Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 25 de mayo de 2002
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Política
La sequía ha obligado a cambiar sistemas productivos

Necesarias, acciones más eficientes en favor de zonas semidesérticas: Reed

ALMA E. MUÑOZ

La sequía que padecen los habitantes de las zonas semidesérticas obliga a los agricultores a cambiar su sistema de producción para poder alcanzar el nivel de subsistencia. Datos de la Comisión Nacional de Zonas Aridas (Conaza) ?organismo dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social? revelan que en las comunidades de la región con menos de 2 mil 500 habitantes el ingreso promedio mensual de los personas es de 500 pesos, y 47 por ciento de ellas no tiene actividades productivas ni empleo fijo.

La falta de agua provoca que 4.2 millones de habitantes considerados por debajo de la línea de la pobreza emigren de sus lugares de origen en busca de una oportunidad de trabajo, pues la agricultura y ganadería son prácticamente inexistentes. Al respecto, habló en entrevista el director de Conaza, Manuel Reed Segovia.

"Al faltarnos el líquido en la zona semidesierto, que abarca 54 por ciento del territorio nacional, a los lugareños se les muere el ganado, las plantas no crecen y tampoco hay alimento, porque no levantan cosechas de sus siembras de temporal. Entonces entramos en un proceso de reconversión productiva; es decir, estamos en una búsqueda permanente de cultivos que requieran menos agua.

"Por ejemplo -agregó Reed Segovia-, en vez de sembrar maíz y frijol donde casi nunca se da, se opta por los pastos de la región. O si el ganado no aguanta la sequía al final del estiaje, buscamos tener menos carga animal, para que haya más forraje y agua disponible durante todo el año."

Para el funcionario es lamentable que los programas de las secretarías de Agricultura y Desarrollo Social ?Procampo, Empleo Temporal, Microrregiones, etcétera? sólo "sirvan para un ciclo de agricultura de subsistencia, aunque reconoció que algo les ayuda. Por ejemplo, hay un olote cuando menos para comer al día, pero si levantaran 10, a lo mejor comían uno y medio y vendían ocho y medio".

Dentro del gobierno, aseguró, "necesitamos ser más eficientes, más productivos y tener mejor coordinación en las acciones en favor de esas 4.1 millones de personas" consideradas dentro de los estándares de la pobreza extrema.

Estudios de campo efectuados por la dependencia arrojan los siguientes datos generales sobre las condiciones socioeconómicas en que vive la mayoría de los habitantes del semidesierto, cuya población rural es de 8.1 millones, aunque Conaza sólo atiende comunidades menores a 2 mil 500 lugareños, cuyo universo suma 4.97 millones de personas.

En esa región, 12.8 por ciento no cuenta con energía eléctrica; 21.09 por ciento no tiene fosa o letrina; 18.65 por ciento cuenta con piso de tierra; 32 por ciento no tiene agua entubada, y el que la tiene sólo la recibe por cinco horas diarias; 19 por ciento tiene estudios hasta segundo año de primaria; sus fuentes de ingreso son la parcela, el tallado o bien el trabajo de jornalero u obrero en las maquiladoras; la mayoría de los pueblos no están creciendo o son abandonados para emigrar hacia las ciudades industriales o Estados Unidos.

"Nuestros esfuerzos se encaminan a revertir estos procesos, por eso trabajamos con universidades, como el Tecnológico de Monterrey, para instalar tecnologías que aprovechen el agua de lluvia". También estamos en la conformación de talleres de capintería, herrería y tapicería, porque "en las zonas rurales no sólo hay agricultura y ganadería", afirmó Reed Segovia.

Desde hace 20 años México sufre un proceso de desertificación que afecta a 2 por ciento más de su territorio, sumando ya 40 mil kilómetros cuadrados. Esta situación provocó bajos rendimientos y productividad agrícola; disminución del hato ganadero en 50 por ciento; menor disponibilidad de agua en todas sus formas (corriente, subsuelo o freática) para 25 mil pequeñas y dispersas localidades; migración constante a centros industriales o a la frontera del norte del país, por la falta de oportunidades y/o condiciones de trabajo difíciles en la zona; agotamiento de las presas de almacenamiento; disminución de rendimiento de los cultivos; aumento de incendios forestales; sobrepastoreo de los agostaderos, y aceleración de procesos de desertificación.

Pero no sólo la sequía produce los conflictos anteriores para quienes viven en el semidesierto, sino también los cambios climáticos, cuyas tendencias para los próximos 50 a 70 años indican mayor déficit de humedad; es decir, aún cuando llueva, la disponibilidad de la humedad será menor, "agravando la fragilidad de los ecosistemas ante una carencia recurrente de agua".

Según una encuesta elaborada por Conaza, "el ingreso para el grueso de las familias está concentrado hacia valores muy bajos. Finalmente podemos hablar de cero. Entonces, al no tener empleo fijo, muchas personas se dedican a pequeñas actividades agrícola-ganaderas, que les dan para subsistir".

Los estados con zonas áridas son: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Durango, Hidalgo, México, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Sonora, Tamaulipas y Zacatecas.

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