Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 24 de septiembre de 2002
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Política
A 191 años del suceso, Aguirre Franco dice que el edicto no tiene reconocimiento jurídico

La excomunión del cura Hidalgo fue un crimen de España, no de México: el arzobispo de Acapulco

JOSE ANTONIO ROMAN

Bajo el nuevo rostro patriota y en un mea culpa con un par de siglos de retraso, la jerarquía católica reniega de sus antepasados. A 191 años de haberse publicado el edicto de excomunión del cura Miguel Hidalgo, el arzobispo de Acapulco, Felipe Aguirre Franco, miembro del Consejo Permanente del Episcopado Mexicano, afirmó: "Ese crimen fue de España, no de México".

Dijo que la expulsión de la Iglesia católica y la degradación sacerdotal de quien es considerado en la historia como el Padre de la Patria fue un "hecho muy doloroso para la Iglesia mexicana". Incluso señaló que el edicto de excomunión -que le fue leída al cura Hidalgo antes de ser fusilado- "nunca ha sido reconocido jurídicamente" por la Iglesia como plenamente efectivo.

En su argumento justificó que dicho decreto fue emitido por Manuel Abad y Queipo, en aquel entonces arzobispo electo de Michoacán, pero que nunca tomó posesión, por lo que el edicto "nunca" reunió los requisitos canónicos establecidos por la Iglesia católica para ser efectivo un documento de esa naturaleza.

En conferencia de prensa, en la que informó junto con otros obispos sobre los trabajos de la reunión del Consejo Permanente, el arzobispo Aguirre dijo que esta discusión, si es o no válida la excomunión del cura Hidalgo, "resulta ya algo bizantina", pero que una revisión histórica seria y sin prejuicios, enseñan que esta excomunión nunca existió en términos jurídicos.

Hay que recordar que el proceso degradatorio sacerdotal se llevó a cabo el 29 de julio de 1811 en una de las salas del Hospital Real de Chihuahua y consistió en rasparle al cura Hidalgo la piel de la cabeza, que había sido consagrada como cristiano y sacerdote con el santo crisma.

También le arrancaron las yemas de los pulgares e índices de las manos que habían sido consagradas el día de la ordenación. Después lo entregaron al gobierno español para que lo fusilaran, sin ninguna de las prerrogativas y beneficios eclesiásticos en que antes se amparaba cualquier reo.

Parte del edicto de excomunión dice: "Que sea condenado donde quiera que esté, en la casa o en el campo; en los caminos o en las veredas; en las selvas y en el agua, o aún en la iglesia. Que sea maldito en el vivir y en el morir. Que sea maldito interior y exteriormente. Que sea maldito en su pelo. Que sea maldito en el cerebro. Que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes, en su frente y en sus oídos. Que sea condenado en su pecho, en su corazón, en sus manos, en sus dedos, en sus venas, en sus músculos, en sus piernas, pies y uñas de los pies. Ojalá que el Cristo de la Santa Virgen lo condene".

Bien aceptaron la excomunión

Ciertamente, Manuel Abad y Queipo fue nombrado obispo por la regencia y nunca fue presentado por el Papa; además, por ser hijo natural no podía ser sacerdote ni obispo, según las leyes eclesiásticas de aquella época. Sin embargo, bien aceptaron la excomunión dictada por él. Manuel Abad y Queipo era obispo de Michoacán y permaneció en el cargo hasta 1815, en que salió para España.

Debido a que la excomunión nunca tuvo validez, el arzobispo Aguirre Franco dijo que ahora resulta innecesario que el Papa intervenga. "Nosotros sabemos que esa excomunión ya fue levantada desde tiempos anteriores, no necesita que ahora intervenga el Papa. Más bien la juridicidad de esa excomunión es la que se puso en tela de juicio", insistió.

Y agregó: "Nosotros, como Iglesia, reconocemos que es un hecho doloroso; la excomunión no la hemos reconocido como efectiva; más bien fueron cosas, crímenes de España y no de México, en ese entonces. Fue una medida que afectó dolorosamente al pueblo de México y a las personas, pero que no tiene ese reconocimiento amplio dentro de los cánones de la Iglesia de México, eso se puede decir a grandes rasgos, aunque es una cosa discutible y algo bizantina".

En este mismo sentido, el obispo de Tehuacan, Mario Espinosa, también presente en la conferencia, respaldó al arzobispo Aguirre, y dijo que en el momento del edicto el arzobispo Abad y Queipo no había tomado posesión formal de su cargo. "Simplemente lo lanzó como una amonestación, y para nosotros, la Iglesia, sabemos que mientras no se toma posesión no se tiene ningún efecto jurídico, entonces desde su raíz lo de la excomunión nunca tuvo ningún efecto", dijo el prelado de la diócesis poblana.

Aguirre Franco se refirió también al balance que este martes harán varios obispos del Consejo Permanente, junto con el cardenal Jean Louis Tauran, secretario de la Santa Sede para la Relación con los Estados, del décimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano.

Sobre este punto, en lo personal, dijo que el país dio un "paso muy importante", en el que se ha comenzado a caminar en un "estilo de vida" y de "nuevas relaciones" entre el gobierno de México y la Santa Sede. "Las relaciones siempre han sido provechosas"; prueba de ello, según dijo, es que tres de las cinco visitas de Juan Pablo II a México se han dado en el nuevo marco de las relaciones diplomáticas.

Se expresó de manera positiva de los embajadores que el gobierno de México ha acreditado ante la Santa Sede, desde el profesor Enrique Olivares Santana, que fue designado por Carlos Salinas como primer representante diplomático oficial, hasta el actual, el panista Fernando Estrada Sámano. "Hemos visto que han llevado gestiones muy calificadas, muy meritorias", lo cual ha contribuido para unas buenas relaciones diplomáticas en estos 10 años.

Recordó que hace una década, después de que el nuncio apostólico Gerolamo Prigione presentara sus cartas credenciales como primer representante diplomático de la Santa Sede ante el gobierno de México, varios obispos, tras acudir a la residencia oficial de Los Pinos, se trasladaron a la columna de la Independencia a depositar una corona a los héroes de nuestra patria.

Este martes, el cardenal Tauran, junto con varios miembros de la jerarquía eclesiástica, oficiará a las 17 horas una misa en la Basílica de Guadalupe, como celebración de estos primeros 10 años de relaciones diplomáticas. Es muy probable que en ella se realice un breve balance de lo alcanzado en esta década, desde su punto de vista.

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