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México D.F. Domingo 4 de enero de 2004
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
šUsted está mal!
PENULTIMA CELEBRACION -LA última supuestamente es el Día de Reyes- de la temporada más infame que conoce el calendario, donde posadas, brindis, compras, regalos, comilonas, pesebres, nacimientos, villancicos, abrazos, deseos de paz y amor, arbolitos y demás parafernalia se convierten en serios factores suicidógenos, la dichosa cena de fin de año suele aportar, por lo menos, el factor sorpresa ante un variopinto desfile de extraños. Y como por sistema anteponemos la gula a la comensalidad, uno se arriesga a que el sazón sea saboteado por la conversación, si bien atenuado por el morbo.
COMETI LA DEBILIDAD de aceptar la invitación de una querida prima, mucho mejor cocinera que anfitriona, ya que el zoológico que tuvo a bien reunir casi transforma aquella mesa en otra versión del rosario de Amozoc.
DESDE LA HORA de las presentaciones, un-experimentado-político que venía de un brindis previo con una joven y asustada acompañante, me soltó un šusted está mal!, frase que, de entrada, debe animarnos a intentar un diálogo siquiera divertido, ya no digamos esclarecedor.
TRAS BUEN RATO de no soltar el micrófono y de ametrallar con lugares comunes como "medidas dolorosas pero transitorias", o que la actual crisis es "resultado de desequilibrios acumulados a lo largo de las décadas anteriores", o que "el Presidente en sus inicios dilapidó un invaluable capital político", alguien lo interrumpió para gritar: "A la postre toda crisis es resultado de interpretaciones erróneas de la realidad por parte de las elites".
EL EXPERIMENTADO POLÍTICO, creyendo que yo había sido el de tan optimista sentencia, me clavó furioso su mirada para reiterar: "Si el gabinetazo y su jefe a diario desperdician posibilidades de hacer política de altura, imagínese lo que no harán los nietos de los cachorros de la Revolución, sin idea de lo que es generar utilidades mediante el desempeño de un trabajo profesional. Y usted pidiendo que tomen consciencia de sus criterios de inversión en un espectáculo como los toros, cuando hace años fue reducido a simple aparador de sus frivolidades y ostentaciones".
"SI HUBIESE HABIDO voluntad de cambio algunos efectos se verían", volvió a terciar la misteriosa voz, que resultó ser la de un joven estudiante, novio de mi sobrina, certero para picar al del micrófono, quien achispado y sin imaginación volvió a los lugares comunes: "En política, decía don Jesús, lo que parece es. Si los cambios sustanciales no se notan pues sencillamente es que no los ha habido ni los habrá, por lo menos en este gobierno".
"ƑDON JESUS DE Nazareth?", preguntó insidioso el estudiante, al tiempo que la joven que venía con el político soltaba la carcajada. "No, baboso, don Jesús Reyes Heroles, un ideólogo de los años"... "Ah, no, si no tiene la fama de aquél mejor ni lo mencione", interrumpió el estudiante, ya dueño de la situación. "Salud, mi lic, aunque estos estén mal", medió el dueño de la casa.
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