Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 16 de octubre de 2002
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Cultura
Tengo la esperanza de que México esté mejor, expresa en exclusiva a La Jornada

El pueblo, bandera indeclinable en la obra del artista José Chávez Morado

''Mis pinturas tienen mucho de casualidad y provienen de la razón y el sentimiento''

Se dice preocupado por ''las burradas de los gringos'' y su belicismo en Oriente

ANGEL VARGAS ENVIADO

Guanajuato, Gto., 15 de octubre. Las manos de José Chávez Morado apenas si muestran cierto temblor, no obstante que está próximo a cumplir 94 años. Su pulso mantiene firme el pincel que se desliza sobre el lienzo y que está a punto de concluir el torso de un payaso que porta una corona en su cabeza y sostiene en la mano izquierda una rosa. Predominan en la tela el rojo y el amarillo de las pinturas acrílicas, colores que manchan también los dedos del pintor guanajuatense y su delantal de mezclilla.

''Es un payasito que voy a regalarle a mi hija Jazmín, que tanto le gustan", señala el artista en referencia al cuadro inconcluso que ocupa el caballete, el tercero que realiza en los meses recientes, luego de permanecer inactivo durante casi tres años por problemas de salud.

''¡Ahhhh, viene de La Jornada!", dice al mismo tiempo que deja de pintar y saluda. ''¿Sabe?, yo ayudé a fundar ese periódico y por eso me da tristeza que aquí (en Guanajuato) se lea más el AM".

Admiración por Lázaro Cárdenas

Nacido en Silao el 4 de enero de 1909 y último exponente de la Escuela Mexicana de Pintura, el maestro Chávez Morado pide que su asistente Martha Caudillo, quien trabaja con él desde hace seis años, le traiga el libro que sobre su obra escribió el crítico José Santiago Silva, reditado hace unos años por el Instituto de Cultura de Guanajuato y del que durante la entrevista, exclusiva con este diario, irá mostrando y comentando cada una de las láminas de su obra que aparecen allí publicadas.

Son reiteradas las imágenes de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón y Benito Juárez, los héroes que más admira don José, según dice; aunque más adelante confía que sus afectos políticos son más para El siervo de la nación y para el general Lázaro Cárdenas.

Su admiración por el ex presidente es tal que, indica emocionado, ''soy del PRD (Partido de la Revolución Democrática) y voté por Cuauhtémoc (Cárdenas)".

La voz del maestro dificulta entender sus palabras. Pero, generoso, las repite hasta en más de dos ocasiones para hacerse entender. Sus largas y regordetas manos van pasando las hojas del grueso volumen y, de pronto, se detiene en algunas imágenes para decir que son algunas de las obras de su autoría que más le gustan, como Saraperos, Estado de gracia e Intolerancia. Hace lo mismo cuando recuerda para quién o para dónde realizó determinado trabajo, o quién lo compró.

''No crea, me tiene preocupado que los gringos quieren hacer la guerra en Oriente; no entienden y siguen con sus burradas", expresa don Pepe ?como le dicen con cariño sus amigos y vecinos? a propósito de su obra Intolerancia.

Martha Cuaudillo explicará más tarde que el artista todavía se preocupa por leer, aunque muy poco, porque tiene la vista cansada; también se informa en la televisión y por lo que le dicen sus amigos que lo visitan.

Pasa una y otra hoja del libro, y el pintor se detiene en una página en la que se reproduce un cuadro con desnudos de mujeres indígenas. ¿Qué tan importante ha sido el erotismo para usted?, se le pregunta.

?Siempre me ha gustado, aunque ahora debo reconocer que sólo como pintor, pues ya no estoy para aguantarle la bandera a una muchacha?, comenta, y de inmediato estalla en risas.

Seducir con la textura del lienzo

Don José posa para las fotos, coqueto. Habla de su amor por México y Guanajuato, de su entusiasmo porque ya comenzó un festival Cervantino más, de la emoción de haber recibido el pasado lunes la moneda conmemorativa de los 30 años del encuentro y de que muchas personas lo hayan ido a visitar y a abrazar.

Volver a pintar, explica ''es agarrarse a la vida de nuevo", poder revitalizarse en los colores y seducir a los otros con la textura del lienzo. Se reafirma ''comprometido con el arte, porque no es posible que un artista no tenga banderas ni ideología; y la mía siempre ha sido una: el pueblo".

Acepta que continúa pintando con el procedimiento de siempre: ''Tomo la tela y comienzo a trabajar sin saber cómo voy a terminar. Mi obra tiene mucho de casualidad y proviene de la razón, el sentimiento y la realidad".

Chávez Morado expresa su tristeza por la muerte de su hermano Tomás, habla con entusiasmo de la biblioteca que donó a Guanajuato y de su deseo de embellecer aún más, con más plantas y flores, el Museo Olga Costa, que él y su esposa (la fallecida pintora) legaron a la entidad.

Pregunta sobre su amigo y colega Alfredo Zalce, la guerrilla en Chiapas y sí ya el gobierno fue capaz de resolver las demandas de los indígenas. Reafirma su filiación no sólo de izquierda, sino comunista, y señala que continuar creando es una forma de mantenerse en la resistencia.

''Sigo creyendo en este país. Creo en la libertad y en el honor. Aún tengo la esperanza de que México esté mejor. Se acera mi muerte y a pesar de eso sigo creyendo en el honor y la libertad de México."

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