Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 10 de octubre de 2002
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Cultura

Presentaron Sexo y confesión, libro de Jorge René González Marmolejo

Infundir el sentimiento de culpa, actitud del clero para dominar

El antropólogo aborda los abusos sexuales cometidos por eclesiásticos en el siglo XVIII

Ofrece las variantes y nimiedades de la seducción entre sotanas y escapularios: Sergio Ortega

ANASELLA ACOSTA NIETO

La tolerancia, la simulación y el hecho de imbuir el sentimiento de culpa entre los feligreses y el mismo clero fueron factores de dominación en la sociedad novohispana y, al parecer, una herencia que llega hasta la sociedad contemporánea, manifestó el historiador Sergio Ortega Noriega durante la presentación del libro Sexo y confesión (Plaza y Valdés y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes) del antropólogo Jorge René González Marmolejo.

La noche del martes en la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Ortega Noriega, José Luis González y Salvador Rueda Smither presentaron el libro de González Marmolejo sobre los abusos sexuales cometidos por eclesiásticos antes, durante y después del acto de confesión en el siglo XVIII.

Debilidad, no herejía

Jorge René González aclaró que se podría suponer que era cómodo para los clérigos entender, escuchar y ayudar a las mujeres solas y marginadas de la Nueva España, pero ''su actitud frente a las solicitadas no es una cuestión de herejía, sino de debilidad''.

La publicación coyuntural del libro, que precede a recientes casos de sacerdotes pederastas y a la polémica por El crimen del padre Amaro, filme de Carlos Carrera, está caracterizada por el aporte que más allá de la morbosidad hacía falta: la visión histórico-antropológica de ese comportamiento, dijo José Luis González.

Ortega Noriega se refirió al título impreciso, y al elegante confesionario del siglo XVIII que aparece en la portada de Sexo y confesión, como una forma deliberada del autor de estimular la imaginación y la curiosidad del lector.

Sin embargo, concentró su comentario en las conclusiones de la publicación y observó que esa trilogía -la tolerancia ante los delitos y las desviaciones; la simulación omnipresente, y el adoctrinamiento del sentimiento de culpa- a la que se refiere González Marmolejo, se convierte en la posible causa de un problema histórico de la sociedad desde la Colonia hasta nuestros días: el sistema de dominación.

Nada de escándalo

El historiador explicó que contrario a lo que pudiera creerse, los casos de seducción en los confesionarios no causaron conmoción, ''el hecho se percibía como irregular, malo, pero que se podía tolerar sin complicaciones".

A la permisividad, agrega, se suma la simulación, pues el clérigo guardaba las formas externas; familiares, vecinos y autoridades simulaban no estar enterados.

La trilogía se completa con los inquisidores, quienes perseguían a los clérigos solicitantes, pero ''mostraban más interés en imbuir el sentimiento de culpa que en evitar la comisión del delito; incluso a las mujeres, que muchas veces eran solicitadas pasivas, se les inculcaba este sentimiento''.

El también investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México señaló que esos tres factores hallan coincidencia en las comunidades domésticas del siglo XVIII, en las que ''llama la atención el grado de simulación y tolerancia entre las mujeres que fingen no saber nada de las infidelidades de sus esposos, o los maridos cornudos que prefieren no hablar del asunto, situación a la que se suman las autoridades que no quieren enterarse de lo que pasa y prefieren que todo siga igual, siempre y cuando no se haga escándalo, porque ello acarrearía sentimiento de culpa".

Permisividad y simulación

Para no ir tan lejos, agregó Ortega Noriega, examinemos la vida actual: ''ƑNo está también llena de esos elementos de permisividad, simulación y culpa, que son tan constantes en la sociedad novohispana, que heredamos de la Colonia y aún cultivamos?"

El historiador recordó a Michel Foucault, quien dice que ''mantener el sentimiento de culpa es uno de los elementos del poder en las sociedades modernas; el que se siente culpable no se rebela, de ahí el interés de las autoridades de la Colonia, y quizá también de las contemporáneas, pues un atajo de culpables son fáciles de manejar, y un solo rebelde puede poner en revolución a toda la sociedad".

Antes, en broma, el historiador consideró que Jorge René González tomó el papel de inquisidor del siglo XVIII y obligó en este libro a que ciertos clérigos confesaran en público lo más íntimo de sus vidas, es decir, sus experiencias como seductores de mujeres.

Muestra además cómo los clérigos que habían emitido solemne voto de castidad, lo que los obligaba a renunciar a toda actividad sexual se plegaron, con todo y voto, al impulso de sus hormonas y cortejaron a la hembra como lo pedía su naturaleza masculina.

''Aquí se da cuenta y razón de todas las variantes y nimiedades de la seducción entre sotanas y escapularios.''

González Marmolejo concluyó la presentación agradeciendo a Pro Vida, a los sacerdotes pederastas, en especial a Marcial Maciel Macías, y a la Iglesia, porque ''gracias a ellos muchas personas se interesarán en leer el libro''.

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