Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 25 de mayo de 2002
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Editorial
EDUCACION: GRAVE DEFICIT SOCIAL

La protesta multitudinaria de los maestros es ya un espectáculo normal en muchas entidades del país. Simultáneamente, llueven informaciones sobre la pésima calidad de supuestos institutos universitarios privados o sobre graves fallas en escuelas públicas, toleradas muchas veces por las autoridades escolares.

El problema de la enseñanza, tan vital para el desarrollo del país, se arrastra así sin que se intente dar una solución de fondo, que es también de fondos, ya que buena parte de la problemática reside en el insuficiente financiamiento del futuro del país, es decir, de las nuevas generaciones y, por consiguiente, de su preparación, en escuelas modernas y equipadas, por mentores dignamente pagados y adecuadamente preparados.

Se habla demasiado de la civilización del conocimiento y de una producción "conocimiento-intensiva". Pero los salarios reales de los profesores caen incesantemente y no les permiten siquiera ponerse al día con las nuevas técnicas pedagógicas o adquirir libros o revistas especializadas para no estancarse, en tanto que las instalaciones en que desarrollan su labor, sobre todo rurales y especialmente en zonas indígenas, son indignas de un país moderno.

Aunque sólo fuera desde el punto de vista empresarial, ¿cómo será posible elevar la productividad del trabajador mexicano sin elevar su nivel de cultura y de conocimientos técnicos? ¿Cómo hacer más competitiva la mano de obra mexicana sin la enseñanza y la capacitación? Si no se fortalece, mejora y potencia el plantel de enseñantes, ¿cómo será posible lograr un nivel cultural medio nacional comparable con el de otros países que incluso tienen una economía más débil que la de México?

¿Acaso no existe ningún nexo entre el actual índice -bajísimo- de lectura y el desconocimiento generalizado de las más elementales reglas de ortografía y de sintaxis, y la dificultad creciente, incluso en las universidades, para aprender conceptos, dado que se desconocen las palabras y no se aprende a relacionarlas lógicamente?

La idea de que el presupuesto para la educación es un gasto y no una inversión para mejorar la calidad de vida de los habitantes y, por consiguiente, la producción y la vida social, es típica de quienes creen religiosamente en las ventajas del mercado, en el que no se cotizan las ventajas de la enseñanza.

El concepto de que la enseñanza laica, gratuita, universal y obligatoria es un derecho elemental, como el derecho a la alimentación, a la sanidad pública o a la vivienda digna, choca contra la visión neoliberal de la enseñanza o de la salud como meros servicios, disponibles sólo para quienes pueden pagarlos. Sin embargo, no hay ciudadanía si no hay gente informada que pueda, además, interpretar las informaciones y tenga memoria histórica y una clara ubicación en su entorno local, nacional e internacional.

La disyuntiva entonces es formar ciudadanos, preparar las bases de la independencia y existencia de la nación o generar súbditos ignaros, aptos para las tiranías del capital extranjero y/o de aventureros sin escrúpulos.

Menos mal que los mentores ocupan ahora la escena pública, pues no sólo reclaman su derecho a una vida digna y a una enseñanza democrática, sino que exponen una profunda carencia de la cual sus continuas protestas son a la vez síntoma agudo y esperanza de solución. El nivel de democracia en un país se mide siempre por quienes están en peores condiciones, por la existencia de pobres y analfabetos.

La pobreza de quienes deben combatir el analfabetismo es por eso vergonzosa. Un país pobre, como el México de Lázaro Cárdenas, invirtió en la educación y le dio prioridad. No es posible que hoy el presupuesto para las necesidades sociales sea menor que el financiamiento que reciben los bancos (que para colmo son en su mayor parte extranjeros), mientras se habla al mismo tiempo de una supuesta transición hacia la democracia en nuestro país.
 

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