Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 24 de septiembre de 2002
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Política
René Drucker Colín

El inquilino

Casi todos los días leemos en los periódicos, escuchamos en la radio o vemos en la televisión noticias realmente aterradoras sobre lo que sucede en el mundo. Con frecuencia sentimos gran impotencia y frustración por no poder controlar o modificar lo que nos parece evidente que sea o una gran injusticia o un gran abuso del poder.

Hoy nos enfrentamos posiblemente al peor inquilino en la historia de la Casa Blanca en Washington. El resultado del abuso del poder mostrado por este individuo desde el 11 de septiembre del año pasado ha sobrepasado con creces el horror de la pérdida inútil de vidas humanas en las Torres Gemelas.

Pero lo más terrible de todo se refiere a la cobardía a la que ya nos tienen ciertamente acostumbrados los diversos "líderes" mundiales al no enfrentarse públicamente y con la fuerza de la razón a las locuras de un presidente estadunidense que tiene, como señaló recientemente un diputado inglés, el más bajo nivel intelectual de todos los líderes mundiales que él haya conocido.

Mi opinión, así como la de muchos otros que escriben y se preocupan por el futuro desarrollo de una próxima guerra con Irak, con toda certeza no cambiará ni un milímetro la decisión tomada de antemano por los cowboys de Washington, pero por lo menos los mexicanos deberíamos levantar la voz con mucha fuerza y frecuencia para evitar que nuestro gobierno se pronuncie y apoye los actos intervencionistas de Bush.

No podemos ni debemos permitir que la política exterior mexicana se muestre nuevamente sumisa ante el gobierno estadunidense, al que los mexicanos le importamos un bledo, tal como ha demostrado a lo largo de los años.

No debemos permitir, que la vorágine patriotera que impera hoy día en Estados Unidos nos succione al grado de reconocerle al inquilino de la Casa Blanca que tiene el derecho de obligarnos a compartir sus locuras extremas. Al contrario, deberíamos con valor y civismo levantar bien fuerte la voz y decir: ¡no a la guerra con Irak!

El argumento de que no podemos ir contra Estados Unidos palidece ante la relación histórica con ese país, ya que su interés por nuestro bienestar ha sido nulo. Sabemos que los gobiernos estadunidenses no tienen amigos, sólo intereses, y sus alianzas se basan exclusivamente en eso.

Estados Unidos ha sido el país con mayor número de intervenciones extranjeras en el mundo, todo en nombre de la democracia y la defensa del American way of life que no es más que la defensa del mercado a través del cual pueden vender todas sus patrañas.

El mundo a mis pies, parece decir este señor Bush, y el que no esté de acuerdo sufrirá las consecuencias. Pues prefiero sufrirlas, cualesquiera que sean, pues mejor eso a saber que finalmente nuestro gobierno haya apoyado una acción para que nuevamente Estados Unidos obtenga los beneficios económicos y políticos, que es lo único de trasfondo que hay en toda esta gran locura neofascista en la cual quiere embarcar al mundo.

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