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Obituario   - NUEVO -

E C O N O M I A
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México D.F. Miércoles 30 de junio de 2004

Por cada empleo formal generado, seis se crean en las calles de ciudades: Banamex

Creció 102% el desempleo este sexenio; hay un millón 241 mil desocupados

Las condiciones de ocupación son tan precarias, que algunos prefieren no trabajar a soportar malos tratos y poca paga 62% de trabajadores, sin beneficios de ley, según INEGI

VICTOR CARDOSO Y JUAN ANTONIO ZUÑIGA

Durante los cuatro años transcurridos del gobierno del presidente Vicente Fox, más de 612 mil personas se han sumado a las filas del desempleo abierto, lo que representa un crecimiento de 102 por ciento respecto del año 2000. Con ello, la cifra total llega a casi un millón 241 mil habitantes del país.

Estos mexicanos, que deambulan en busca de algún trabajo sin encontrarlo, serían suficientes para poblar las ciudades de Guanajuato, Chilpancingo, La Paz, Oaxaca, Chetumal, Ciudad Victoria y Campeche, que en conjunto suman un millón 283 mil residentes.

Nunca antes, desde 1950 la sociedad mexicana había enfrentado un flagelo de esta naturaleza, que ha llegado a tomar dimensiones de problema de Estado. Los indicadores oficiales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), no dejan lugar a dudas. La frialdad de las cifras es contundente: hace 54 años los desocupados representaban 0.41 por ciento de la población total del país; en mayo de 2004 esa proporción se elevó a 1.19 por ciento.

Para evitar malos entendidos, el INEGI acuñó la siguiente definición de desocupado: ''persona de 12 años o más que en la semana de referencia no tenía trabajo, pero lo buscó activamente''.

En la actualidad, no sólo es mayor el número de personas abiertamente desempleadas; también es mayor la dificultad para ubicarse en un puesto laboral así como el tiempo que las personas tardan en encontrarlo.

Los más recientes indicadores del INEGI señalan que si en 2002 el 25.87 por ciento de los desempleados tardaron más de nueve semanas en ocuparse, en mayo de 2004 esa proporción se elevó a 28.66 por ciento. En este indicador las cifras del INEGI dan cuenta de que hace dos años en esta situación se encontraba 86.67 por ciento de los cesantes, mientras hasta hace un mes este porcentaje aumentó a 88.76 por ciento.

Además, los indicadores muestran que se ha elevado el número de personas desempleadas que cuentan con alguna experiencia laboral anterior. Hasta abril pasado, sólo la industria de la transformación había cerrado más de medio millón de plazas en lo que va del sexenio. También el gobierno federal hace lo suyo en materia de desempleo, pues entre enero de 2003 y marzo de 2004 canceló 62 mil 522 puestos de la administración pública.

Alarma regional

El tamaño del desempleo abierto es de tal magnitud que ha llamado la atención de los principales grupos de análisis. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presenta un panorama poco alentador no sólo de México, sino de América Latina: ''A las personas sin trabajo se suman aquellas cuyo empleo es de muy mala calidad, con bajos niveles de productividad e ingreso; en su inmensa mayoría trabajan en el sector informal o no estructurado de la economía. Las estimaciones de la OIT muestran que 47 por ciento de la PEA (población económicamente activa) urbana ocupada de América Latina trabaja en el sector informal. En términos generales, siete de cada diez personas económicamente activas en el ámbito urbano de América Latina carecen de empleo o tienen un empleo de mala calidad''.

También analistas privados lanzan la voz de alerta. En el más reciente volumen de Análisis Económico y Bursátil, el grupo HSBC es lapidario: ''es claro el rezago que evidencia la generación de empleos. Nuestra expectativa es que el desempleo general promediaría este año 3.4 por ciento, superior al 3.2 por ciento del año pasado''.

De acuerdo con este grupo financiero, la tasa de desempleo se ubicó en mayo en 3.48 por ciento, en línea con los reportes del INEGI, aunque con base en sus estimaciones esperaba sólo 3.4 por ciento. ''La tendencia del desempleo se ha mantenido sin cambios, lo que nos envía un claro mensaje: que la recuperación económica que vimos en los meses recientes aún no se refleja en el empleo''.

Por su parte, la subsidiaria en México de Citigroup, Banamex, en un trabajo sobre el sector informal en las ciudades del país, estimó que a la par del mayor número de desocupados, los puestos laborales se han deteriorado. Según el análisis, ''la población que se incorpora al mercado de trabajo lo hace mayoritariamente en el sector informal de la economía. Durante 2003 la tasa de crecimiento de los trabajadores afiliados al (Instituto Mexicano del) Seguro Social en el ámbito urbano creció 0.1 por ciento, mientras el empleo informal se elevó 4.8 por ciento''.

Más cercano en el tiempo, el análisis destaca que ''en 2004 la situación cambia poco; en el primer trimestre las plazas con registro al IMSS crecen 0.7 por ciento y las no formales lo hacen en 4.3 por ciento''. Esto implica que por cada empleo generado en el sector formal de la economía, seis se crean en las calles de las ciudades.

Pero además indica que las condiciones de ocupación son tan precarias, que al menos para parte de la población no tener empleo supera a la opción del empleo del informal; es decir que la gente prefiere mantenerse desocupada que aceptar mala paga, malos tratos e inseguridad jurídica.

Sin embargo, los datos oficiales del INEGI presentan un perfil más dramático. De acuerdo con los Indicadores Estratégicos de Empleo y Desempleo que periódicamente elabora este organismo, al comienzo del gobierno del presidente Vicente Fox el número de trabajadores que laboraban sin prestaciones era de 24.2 millones. En los últimos cuatro años, 1.7 millones de personas se acogieron al programa de changarrización lanzado al principio de este sexenio. Al término de marzo de este año los trabajadores que no recibían los beneficios de ley llegaron a 25.9 millones, equivalente a 62 por ciento del total de la población ocupada.

Daños colaterales

El impacto del desempleo, ya de por sí grave para la economía de las familias mexicanas, alcanza dimensiones todavía mayores si se toma en cuenta que de él se desprende una estrecha relación con la delincuencia, como declaró el 5 de junio el subsecretario de Empleo de la Secretaría de Trabajo, Jaime Domingo López Buitrón. ''Existe una correlación muy fuerte'' entre la tasa de desempleo abierto y el aumento en los índices de delincuencia, declaró el funcionario, quien añadió que el indicador del número de cesantes evoluciona de forma ''muy parecida al número de denuncias'' de diversos ilícitos.

La Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos, a su vez, ubica los problemas económicos y el desempleo como la cuarta causa de suicidio en México. ''Los costos personales y sociales del desempleo incluyen adversidades severas en lo financiero y pobreza, deuda, falta de un techo seguro, presiones familiares, aburrimiento, vergüenza, aislamiento, crimen, erosión de la autoestima, merma de las habilidades para trabajar y salud vulnerable'', afirma el organismo.

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