Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 27 de marzo de 2003
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Cultura
Fue un hombre sin fronteras, que supo transgredirlas, señaló Jaime Labastida

Rinden homenaje póstumo a Georges Baudot, ''mexicanista francés''

El pasado prehispánico fue el tema recurrente en sus investigaciones

RENATO RAVELO

Como académico apasionado e investigador minucioso del pasado prehispánico, Georges Baudot fue recordado la noche del martes por integrantes de seis instituciones académicas y dos representaciones nacionales, en el Palacio de Bellas Artes, a unos meses de su fallecimiento.

Miguel León-Portilla, por la Academia Mexicana de la Lengua -representado por Patrick Johanson- lamentó no poder asistir a ese recordatorio de la amistad (''que es lluvia de flores"); Mercedes de la Garza, por la Universidad Nacional Autónoma de México; María Agueda Méndez, por El Colegio de México; Alvaro Matute, por la Academia Mexicana de Historia; Jaime Labastida, por Siglo XXI editores; Gerardo Estrada, por la Secretaría de Relaciones Exteriores; Rémy Pech, por la Universidad de Toulouse, y Jean Franco, por la embajada de Francia en México.

Pech destacó que Baudot ''supo conjugar los esfuerzos colectivos para formar a las instituciones y revistas científicas en Francia, que en este momento son imprescindibles en el estudio del México prehispánico y colonial. En una universidad de masas como Toulouse, pudo desarrollar un foco de excelencia académica".

Aportes a la cultura de México

Mercedes de la Garza recordó que ''el gran mexicanista francés" tuvo una formación infantil española, que durante 42 años ejerció la docencia y fue autor de 15 libros: ''tan brillante en su escritura como en su enseñanza", y fue merecedor de la máxima condecoración conferida por México a un extranjero, el Aguila Azteca. Pero sobre todo, De la Garza recordó ''que una de las virtudes de Georges Baudot era que tenía una excelente visión de conjunto", porque ''el historiador y el poeta están más cerca que el erudito para entender la historia".

Estrada, por su parte, resaltó la enorme aportación que en particular Baudot, y en general los franceses, han hecho a ''nuestra cultura, que cuando se piensa en universidades nacionales, queda claro que es producto de muchas voluntades de distintas nacionalidades, como es el caso de Baudot, cuyo trabajo es significante para la cultura mexicana".

Para Alvaro Matute, el promotor de la revista Caravele, ''practicaba una investigación interdisciplinaria que incluye la literaria". Recordó que el gran reto de Baudot -''en ese afán de Weber de buscar lo imposible para lograr lo posible"- fue lograr recuperar la obra perdida de fray Andrés de Olmos, con lo que dejó un legado no sólo erudito ''sino bases bases firmes para futuras interpretaciones".

Agueda Mendez hizo un recordatorio personal, cuando en 1985 conoció a Baudot, en un curso apenas anterior a los sismos ''en la gran Tenochtitlán, como gustaba llamar a la ciudad este hombre de memoria privilegiada y curiosidad infatigable"; de cómo fue testigo de la transformación del colega humoroso ''a la máquina de trabajo" en que se convertía en cuanto llegaba a un archivo, y de cómo ''en la docencia vivía para los jóvenes".

Rescate de la voz del pueblo náhuatl

Jaime Labastida destacó tres elementos para recordar a Baudot, a partir de su experiencia en lo que fue Historia de la literatura mexicana (Siglo XXI) y cuyo primer volumen coordinó el investigador francés: ''Fue un hombre sin fronteras, que supo transgredirlas", ''como maestro un verdadero amigo" y ''rescató de las primeras letras mexicanas, no las primeras escritas en español, sino la voz del pueblo náhuatl".

De su amor por la lengua y en particular por Nezahualcóyotl, dio cuenta Johanson, poco antes de leer las palabras en las que León-Portilla celebraba al amigo y académico que conoció el mismo año que Baudot fue tocado por Angel María Garibay y su vena náhuatl. ''Cuando estaba en coma, en París", contó Johanson, ''lo último que escuchó fueron poemas de Nezahualcóyotl".

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