Velos, derechos humanos y marginación femenina

A raíz de la aprobación en Francia de la ley que prohibe el uso de símbolos religiosos -como la kippa judía y el hiyab (o velo) utilizado por las mujeres musulmanas- dentro de las escuelas, la polémica sobre derechos humanos y liberación femenina continúa. Al respecto, expertos opinan que esto podría traer consecuencias negativas ya que se estaría violentando el derecho a la libertad de expresión, y por otro lado, se advierte también la crítica hacia la costumbre del uso del velo como modo de opresión hacia la mujer.

La consecuencia más grave de esta ley aprobada en días pasados, es "la discriminación contra las mujeres musulmanas y la negación a su derecho de estudiar", consideró Josefina Salomón, vocera de Amnistía Internacional (AI).

Consultada al respecto, comentó que es alarmante que el cuerpo de la mujer se utilice para politizar asuntos de otra índole, como el religioso. La postura de AI está en el contexto de los derechos humanos y es por esto que el asunto del velo suscita cuestionamientos respecto a la libertad de expresión y la libertad religiosa.

Por principio y antes que cualquier otra ley, las mujeres deben ser libres de elegir si quieren utilizar o no el velo y el chador (túnica negra utilizada por las mujeres iraníes que cubre el cuerpo completo), sin temor a ser castigadas o agredidas. Por ello, agregó, creemos que esa ley además de violentar los derechos humanos, tendrá un fuerte impacto negativo de discriminación sobre las estudiantes, ya que se vulnera su derecho a expresarse libremente.

Agregó que como organización internacional se debe tener cuidado en ver que Francia no restrinja el derecho a la libertad de expresión, y si la ley se impone es una “completa violación”.

Como ejemplo de esta autodeterminación figura la iraní Elaheh Kulai, electa diputada por Teherán en febrero de 2000, y quien junto con otra parlamentaria acudió a la sesión inaugural del parlamento sin el chador, portando únicamente un abrigo y un pañuelo en la cabeza.

Del mismo modo, cuando Shirin Ebadí recibió el Premio Nobel de la Paz 2003, asistió a la ceremonia sin velo. Sobre el particular, la abogada comentó -en una entrevista publicada recientemente en la revista El País- que el valor de la libertad se traduce entre otras cosas en "vivir donde quieras, escribir lo que pienses, vestir como desees, poder amar a quien ames y que te dejen elegir la religión que te ilumina. La libertad sólo tiene una frontera: el respeto a los otros".

Un antecedente de la controversia entre derechos humanos y religión ocurrió en España en febrero de 2002, cuando Fátima, una niña marroquí de 13 años, fue expulsada de la escuela y posteriormente readmitida luego de que las autoridades gubernamentales de educación habrían considerado inaceptable que utilizara el hiyab, debido a que lo consideran como una prenda "que atenta contra los derechos de la mujer y simboliza la discriminación sexual".

En su momento, el entonces ministro del Trabajo, Juan Carlos Aparicio, expresó que no por costumbre esos usos son aceptables: "hay costumbres que son en cualquier caso inaceptables y se pueden citar dos ejemplos, como puede ser la utilización de ropa discriminatoria o de sumisión, y otro bien claro es la ablación genital femenina. No lo puedo entender como concepto cultural ni religioso, sino como una salvajada".

En contraste, Tomás Calvo, director del Centro de Estudios sobre Migración y Racismo de la Universidad Complutense de Madrid, cuestionó que por qué deberían dejar de llevar pañuelo las niñas musulmanas "si las cristianas llevan su crucecita".