Luz Rosales, de Inmujeres-DF

La violencia doméstica problema de salud pública

* El agresor debe salir del hogar para que la mujer pueda permanecer en su casa

Para combatir eficazmente la agresión intrafamiliar ésta debe entenderse como un problema de salud pública, manifestó Luz Rosales, titular del Inmujeres-DF, quien consideró como preocupantes los resultados de la encuesta sobre violencia doméstica realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en la cual el 88.4 por ciento de los consultados considera a este ilícito como un asunto privado.

Por la incidencia del fenómeno, la funcionaria alertó que no puede seguírsele considerando como una cuestión de ámbito particular, sobre todo cuando las cifras registradas en el instituto que preside refieren que en 2003 se presentaron al menos 8 mil casos de violencia.

A este registro se suman los casos contabilizados por las Unidades de Atención a Violencia Intrafamiliar (UAVI) que alcanzan 20 mil mujeres, así como los datos de otras instituciones que atienden el problema.

Entre todos estos índices, agregó, podemos estimar que son 40 mil las mujeres agredidas que denuncian el problema y solicitan atención, pero éstas apenas representan el 10 por ciento del total de mujeres afectadas, lo que hace un aproximado de 400 mil casos de agresiones de género.

Durante el simposio "Prevención y refugios temporales: una alternativa y una necesidad ante la violencia familiar", Rosales Esteva manifestó que para atacar el problema de raíz es necesario establecer campañas integrales de concientización social como medida preventiva para la violencia, la cual "tiene muchos rostros" y requiere afrontarse de acuerdo con los diferentes contextos y ámbitos en los que se presenta, ya sea en medios rurales o urbanos.

Ejemplo de ello, expuso, es la campaña "Amor es sin violencia" dirigida a jóvenes, pues es en el noviazgo cuando se pueden advirtir agresiones sutiles que posteriormente derivan en maltratos físicos y psicológicos.

A su vez, la socióloga Dolores Muñozcano apuntó que tradicionalmente la problemática familiar era un coto privado, por lo cual las autoridades gubernamentales no tomaban en serio este conflicto; sin embargo esta situación se ha ido revirtiendo paulatinamente, a pesar de que todavía se carece de más y mejores políticas públicas para atender estos asuntos, ya que en México, los albergues para mujeres y niños violentadas son exclusivos de la asistencia privada.

Antes de la creación de los refugios, explicó la también investigadora universitaria, las mujeres tenían que salir huyendo del entorno para incluso salvar su vida sin tener un sitio a dónde acudir, por lo cual se resguardaban en funerarias o terminales de autobuses.

Como alternativa, abundó Muñozcano Skidmore, los albergues para mujeres son una buena opción para brindarles protección ante situaciones límites de agresividad doméstica -que se estima alcanza a 22.7 millones de familias mexicanas- y si bien son totalmente necesarios, no resuelven el fondo y origen del problema, por lo cual es importante diseñar programas integrales de prevención.

Recomendó además -en coincidencia con Luz Rosales- la posibilidad de integrar los modelos de intervención aplicados en España para casos de violencia doméstica, en los cuales la autoridad obliga al agresor a salir del hogar para que la mujer pueda permanecer en su casa. Con los refugios -explicó- tienen una opción para protegerse, sin embargo los modelos de atención que se han implementado en España sugieren que luego de presentarse la denuncia o llamada de auxilio ante la autoridad, el agresor es obligado a salir de la casa y con ello se evita que las mujeres sean doblemente violentadas al tener que dejar su patrimonio, pues a veces es con lo único que cuentan. A esto hay que considerar los casos de aquellas mujeres que cuando intentan regresar luego de haber huido, encuentran su casa vacía u ocupada por otra mujer, apuntó.

Por su parte, Sharon Castañeda, directora del Albergue para Mujeres del Distrito Federal, informó que en uno de cada tres hogares de la capital mexicana se vive violencia doméstica, situación por la cual los albergues son insuficientes para atender esta problemática.

En su turno, la responsable del Centro de Atención Integral Fortaleza, Wendy Figueroa, reconoció que si bien los albergues no erradican de raíz el problema de la violencia intrafamiliar, sí ofrecen atención integral a las mujeres que atienden, ya que a través de la orientación psicológica, asistencia médica y asesoría legal logran incidir en la "resignificación de la condición femenina", lo cual -indicó- conlleva a su empoderamiento como mujeres. (Yssel Hernández)