Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 10 de octubre de 2002
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Economía

Orlando Delgado Selley

Política monetaria y expectativas

La política monetaria que aplica el Banco de México se propone garantizar la estabilidad económica, es decir, la reducción de la inflación. El único objeto del banco central es alcanzar una situación en la que los aumentos de precios sean similares a los de nuestros socios comerciales, de aquí la meta de 3 por ciento para 2003. Todo el planteamiento de política monetaria tiene el objetivo de lograr esa inflación y luego, por supuesto, mantenerlo a ese ritmo. Los instrumentos de esta política monetaria son solamente tres: la base monetaria -billetes y monedas, cuentas de cheques y activos financieros líquidos-, las reservas internacionales y el crédito del banco central.

Actuar sobre la base monetaria implica que el dinero disponible cambie diferenciadamente el ritmo de crecimiento de la economía. Una política restrictiva busca que el aumento del dinero sea menor que lo que crezca el producto. Al reducir el circulante se afectan las tasas de interés. El corto es un instrumento que aumenta los saldos acumulados diarios de la banca comercial en Banco de México. Por ello, al aumentar el corto se reduce la liquidez del sistema y, en consecuencia, se incrementan las tasas de interés. Este encarecimiento del dinero, por su parte, afecta la demanda y "permite que las expectativas de inflación se corrijan a la baja y que se debiliten las presiones inflacionarias" (Banco de México. Informe anual 2001, p.102).

Así, con el corto se consiguen incrementos en las tasas de interés. La Reserva Federal, la Fed, modifica directamente las tasas de interés, utilizándolas para estimular o desestimular la actividad económica. En 2001 redujo las tasas de interés de los fondos federales y de descuento, llevándolas a 1.75 y 1.25 por ciento anual respectivamente. Según el Banco de México una característica fundamental de su política monetaria es la transparencia. Ciertamente, se conocen las consideraciones que llevan a endurecer la política monetaria -los aumentos en el corto-, pero no es igualmente transparente el efecto que se espera alcanzar en las tasas de interés y en la reducción de la demanda. Sí se especifican, en cambio, los movimientos previsibles en las expectativas: que se muevan en línea con la meta de inflación.

La propuesta de migrar del corto, como instrumento principal de política monetaria, para pasar a la aplicación de tasas diferenciales de interés, como las aplicadas por la Fed, implica que el banco central explicite la magnitud del incremento del costo del dinero que se propone. Ello transparentaría los impactos en la demanda y, por esa razón, señalaría la influencia de las decisiones del Banco de México en la actividad económica y su relación con las metas de crecimiento planteadas por el gobierno federal. Además permitiría apreciar que en los cambios en las expectativas se reconocen las acciones monetarias, pero también la evolución de variables claves, como salarios, mercado interno y crecimiento económico.

Influyen, asimismo, las percepciones de los analistas financieros -eso que se denomina impersonalmente los mercados financieros- sobre los escenarios posibles y la conveniencia de invertir o dejar de hacerlo. Estos analistas reproducen la visión dominante y resultan un factor de apoyo de las propuestas neoliberales. Así, por ejemplo, impulsan las llamadas reformas estructurales propuestas por el gobierno foxista, independientemente de la opinión mayoritaria de los habitantes del país. Las expectativas, en consecuencia, no son percepciones objetivas de lo que puede ocurrir, sino percepciones interesadas en alterar el curso para obtener el mayor beneficio posible.

El ejemplo de lo ocurrido en Brasil es nítido. A los mercados no les gusta Lula. Les gusta el candidato oficial José Serra, no importa que 77 por ciento de los electores brasileños lo repudien. Pero no se trata de gustos solamente. Esos mercados actúan, castigan a los brasileños, deprecian su moneda, incrementan el riesgo-país, aumentan el costo de la deuda externa. Hacen política. Lo hacen diciendo que no son políticos, mienten señalando que quien miente es Lula. Construyen expectativas que se autorrealizan. La respuesta tiene que ser el respeto a la voluntad popular. Por ello Lula va a gobernar y aquí la reforma eléctrica no va a pasar. No importa lo que digan los mercados, importa lo que diga la gente.

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