.. | México D.F. Lunes 28 de julio de 2003
APRENDER A MORIR
Hernán González G.
Compay y Celia, lecciones
QUIEN SE ATREVE a nacer ya ha empezado a morir, por lo que el desafío que la existencia plantea a cada individuo es qué hacer con el tiempo que media entre el comienzo y el final, en ese aprender y desaprender constante de los qué, los cómo y los para qué.
CON DIFERENCIA DE sólo tres días fallecieron dos inmensos intérpretes de la cubanidad musical: el domingo 13 de julio, en La Habana, Máximo Francisco Repilado Muñoz, mejor conocido como Compay Segundo, a los 95 años de edad, y el miércoles 16, en Nueva Jersey, Celia de la Caridad Cruz Alonso, que hizo famoso el nombre de Celia Cruz, a los 78. Ambos se caracterizaron no sólo por su talento y su posición, diametralmente opuesta, ante el régimen castrista, sino sobre todo por una serie de similitudes tan increíbles como aleccionadoras.
AMBOS SON EXABRUPTOS del pueblo, resonancias excepcionales de la rica tradición musical de Cuba; ambos son de origen humilde y de raza negra; ambos también alegres y festivos, por temperamento y por exigencia profesional; ambos son cantantes y carismáticos; ambos poseen clara conciencia de su valía y, a la vez, natural sencillez en su actitud; ambos poseen una filosofía de la vida que los nutre y fortalece a pesar de las duras exigencias de su profesión; ambos trabajan a partir de su vocación más que de una obligación, y ambos se saben nutrir de un arte con el que nutrirán a millones.
COMPAY, APUESTO Y esbelto desde siempre, con una mirada de demonio ávido, gozoso y seguro, alternará su actividad musical con un trabajo en la fábrica de habanos H. Upmann, diseñará el armónico, una combinación de la guitarra y el tres, cantará con una segunda voz grave y cachonda y, no obstante haber destacado en el ambiente profesional prerrevolucionario, permanecerá en la isla contra viento y marea, si bien casi olvidado entre las décadas de los 60 y 80, hasta el resurgimiento en los años 90, con Buena Vista Social Club. Diario fuma puros, bebe ron, suda... y confiesa: "No espero en un sillón la muerte, ella tiene que perseguirme".
CELIA, FEA PERO genial, con una inteligencia que le permite reírse de sí misma y revertir el coraje y el dolor de no poder volver a su país ni siquiera a enterrar a su madre, junto a una voz magnífica y un estilo único caricaturiza su aspecto con peinados, pestañas, pelucas y gafas que en otra cualquiera serían grotescas, pero en ella son frescura y desparpajo que remonta la frustración y la fama impotente. En la joya discográfica Cruz & Colón, Solamente ellos pudieron hacer este álbum, en la mágica versión de Tú y las nubes, de San José Alfredo, montunea Celia premonitoria: "La realidad es nacer y morir, por qué llenarnos de tanta ansiedad".
EN SU PASION intensa por la vida, Compay y Celia alimentaron una sana locura que les permitió relativizarlo todo y que propició además una sabia y desparpajada disposición a la muerte, con la que supieron matizar en vez de dramatizar. [email protected] |