Advierte en Florida que sólo levantará
el bloqueo si hay elecciones libres en la isla en 2003
Bush vetará "cualquier intento" por suavizar
el embargo a Cuba
Apoya el mandatario el Proyecto Varela sobre reformas
políticas y económicas en La Habana
El gobernante comentó antes su discurso con los
presidentes de México, Chile y Brasil
AFP, REUTERS Y DPA
Miami, 20 de mayo. El mismo día que se conmemora
el centenario de la República de Cuba, el presidente de Estados
Unidos, George W. Bush, dijo que usará el poder de veto para impedir
cualquier flexibilización en el Congreso estadunidense al embargo
económico impuesto a la nación caribeña hace más
de 40 años, en un discurso pronunciado en Florida, bastión
del exilio anticastrista gobernado por su hermano Jeb Bush.
Previamente, en Washington, el mandatario republicano
había presentado este lunes su Iniciativa para una nueva Cuba, la
cual reafirma la política de línea dura hacia ese
país caribeño mientras no se realicen elecciones libres,
reformas políticas y de mercado, al tiempo que insta a la reanudación
del servicio de correo entre ambos países y establece becas en Estados
Unidos para familias de presos políticos, estudiantes y profesionales
cubanos que busquen construir "instituciones civiles independientes".
También
considera el alivio a las restricciones a organizaciones no gubernamentales
y grupos religiosos estadunidenses que suministren ayuda humanitaria a
Cuba.
Bush sostuvo que el embargo sólo se levantará
si se realizan elecciones el próximo año. "Si el gobierno
de Cuba da todos los pasos necesarios para que las elecciones de 2003 sean
certificadamente libres y justas, y si Cuba empieza a adoptar reformas
de mercado significativas, entonces, y sólo entonces, trabajaré
con el Congreso de Estados Unidos para aligerar la prohibición del
comercio y los viajes entre nuestros dos países", dijo en la Casa
Blanca.
"Quiero que sepan qué significa el comercio con
un tirano: significa que avalamos la tiranía", afirmó en
la tarde, en el centro James L. Knight de Miami.
"No permitiré que el dinero de nuestros constribuyentes
vaya a enriquecer al régimen de (Fidel) Castro, y estoy dispuesto
a usar mi veto para impedirlo", señaló, en alusión
específica a una propuesta de ley que permitiría financiamiento
estadunidense a Cuba para comprar productos agrícolas.
Pero el secretario de Estado para Asuntos del Hemisferio
Occidental, el cubano estadunidense Otto Reich, sugirió a los periodistas
después del discurso de Bush que el mandatario bloquearía
también cualquier acción para poner fin a una medida legislativa
que prohíbe a los ciudadanos estadunidenses viajar a la isla caribeña.
Reich también justificó el comercio de Estados Unidos con
China, de gobierno comunista al igual que Cuba, al asegurar que en ese
país "hay propiedad privada", mientras que la vecina isla "tiene
el sistema económico más cerrado del mundo, con excepción
de Corea del Norte".
Ante una entusiasta multitud de cubanoestadunidenses (comunidad
cuyos votos son decisivos en Florida), Bush aseguró que "la meta
no es un embargo permanente a la economía cubana, sino la libertad
para el pueblo cubano.
"Sin reformas significativas, el comercio con Cuba sólo
contribuirá a llenar los bolsillos de Fidel Castro y sus compinches",
dijo el presidente, quien además calificó a Castro de "tirano"
y "dictador".
El tono del discurso eliminó cualquier esperanza
de un acercamiento bilateral luego de la histórica visita del ex
presidente Jimmy Carter a La Habana, quien públicamente hizo críticas
por la falta de libertades políticas en la isla, pero también
pidió el fin de las sanciones económicas, en una posición
apoyada por numerosos legisladores.
En Miami, Bush repitió los anuncios que hizo más
temprano en Washington, expresó además su apoyo al referéndum
en busca de reformas políticas y económicas denominado Proyecto
Varela, iniciativa de la disidencia interna cubana que cuenta con diez
mil firmas de apoyo.
"Puede ser el preludio a un cambio real en la isla", consideró,
al tiempo que desde Madrid, la Unión Europea también saludaba
la iniciativa de la disidencia, deseando "que sirva para abrir un debate
que favorezca el proceso de transición pacífica hacia una
democracia plural."
Asistencia a disidentes
Para analistas estadunidenses, al reafirmar su línea
dura, pero también allanar el camino hacia medidas de asistencia
a disidentes y a ONG, Bush buscó balancear las encontradas demandas
del sector radical de la comunidad cubana con las de los sectores políticos
cada vez más amplios que critican el embargo por considerarlo poco
efectivo.
Los discursos de Bush en Washington y Miami se dieron
el día en que se cumplen cien años de que Estados Unidos
-que había tomado control de Cuba tras su victoria contra España
en la guerra de 1898- entregó a los cubanos la administación
de la isla bajo la llamada Enmienda Platt, que permitía a Washington
invervenir cuando lo considerara necesario. Esa enmienda fue abrogada en
1934, pero antes Washington se aseguró el arrendamiento a perpetuidad
de los terrenos donde mantiene la base naval de Guantánamo.
El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, reveló
que Bush había comentado previamente por teléfono sus anuncios
sobre Cuba con los presidentes de México, Chile y Brasil.
La dureza del mensaje, que Bush cerró en Miami
con vivas en español a una ¡Cuba libre!, fue acogida con satisfacción
por la comunidad anticastrista cubanoestadunidense." Si lo hubiéramos
escrito nosotros (el discurso) sería igual", se felicitó
Domingo Morera, uno de los directores de la poderosa Fundación Nacional
Cubano Americana.
Sin embargo, el líder moderado Eloy Gutiérrez
Menoyo lamentó que fuera "un acontecimiento propagandístico
inescrupuloso" para "complacer" a los integrantes del exilio radical, "de
los que se buscan votos y dinero". Una cena de recaudación de fondos
para el Partido Republicano puso fin a la visita de Bush a Miami, con la
presencia de Jeb Bush, quien aspira a su relección como gobernador
en los comicios de noviembre próximo. Unos 700 mil cubanos viven
en Miami, y se calcula que 80 por ciento del condado de Miami Dade apoya
a George W. Bush.
Por su lado, senadores demócratas estimaron que
el discurso del mandatario representó una "posibilidad desaprovechada"
de cambiar una política que "no funciona". La política es
"castigar a Cuba acotando las libertades (de viaje y comercio) de los ciudadanos
estadunidenses", afirmó Byron Dorgar.
En tanto, desde Londres, la organización humanitaria
Amnistía Internacional dio la bienvenida a la disminución
del número de presos políticos en Cuba durante el año
pasado, pero destacó el aumento preocupante en otras "violaciones"
a los derechos humanos, como "arrestros arbitrarios, amenazas, citaciones
y otras formas de acoso".