México D.F. Domingo 27 de junio de 2004
Piden reconocimiento legal de sociedades de
convivencia y respeto a dictamen de la ALDF
Padres de familia exigen derechos para homosexuales
y lesbianas
Por primera vez encabezaron la marcha del orgullo gay
del Angel de la Independencia al Zócalo
Los participantes advierten que el sida continúa
siendo un grave problema de salud pública
ANGELES CRUZ
Cuatro años hace que Ramón y Martha se enteraron
que su hijo es gay. "Pensábamos que era nuestra culpa, que no le
habíamos prestado suficiente atención", pero no, la orientación
sexual no se elige ni está de moda, "así son y ya", dice
este matrimonio, integrante del grupo de padres de familia que ayer, por
primera vez, encabezó la Marcha del Orgullo Lésbico, Gay,
Bisexual y Transgénero.
Igual
que el resto de padres y madres que participaron en la movilización,
la pareja exigió, a lo largo de todo el recorrido, "derechos iguales
para lesbianas y homosexuales", porque, "como nosotros, son seres humanos"
y quieren ser parte de una sociedad incluyente.
Algunos con más facilidad que otros, pero todos
los progenitores participantes dieron la cara e invitaron a quienes se
encuentren en la misma situación "a que dejen de sufrir y mejor
entiendan y comprendan a sus hijos". Aquí, dijeron, "estamos dispuestos
a luchar con los muchachos", para que en ningún lugar los discriminen
ni los señalen.
La negación y el rechazo que los padres de familia
pudieron haber sentido en un principio los han transformado en coraje para
hacer conciencia en la sociedad de que la población homosexual existe
y también tiene derechos.
Desde temprana hora, hombres y mujeres, jóvenes
y adultos empezaron a concentrarse en el Angel de la Independencia, y al
igual que los cuatro años anteriores, exigieron el reconocimiento
legal de las sociedades de convivencia. Rechazaron cualquier intento por
modificar el dictamen ya estudiado y aprobado por la Asamblea Legislativa
del Distrito Federal (ALDF).
El grupo de lesbianas reclamó el "pleno derecho
de ciudadanía" que ahora se les niega y anunciaron la realización
del sexto Encuentro Lésbico Feminista Latinoamericano y del Caribe,
en noviembre próximo, en el Distrito Federal.
En materia de salud pública, los manifestantes
señalaron que el sida continúa siendo un problema grave en
el país, pero sobre todo para los hombres que tienen sexo con otros
hombres, grupo de población que ha sido el más afectado por
la enfermedad.
Advirtieron que, hasta la fecha, no existen mecanismos
ni herramientas que mitiguen el aumento de la transmisión del virus.
"Las pocas campañas que se han desarrollado no han tenido un efecto
significativo", dijeron. Nuevamente el Comité Orgullo reclamó
al Gobierno del Distrito Federal que no haya ejercido 5 millones de pesos
que desde 2003 fueron etiquetados por los legisladores para la realización
de campañas preventivas.
La marcha inició un poco después del mediodía
en el Angel de la Independencia y concluyó dos horas más
tarde en el Zócalo capitalino, donde se leyeron los discursos y
se presentaron performance y grupos de artistas amenizaron la fiesta
durante la tarde.
"Aprovechen, que este es su día", animaban los
maestros de ceremonias, mientras los contingentes empezaban a ingresar
a la Plaza de la Constitución. Como ya es tradición, algunos
de los manifestantes decidieron lucir sus mejores galas, algunos personificados
como princesas, novias y ángeles. La mayoría, sin embargo,
tal como son y con un solo objetivo: "que se sepa que existimos".
Los padres de familia, siempre al frente de la marcha,
recibieron aplausos a lo largo de todo el recorrido. Y no es para menos
porque, como ellos mismos dicen: "esto no es fácil", como no lo
ha sido para uno de los participantes, a quien todavía le cuesta
trabajo dar la cara, pero que asistió al acto porque "quiero a mi
hijo y deseo apoyarlo y aceptarlo tal como es".
Al principio, recuerdan Martha y Ramón, por su
parte, fue difícil porque "desconocíamos qué era eso
de la homosexualidad. La única certeza que teníamos era el
amor por nuestro hijo. El era y es lo más importante". Todavía
recuerdan la tristeza que a diario se reflejaba en el rostro del joven,
entonces de 21 años, quien hasta llegó a pensar en el suicidio
por temor al rechazo y al desprecio de sus padres.
Hoy es diferente. El mu-chacho es ingeniero industrial,
el único de su generación que logró el grado sólo
con su promedio escolar, y que desde hace unos meses vive con su pareja
en la casa de sus padres.
Junto con su hija menor, quien es madre soltera, "hemos
construido un nuevo tipo de familia, y eso es lo que queremos transmitir
a los demás", dicen mientras se ponen su camiseta con una gran leyenda
al frente: "Amo a mi hijo gay".
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