México D.F. Jueves 25 de septiembre de 2003
Prosigue la rehabilitación del corredor
cultural Vizcaínas-Plaza de Santo Domingo
Viejos edificios exhibirán lo más nuevo
en arte digital, dice Moreno Toscano
Siete accesorias del callejón de San Ignacio
se acondicionaron como galerías, señala la historiadora
''El objetivo es ubicar al Centro Histórico en el mundo de los jóvenes''
MONICA MATEOS-VEGA
Para proseguir con la rehabilitación del corredor
cultural Colegio de la Vizcaínas-Plaza Santo Domingo, en el Centro
Histórico de la ciudad de México, se habilitarán como
galerías siete accesorias del callejón de San Ignacio, bajo
un concepto innovador: la exhibición de arte digital.
La historiadora Alejandra Moreno Toscano, asesora del
proyecto, explica que para dar vida a la zona, con un enfoque cultural,
''uno de los medios de recuperación de edificios antiguos es, precisamente,
recurrir a la tecnología de punta. Se trata de una oportunidad excepcional:
los viejos edificios se rehabilitarán para ofrecer lo último
en el campo del arte digital y atraer así, en particular, a los
jóvenes".
Las
accesorias, agrega, serán transformadas ''de forma virtual" en una
serie de teatrinos. De las pantalla de la computadora, por medio de proyectores,
se llevará la imagen a las paredes. ''Las galerías de arte
digital son un concepto que no existe en México. Una primera prueba
experimental se llevará a cabo hoy con la presentación de
algunas colecciones de fotografía digital de la revista Zonezero,
dirigida por Pedro Meyer, así como con un concierto de música
electrónica (a partir de las 20:30 horas). Queremos probar si este
esquema es el correcto para este espacio. Intuitivamente creo que sí",
puntualizó la historiadora.
''Casas de taza y plato''
El Colegio de San Ignacio o Las Vizcaínas fue fundado
en 1732, entre las calles de los mismos nombres, a un paso de San Juan
de Letrán, hoy eje Lázaro Cárdenas. Las accesorias
fueron utilizadas como habitación y taller de los artesanos en la
época colonial. Entonces se conocían como ''casas de taza
y plato", porque tienen un tapanco. En los costados oriente y poniente,
así como en la parte trasera hacia el sur, 61 accesorias rodean
el edificio. Estos lugares, además de dar un sustento económico
al colegio lo aislaban totalmente, pues las ventanas que dan a la calle
en el tercer nivel se encuentran a 4.10 metros de altura sobre el nivel
del piso.
Moreno Toscano recuerda que el recinto fue sede del primer
colegio para niñas, ''hijas de españoles, pero que fueran
pobres; eran las criollitas, hijas de los tenedores de libros, es decir,
quienes después se convertirían en una clase media profesional.
Brindarles educación a las mujeres fue un hecho súper revolucionario,
porque se trataba de la Nueva España de mediados del siglo XVIII.
''Para sostener al colegio, en sus alrededores se construyeron
esas pequeñas accesorias para los artesanos, y durante mucho tiempo
fue un lugar de talleres. Hoy esos espacios no pueden servir ni de vivienda
ni de taller, porque no reúnen las características necesarias
para ello, como servicios e iluminación. Además, es difícil
remodelarlas por su condición de inmueble histórico."
Cuando los artesanos se fueron del lugar, las accesorias
sirvieron como alojamiento de prostitutas. Un pequeño local fue
convertido en el célebre bar La rata muerta, frecuentado
por la bohemia de los años 50.
En el callejón de San Ignacio se ubican 14 accesorias,
una está cerrada para uso interno del colegio, en otra más
se encuentra instalada una cafetería. En una primera etapa, ''para
poder equilibrar el proyecto", se rehabilitaron sólo siete.
Por un espacio experimental
''Si todo funciona como pensamos, será un lugar
nuevo, de actividades permanentes relacionadas con el arte digital y con
una cantidad de propuestas que hemos recibido, realizadas por muchachos.
Por ejemplo, hay quienes hacen hologramas y no tienen un espacio para exhibir
ese tipo de expresiones, pues los museos, tal como están hechos,
no necesariamente lo permiten.
''Las accesorias son como cajitas negras, oscuras, que
permiten entrar y salir yendo de la sombra a la luz con facilidad. En la
parte muy oscura se puede ver la exposición como tal, y al mismo
tiempo tener la reverberación de la luz. Si funciona como nos imaginamos,
el callejón de San Ignacio se convertirá en un espacio experimental,
de vanguardia, en el que las nuevas tecnologías podrán hallar
un lugar permanente de exhibición."
Apuesta por la tecnología
Alejandra Moreno Toscano, quien también coordina
la creación del Centro Cultural Futurama, que se erige en el antiguo
cine del mismo nombre, en la delegación Gustavo A. Madero, se muestra
entusiasmada al hablar acerca de la recuperación del callejón
de San Ignacio.
Explica que es ''un espacio hermoso, pero de muy difícil
uso contemporáneo. Necesitamos demostrar que el Centro Histórico
también necesita, para consolidar su recuperación, apostar
por las tecnologías más avanzadas, porque éstas necesitan
de la mano de obra calificada, pero se trata de empresas que no consumen
agua, no contaminan y ofrecen contemporaneidad a un espacio histórico.
''Se trata, finalmente, de ubicar al Centro Histórico
en el mundo actual, en el mundo de los jóvenes."
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