Nueva York. Un ex agente de la Policía Federal de México declaró que vio a su entonces jefe máximo platicando con Arturo Beltrán Leyva y La Barbie estacionados sobre la carretera Tepoztlán-Cuernavaca, hecho que divulgó a la entonces senadora Layda Sansores y, por otro lado, un ex agente de la DEA en México dijo que había “escuchado” de nexos entre narcotraficantes y Genaro García Luna, todo durante el séptimo día en el juicio del más alto funcionario público mexicano en Estados Unidos.

Francisco Cañedo Zavaleta contó su larga trayectoria poco notable y recta como policía federal entre 1993 y fines de 2022, pero con un momento sorprendente. Bajo interrogatorio de la fiscal Saritha Komatireddy, el policía federal narró que 19 de octubre de 2008 estaba en Cuautla en su día de descanso y salio de ahí en su auto para llegar a la carretera de Tepoztlán rumbo a Cuernavaca -en busca de tacos o un Don Pollo- cuando vio varias camionetas varadas. ¿Vio algo? le preguntó la fiscal. “Sí, vi al señor Garcia Luna” junto con Arturo Beltrán Leyva y Édgar La Barbie Váldez Villarreal, “estaban platicando”, respondió.

Agregó: “yo solo observé a uno, La Barbie, con una arma larga…. había otras personas pero yo nada más observé los rostros de ellos tres”. Bajó de velocidad para continuar observando y más adelante cuando vio por el retrovisor que una de las camionetas dio vuelta para seguirlo, aceleró. Avanzó hasta llegar a la entrada del fraccionamiento Los Limoneros, frenó, estacionó su auto al lado de la carretera y abrió el capote. Ahí se dio cuenta que no lo seguían, y vio pasar dos camionetas que dieron vuelta para entrar a la Avenida Los Naranjos.

En una de las camionetas vio a Beltrán Leyva en el asiento del copiloto, y en el asiento atrás de él a La Barbie. En el otro vehículo manejaba García Luna.

Acto seguido, regresa a la Ciudad de México y se lo cuenta a su colega Óscar Granados. Preguntado si informó a las autoridades, el testigo respondió a la fiscal que acudió al Congreso de la Unión el 7 de noviembre de 2008 donde le cuenta el episodio a la entonces senadora Layda Sansores. Elabora un documento con todos los detalles “que redacté en su propia computadora”, y Sansores le sugiere difundirlo de manera anónima y llama a un reportero de la revista Proceso a quien le entregan el documento dirigido al Congreso de la Unión.

Poco después contó de que hubo represalias: fue acusado de participar en el crimen organizado y narcotráfico entre un total de seis delitos graves y fue detenido y arraigado por 180 días en Puente Grande, pero salió absuelto y se retiró de la policía apenas en noviembre pasado.

Antes de llegar a este relato, la fiscal guío al testigo para que ofreciera su biografía personal ante el jurado y su ex jefe máximo sentado en la mesa de la defensa, empezando como policía judicial federal en la sección antinarcóticos erradicando siembras de mariguana y amapola en varias partes del país. Fue integrado al AFI a partir de 2006 donde entre otras cosas fue asignado como guardia en el edificio de Constituyentes de esa agencia, y ahí fue que en una ocasión iba saliendo del edificio García Luna con dos secretarias quien al pasar lo saludó con un “buenas tardes” y que se quedaron viendo. ¿Por qué? se le preguntó y respondió que “por lo parecido que estábamos”; después de eso muchos le empezaron a decir “Genarito”.