita de ellas el comercio que se convierte, libre de ataduras proteccionistas, en formidable vehículo de prosperidad."

Hoy como en el siglo XIX el auténtico liberalismo es reformador, no pretende destruir lo existente para construir alguna utopía sobre las ruinas, sino estar atento a los avances del conocimiento humano para dar forma nueva a la misma sustancia, que eso, y no otra cosa, es reformar. "No se trata de que el liberal sea un fanático del cambio por el cambio, sino que está siempre abierto a todos los que hagan los hombres, no sólo los más prósperos, sino sobre todo los más libres. Todo esto porque el liberal sabe que para el ser humano sin libertad no hay prosperidad que valga la pena", agregó.

Por su parte, la secretaria de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, quien recibió el mismo premio en el acto, recordó: "Pobreza puede definirse, sin duda, como ausencia de libertad. Los más pobres no tienen la libertad para hacer efectivos sus derechos y no siempre la tienen para ejercer sus responsabilidades ciudadanas".

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