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México D.F. Lunes 26 de abril de 2004

James Cockcroft**

Primero de mayo en las entrañas del monstruo*

Desde el comienzo de la guerra fría no se conmemora el primero de mayo en Estados Unidos. El pueblo estadunidense no sabe por qué es conmemorado en el resto del mundo, a pesar de que es en honor de los ocho mártires de Chicago de 1886. Sin embargo, este año habrá actos de protesta, ya que es el primer aniversario de la "victoria" en la guerra contra Irak.

El público está harto del desperdicio de dinero y vidas en Irak mientras los programas sociales de salud, vivienda y educación carecen de fondos. Labor Against the War crece y miles de familias militares están contra la guerra. Cada semana más gente rechaza la doctrina Monroe global de "dominio espectral completo".

También es creciente el descontento en lo económico. En este mes las solicitudes del seguro de desempleo se incrementaron a su nivel más alto desde diciembre de 2002. Tal desempleo, junto con 25 años de neoliberalismo y la precariedad y flexibilidad del trabajo, las derrotas de varias huelgas, la caída del dólar, el déficit presupuestario y comercial, el endeudamiento externo récord y la frecuencia de las guerras, ha dejado a muchos estadunidenses con poca esperanza.

Además, no se ve mucha diferencia entre los millonarios candidatos presidenciales. El senador John Kerry promete reducir en 5 por ciento los impuestos a las corporaciones y crear 10 millones de empleos. Su victoria podría acabar con la hegemonía de la pandilla bushista, pero no cambiaría la política del neoliberalismo ni la guerra "infinita".

El público se da cuenta de que el voto no importa, como se hizo evidente cuando la Suprema Corte escogió como presidente al candidato derrotado en 2000. Según una comisión independiente de los dos partidos, muchos estados no han corregido las fallas en los métodos de contar los sufragios y muchos votantes no saben cómo usar la nueva maquinaria electrónica. La empresa Diebold Elections Systems, que controla el nuevo software de voto electrónico, tiene vínculos con el Partido Republicano. Se ha descubierto que es fácil manipular su software, permitiendo cambios de votos sin dejar rastro.

Normalmente vota poco más de la tercera parte de los estadunidenses con registro electoral, y en su mayoría son de las clases medias y altas. Casi la mitad de los que sufragan son movilizados por la ultraderecha cristiana fundamentalista, cuyo dominio de los talk shows en las emisoras de radio ha estimulado a un grupo de liberales ricos a crear su propio talk show.

En las encuestas más recientes Kerry queda en segundo lugar. El candidato independiente Ralph Nader, con 6 por ciento en las preferencias, atrae a los que normalmente no votan o a conservadores republicanos que se oponen al ALCA o a algunos demócratas (en ese orden y no viceversa).

Kerry imita, sin éxito, el populismo de Bush, quien describe con exactitud a su contrincante: un millonario alejado de las clases obreras y medias con una política de alianzas con "la vieja Europa".

En sus dos discursos principales sobre la política exterior estadunidense (véanse y <...spc_2003_1203html>), Kerry ha usado casi las mismas palabras del famoso documento de septiembre de 2002 de la Casa Blanca, Estrategia de seguridad nacional. En la "guerra contra el terrorismo" dice que Bush no hace lo suficiente, por lo que promete fortalecer y centralizar las agencias de inteligencia y las fuerzas de "ley y orden." Se niega a descartar las guerras preventivas, argumentando que hay momentos en que Estados Unidos debe actuar unilateralmente. Afirma que ordenará "la acción militar directa cuando sea necesario para destruir grupos terroristas y a sus líderes" o "para impedir que los terroristas adquieran armas nucleares, químicas o biológicas". Al igual que Bush, Kerry refiere que hay terroristas "en 60 naciones" y habla de un "enfrentamiento entre la civilización y el caos".

Kerry afirma que "debemos internacionalizar el esfuerzo" en Irak y recomienda enviar 40 mil soldados más: "la situación aún no es Vietnam", dice. Como Bush, apoya la expansión de las fuerzas militares de la OTAN. Es muy aliado del lobby sionista e incluso ha acusado a Bush de "poner en riesgo la seguridad de Israel." Además, promete incrementar el financiamiento del Fondo Nacional por la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), dependencia federal que ha estado detrás de muchos golpes de Estado en el tercer mundo, inclusive los intentos en Venezuela.

Atacando a Bush por su débil posición hacia Fidel Castro y Hugo Chávez, condena al presidente venezolano por su "estrecha relación" con Castro Ruz y con el gobierno cubano "de policía secreta estalinista".

Aunque su sitio electrónico favorece "la venta limitada de alimentos y medicinas a Cuba", apoya la ley Helms-Burton y el embargo contra la isla. Avala la intervención estadunidense en Haití (actualmente ocupado por tropas argentinas, brasileñas y chilenas), y dice que el gobierno debe ahora "encabezar los esfuerzos dedicados al objetivo de preservar la frágil democracia en Venezuela."

La clase obrera estadunidense se encuentra muy debilitada. Menos de 9 por ciento de los trabajadores del sector privado están sindicalizados. El director de Seguridad Interna tiene la autoridad de suspender las regulaciones del servicio civil (sector público), incluidos los derechos sindicales. La intensificada competencia por empleos con salarios decentes, prestaciones de salud y de vivienda adecuada está creando nuevas olas de racismo, antisemitismo y ataques contra inmigrantes, gays y lesbianas, creando condiciones para un nuevo fascismo. Cada grupo étnico trata de defender lo poco que le queda de su posición económica y social.

Hoy, como en el pasado, la única esperanza de un cambio progresista es el crecimiento y la unificación de los movimientos sociales, comenzando con el movimiento antibélico, el movimiento antiglobalización neoliberal, los movimientos de las minorías (inclusive las mujeres y la juventud) y el nuevo sindicalismo social, que unifica a muchos inmigrantes y obreros contra el ALCA, el sexismo y el racismo, y tiene muchas líderes femeninas. Hace cinco meses, 20 mil militantes de estos movimientos, incluso sindicalistas de la confederación sindical "oficial" AFL-CIO, estuvieron en las calles de Miami con delegaciones latinoamericanas protestando contra el encuentro hemisférico sobre el ALCA. A lo mejor miles más estarán en las calles de Boston y Nueva York durante las convenciones políticas de los dos partidos, en julio y agosto. La lucha por un nuevo Estados Unidos posible está presente y vital en lo que José Martí llamó "las entrañas del monstruo".

* Escrito para el número de mayo de la revista Mate Amargo (Argentina,
www.mateamargo.org)

** Profesor vía Internet de la Universidad Estatal de Nueva York y autor de 35 libros, incluyendo América Latina y Estados Unidos. Historia y política país por país y La esperanza de México (México y Buenos Aires: Siglo XXI editores, 2001).

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